Monday, July 20, 2009

TERRORISTA ROSZA FLORES TENIA EN LA MIRA AL PRESIDENTE EVO MORALES, ADEMAS PLANEABA MATAR A 25 MIL BOLIVIANOS

El periodista español Julio César Alonso afirmó que el mercenario Eduardo Rózsa pensaba matar a 25 mil personas en la primera semana con el objetivo de generar una intervención internacional, siguiendo el modelo de Croacia y Kosovo. Rózsa pensaba ejecutar una limpieza étnica en Bolivia porque odiaba a los indios, negros, comunistas, país al que se refería como “cuna de indios analfabetos” “nación de bobos” y “cubo de basura”.
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El terrorista y mercenario húngaro-croata Eduardo Rosza Flores no vino a Bolivia a hacer turismo sino a desencadenar una guerra civil porque tenía al presidente Evo Morales en su cabeza cual si fuera un demonio, dijo el domingo el periodista español Julio César Alonso.
En una entrevista en el programa "El Pueblo es noticia" de Radio Patria Nueva, Alonso señaló: "Él (Rosza Flores) tenía un demonio en la cabeza que se llamaba Evo y lo que le interesaba era ser el rey y el nuevo Napoléon".
Manifestó que el problema era que Rosza Flores "era un enfermo mental con ansias de grandeza y poco le importaba su país".
Para Alonso, Rosza no quería de ningún modo Bolivia, el país donde había nacido, se refería con términos muy duros a los bolivianos, además de que se rodeó de húngaros racistas que sojuzgaban a su propio pueblo".Presentó grabaciones sobre la posición dictatorial que asumía Rosza Flores al frente de mercenarios que se desplazaban a lo largo de varios países para originar la violencia a través de guerras civiles con la ejecución de autoridades o ciudadanos con el fin de provocar inquinas irreconciliables que hagan inevitable el estallido de una violencia desenfrenada.
Alonso dijo que este tipo de mercenarios alquilan sus servicios a grupos o personas con diversos intereses, ya sean de religión, económicos y políticos, y se trasladan con todo su arsenal y milicias para "trabajar en esos países conformando grupos de choque que son utilizados como carne de cañón".
Explicó que "carne de cañón" es usar a jóvenes para colocarlos en la primera fila del combate para que sean los primeros en caer en la confrontación" y así acentuar la violencia.
Dijo que mercenarios francotiradores experimentados se daban a la tarea de matar a los propios jóvenes que entrenaban con tiros en la espalda o la nuca antes que a los integrantes de grupo contrario para generar en sus familias odios para ingresar a la lucha.
Expresó que la experiencia que recogió en la cobertura de varias guerras civiles le mostró que estos mercenarios lo que buscan es herir o matar a personas de los grupos para acentuar los odios.
Este corresponsal de guerra percibió que a Rozsa"le interesaba que Bolivia se desintegre" y que probablemente su misión era iniciar acciones que provoquen un resquebrajamiento del país", como denunció la investigación de una comisión parlamentaria.
Agregó que, por otra parte, Bolivia tiene una ubicación geográfica excepcional, al centro de Sudamérica; desde acá se puede irradiar fácilmente a toda la región una serie de iniciativas y modelos de gobierno como "efecto campana".
Con relación al interés por dividir Bolivia por parte del grupo mercenario-terrorista anotó que al parecer se buscaba crear una Bolivia pobre y otra rica y, peor aún una "familia blanca contraria a los grupos de pobladores indígenas o mestizos".
Alonso señaló que el racismo mostrado por Rosza en todas sus alocuciones es una prueba irrefutable que muestra que su convencimiento de que "en el mundo existían grupos que deben ser erradicados mediante una guerras étnicas".
"Lo que buscaban en Bolivia era acabar con una población civil para empezar con una sociedad blanca con grupos de poder que buscaban sus propios intereses", dijo.
Con relación a la misión que Rosza Flores podría cumplir en Bolivia, expresó que, al igual que en otras naciones, especialmente en Croacia y los Balcanes, iba a conformar grupos milicianos integrados por jóvenes que eran los que iban a gestar una guerra civil tras recibir entrenamiento en el manejo de armas y en la ejecución de actos terroristas.
Sin embargo señaló que esos "jóvenes cruceños no iban a morir con una bala en el pecho sino con un tiro en la espalda porque la estrategia era generar en sus familias acciones de venganza por sus muertes, eso es lo que hizo en Croacia".
Aseveró que otra de las demostraciones de esas intenciones es el atentado cometido en las puertas de la residencia del cardenal Julio Terrazas en Santa Cruz con la explosión de una bomba de baja potencia porque tenían conocimiento de que el prelado no se encontraba en el lugar.
"Lo que querían los mercenarios con ese operativo era sembrar malestar para que las autoridades de la Iglesia Católica hagan conocer sus reclamos al Gobierno y así restarle base de apoyos en la población civil", afirmó.
Sobre los asesinatos selectivos subrayó que esa es una de las estrategias de los terroristas para matar a personalidades en disputa de uno y otro lado para generar desconfianzas y odios entre ellos. "Así lo hizo en Bosnia, Kosovo y Croacia", puntualizó.
"Rosza no hubiese dudado en matar ni a su madre", pero la estrategia que utilizaba era generar malestar en los sectores confrontados para instigarlos al enfrentamiento en venganza por los que caigan asesinados.
Subrayó que, como sucedió en los lugares en los que operó la banda terrorista de Rosza, no se descarta que iban a colocar bombas en supermercados y en centros donde concentra gran cantidad de gente para sembrar de muertos y heridos.
"Rosza tenía todo registrado de las operaciones terroristas y de mercenarios que comandó en diversos países, por lo que se conoce que era un hombre muy desconfiado e imprevisible para sus acciones", afirmó.Mencionó el caso de un periodista que seguía la cobertura de guerras que fue muerto con un reporte forense de que fue por el disparo de armas de fuego, cuando en realidad su fallecimiento fue por estrangulamiento."En estas confrontaciones es raro el caso en el que uno de los combatientes muere por estrangulamiento, generalmente sucede por efecto de ataques de armas blancas o de fuego", dijo.
Subrayó que antes de ir a un país a trabajar con su banda de mercenarios, Rosza se informaba bien entre sus contratantes sobre los puntos más sensibles para generar ataques que provoquen confrontaciones internas.Con respecto a las acciones policiales que desarticularon ese movimiento mercenario el pasado 16 de abril en el hotel Las Américas de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en las que murieron Rosza y dos mercenarios y fueron detenidos otros dos, el periodista español afirmó que el beneficio de esas operaciones es que se ha evitado el asesinato de por lo menos 25.000 muertos en una guerra civil, cuya creación era la especialidad de ese comando terrorista.
"En Bolivia podía haber sucedido lo mismo que en Kosovo porque los instigadores de la guerra civil eran especialistas en promover que los pueblos se destruyan entre sí", dijo.
Agregó que en la vida no hay casualidades, todo sucede como tiene que suceder en base a los antecedentes de la forma de actuar de las personas y de esta clase de asociaciones delictivas. "El grupo de Rosza ha mostrado en todos los lados donde actuó la misma estrategia, no tenía por qué cambiar en Bolivia" señaló.
"He visto unas imágenes del departamento de Pando y la estructura de defensa en esa región y las he comparado con lo sucedido en la ciudad de Kosovo donde, al igual que en Porvenir, se procedió a bloquear la carretera y se construyeron unas zanjas profundas para evitar que crucen los soldados y sus tanques al otro lado de la vera", anotó.
"Las fotografías que vi sobre los hechos de Pando era que en algunos lugares estratégicos estaban instalados equipos de francotiradores, como sucedió en Serbia cuando Rosza dirigía un grupo terrorista en la zona", afirmó.
Subrayó que, más allá de esas consideraciones, estos mercenarios vinieron a Bolivia muy bien pagados porque operaban a cambio de jugosas comisiones, aunque dijo desconocer qué grupos desembolsaban el dinero.
"Rosza era un hombre desequilibrado con un gran ego personal que, además, estaba acostumbrado a recibir mucho dinero por su sucio trabajo", dijo el periodista español.
Alonso anotó que no hay que pensar que Rosza vino a Bolivia solamente con cuatro acompañantes, sino que por detrás de ese grupo de dirección había cientos que habría que preocuparse por averiguar dónde están."Los que cayeron en la confrontación con la Policía era solamente su equipo cercano, seguramente había otras células en otros lados", advirtió.
Recomendó al Gobierno boliviano realizar gestiones ante Hungría, Croacia y otros países para averiguar en sus organismos de inteligencia antecedentes sobre los hombres que formaban parte del grupo de Rosza y conocer dónde se encuentran y sus actividades.
Es importante conocer cómo se organizan estas células terroristas, cómo y dónde son reclutados y la forma cómo salen de sus países de origen y los países intermedios que utilizan, como España, señaló el corresponsal de guerra.
"Estos mercenario salen en grupos pequeños y utilizan diversas rutas para llegar a los países donde tienen contratos", afirmó.
"Creo que en Bolivia hubo una especie de milagro porque la desarticulación de este grupo evitó una barbarie y el derramamiento de mucha sangre", finalizó este periodista que ha cubierto muchos conflictos bélicos.En opinión de Alonso, Rosza "era un psicópata y ególatra que me recuerda al italiano Musolinni, era un mercenario sin escrúpulos que mataba por dinero y placer".
"Se disfrazaba del personaje que le interesaba, era cristiano, del Opus Dei, musulmán, nazi o abrazaba cualquier otra religión, siempre que le pagaran bien", agregó.
Rozsa preparaba una película denominada "La guerra sucia" para mostrar cómo se articula un conflicto. Al parecer su presencia en Bolivia le iba a servir para las filmaciones".
"Iba a grabar imágenes de guerra real con muertos reales, porque una película con una guerra cruenta es mucho mejor. Las víctimas no iban a ser sólo policías, sino la gente de la calle", dijo.
Reveló que Rosza dejó dos cassetes grabados sobre su historia en Bolivia a un periodista húngaro que tiene relatos en español que solamente será dada a conocer en octubre con la relación de quienes lo fueron a contratar a Europa para que venga a sembrar conflictos en Bolivia.
Alonso vino a Bolivia no solamente para dictar un seminario sobre periodismo de investigación en situaciones de conflicto, sino a investigar las ramificaciones del clan Rosza y en lo posible entrevistar a los dos cómplices del terrorista que están presos en la cárcel de La Paz, en especial al ex militar boliviano, Mario Tadic, de quien guarda malos recuerdos.
Recordó que Rosza mató a uno de sus amigos que era corresponsal de guerra porque descubrió sus acciones delictivas y su doble moral.





EL TERRORISTA EDUARDO RÓZSA: PLANIFICABA LA MUERTE DE 25 MIL BOLIVIANOS PARA FORZAR MEDIACIÓN DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

El periodista español Julio César Alonso, quien investigó al mercenario boliviano Eduardo Rózsa, sostiene que la guerra civil que planificaba éste debía ocasionar la muerte de 25 mil personas para forzar la intervención de la comunidad internacional. Esta la segunda parte del relato que ayer ofreció Cambio en forma primicial:
“Cientos de bosnios vieron cómo Rózsa y sus hombres asesinaban, robaban y quemaban en los barrios musulmanes.Tras la paz en Croacia y Bosnia, y siempre bajo la coordinación del coronel Gyla, Rózsa viaja con un grupo nuevo hasta Angola para apoyar a la UNITA de Jonás Savimbi, donde desempeña el papel de enlace con la prensa internacional mientras su grupo se dedica al sabotaje en Cabinda. La UNITA es derrotada, Savimbi muere y Rózsa huye a Hungría con sus mercenarios.
Reaparece en Kosovo, ya convertido al Islam y trabajando para una sospechosa ONG musulmana financiada en parte por USAID. Pese a estar ubicado en Macedonia, su afán de protagonismo le hace aparecer en la frontera de Morina. Allí comenta a periodistas croatas que va a “agitar a los albaneses que por cobardía no pelean”.
Korenica es uno de sus objetivos, donde asesina a cinco policías serbios desarmados. Más tarde sus hombres atacan tanto a kosovares como a serbios en Subogrlo, pero encuentra resistencia y debe retirarse. Ahí pierde, para evitar su identificación, a dos hombres a los que pese a estar heridos Rózsa les hace explotar con granadas de mano. Sus tumbas permanecen olvidadas en la carretera de entrada al pueblo. Los vecinos identifican a Rosza y a Thomas Claim, un mercenario australiano.
Posteriormente, Sudán recibe el ofrecimiento de Rózsa, quien, con un nuevo grupo se postula para trabajar en Darfur, donde propone al Gobierno sudanés hostigar a las ONG y limpiar la etnia Fur en la zona de Mukjar. Las últimas noticias que tuvimos de él fueron a través de su blog, pero nadie conocía su paradero. Tan sólo un proyecto nos daba pistas de sus planes: si Chico fue su primera parte de autobiografía, el nuevo proyecto llamado La Guerra Sucia (The Filthy War) le consagraría en el mundo del celuloide.En Hungría consulta con varios técnicos de cine una idea macabra: rodar (grabar) una película real de cómo se puede provocar una guerra. Las imágenes serían reales y los muertos y torturados también. Pero nadie sabía dónde habría de realizarse.
Regresando de la República Democrática del Congo, la noticia de su muerte nos llegó por Internet. Bolivia era el país elegido para su, literalmente, último trabajo. Allí pensaba organizar su guerra, la guerra que al menos duraría los meses suficientes para finalizar su película, sus masacres, sus torturas y su nuevo reino, “limpio de indios, negros, comunistas y demás desperdicios…”.
Sin embargo, no alcanzábamos a comprender los titulares de la prensa boliviana. Parecía que nadie quería creer que esos cinco hombres, dos mayores y tres jóvenes, pudieran ser mercenarios.
Pero nadie buscó documentación sobre los soldados de fortuna. Nadie pensó que la mejor edad de un soldado está entre los 19 y 30 años. Que la presencia de esos cinco dibujaba perfectamente parte de la estructura de una célula mercenaria. Nadie miró hacia atrás y comparó el grupo con el inicio de Rózsa Flores en Croacia, ni la coincidencia del trabajo que realizarían a modo de copia del efectuado en otros países.Rózsa Flores pensaba calcar su particular “Guerra Sucia” en Bolivia, país al que siempre despreció en las conversaciones privadas y al que se refería, entre otras lindezas, como “cuna de indios analfabetos”, “nación de bobos” o “cubo de basura”,.
Sí, ya sé, en sus entrevistas nunca lo dijo, era un maestro en cultivar su imagen. Pero tal vez dentro de unos meses sepamos algo más.
Dos amigos de Rózsa, uno en Budapest y otro en Beli Monaster (Croacia), recibieron en el mes de marzo un video de Rózsa en el que, según sus receptores, el mercenario se sentía traicionado por los que le habían contratado. Decidió grabarlo para que, en caso de que lo eliminasen, se supiese cómo y quién había contratado sus servicios para organizar algo desconocido en Bolivia: una guerra civil en la que militares, policías e indígenas se convertirían en víctimas protagonistas de su última película.
Será en septiembre u octubre cuando este documento salga a la luz. Entonces sabremos la verdad de Rózsa Flores, un experto mercenario que formaba grupos mixtos de veteranos y jóvenes para orgías de sangre. Hoy Colton Perry en EEUU podría aportar más datos sobre el finado; el norteamericano fue herido en una pierna y en la espalda mientras cubría la retirada del PIV en Zupanja. Muchos apuntan a la pistola UZI de Rózsa Flores como la autora de esos disparos.
Los mercenarios llegaron a Bolivia. Estaban preparando no una defensa, sino una guerra que debía durar, para ser rentable económica y políticamente, más de un mes. El cálculo de muertos para este fin era, en la primera semana, de 25.000. Con este planteamiento sólo una intervención internacional, siguiendo el modelo de Croacia y Kosovo, la detendría.
Llegarían voluntarios argentinos, algunos de ellos ya veteranos “voluntarios” de las guerras balcánicas. También se esperaban paraguayos, colombianos y algunos elementos uruguayos. ¿O todavía se esperan?Rózsa Flores ha muerto, pero su gente no. ¿Siguen en Bolivia? ¿Volverán? No me alegro de la muerte aunque sea natural, pero al menos a mí me evita volver a grabar niños reventados, mujeres agarrándose sus vientres y sangre, mucha sangre que, sea de quien sea, es roja y al contacto de la pólvora tiene olor a fritanga”. (www.cambio.bo)




LOS MERCENARIOS TENÍAN EN SU MIRA A MILITARES Y NIÑOS

Eduardo Rózsa era un mercenario a carta cabal. Las primeras víctimas de la guerra civil separatista que planificaba eran militares en un ataque a los arsenales. Después venían los policías, con el objetivo de atemorizarlos, y luego los niños, las mujeres y los hombres que caminan en las calles que debían ejecutados por expertos francotiradores.
El periodista español Julio César Alonso, que investigó al mercenario boliviano-húngaro, deduce que éste utilizaba las mismas estrategias que se emplearon en la Guerra de los Balcanes, por lo que intentaría que la población dirija su mirada a grupos indígenas como los autores de las muertes.
“Una bomba en un supermercado, imaginaos, los vecinos, la gente con sus bolsas de compras, y que a lo mejor estallan 20 kilos de C-4, eso provocaría más de 100 muertos mutilados, heridos y mucha sangre”, describe el periodista extranjero.
“A salida de un colegio, de un instituto... Además no distingamos clases sociales, el mercenario usa el terrorismo, y el terrorismo no hay que mirar. Voy a matar a los verdes o azules, hay que matar a todo el mundo para generar guerra”, indica
La estructura del grupo criminal estaba conformada por especialistas en explosivos, francotiradores y asesinos. A la cabeza se encontraba el estado mayor conformado por Rózsa. En la segunda línea estaban los voluntarios locales que iban como carne de cañón, muchos de los cuales debían morir con un tiro en la espalda. En la tercera línea estaba mercenarios rusos, húngaros, croatas, argentinos, colombianos, uruguayos y paraguayos que debían enfrentarse al ejército boliviano.
El periodista español informa que el grupo de mercenarios reunidos por Rózsa son profesionales, que matan por dinero, que no tienen compasión de nada ni de nadie, expertos en fabricar guerras en todas partes del mundo con financiamiento de extremistas derechistas.
Los cálculos del mercenario son escalofriantes. Pensaba matar a 25 mil personas en la primera semana con el objetivo de generar una intervención internacional, siguiendo el modelo de Croacia y Kosovo.Rózsa pensaba ejecutar una limpieza étnica en Bolivia porque odiaba a los indios, negros, comunistas, país al que se refería como “cuna de indios analfabetos” “nación de bobos” y “cubo de basura”.
Los mercenarios extranjeros eran portadores de una ideología de extrema derecha, que forman parte de una raza pura. Y Rózsa, que era una persona egocéntrica, pensaba rodar una película real de cómo fabricar una guerra.
Las condiciones para forzar una guerra civil tenían ingredientes favorables para los mercenarios porque el mismo equipo diplomático de la Embajada de los EEUU que estaba en Kosovo cuando hubo el conflicto se encontraba en Bolivia, aunque pudo deberse a una casualidad.
Alonso sostiene que Rózsa se encontraba en la fase previa para desatar la guerra civil, pero fue muerto por la Policía boliviana junto a otros sicarios en el hotel Las Américas de la ciudad de Santa cruz.
Coincidencia con Pando
La abogada defensora de las víctimas de la masacre de Pando, Mary Carrasco, aseguró ayer que los datos revelados por el periodista español Julio César Alonso, de acuerdo con sus investigaciones, coinciden con algunas acciones en la masacre de Pando, como la presencia de francotiradores.“El objetivo es el mismo. El objetivo en Santa Cruz y en Pando fue exactamente el mismo: atemorizar a la gente, desmoronar el Estado constitucional, el que se acepten por medio de la violencia las propuestas que ellos habían emitido desde el momento en el que han formulado sus proyectos de autonomía sin el respaldo constitucional y arremetiendo con tra todos”, manifestó.
Además, la jurista informó que se hará una valoración de los aportes del periodista español que investigó la vida del mercenario boliviano Eduardo Rózsa.
“El tema jurídico no es periodístico, una cosa es la visión periodística y otra la jurídica, entonces hay que investigar y esperamos obtener resultados que ayuden en la investigación, pero estamos tomando en consideración sus declaraciones”, dijo.
Para Carrasco, los hechos que han ocurrido en Pando presentan algunas características similares con las registradas en Kosovo.
“Claro que hubo francotiradores, porque existen tiros muy certeros en la cabeza de las personas”, concluyó la jurista.
Soza respalda hipótesis
El fiscal que investiga el caso de de terrorismo, Marcelo Soza, aseguró que las declaraciones del periodista español Julio César Alonso coinciden con las investigaciones realizadas por la Fiscalía.
“Teníamos ese dato, evidentemente todo lo que dice Alonso es cierto, porque era un criminal de guerra, pero no había el respaldo suficiente para poder salir a la opinión pública y decir todo lo que era ese grupo”, manifestó. El representante del Ministerio Público dijo que indagan si hubo más muertos que no fueron reportados en la masacre del municipio de Porvenir, Pando, “porque era un criminal, un criminal de guerra del cual se podía esperar que no se limitaría por el número de muertos”.
La autoridad judicial señala que las intenciones de los mercenario apuntaban al separatismo en Bolivia. “Esos tipos vinieron a eso, a separar Bolivia, a crear pánico y conflicto entre sus habitantes para poder materializar su objetivo”.
Soza puntualizó que una muestra fue el atentado a la casa del cardenal Julio Terrazas en Santa Cruz. “Así quiso crear más pugna entre occidente y oriente, para que se levanten utilizando como pantalla que el Gobierno no estaba con la Iglesia Católica”.
Las investigaciones destaparon una serie de conexiones entre terroristas y algunos líderes cruceños que habrían aportado para la llegada de los mercenarios.
Rada: Alonso aporta dos elementos
El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, señaló que las declaraciones del periodista español aportan dos nuevos elementos a la investigación en el caso de terrorismo, pero deben ser contrastadas y comprobadas por el Ministerio Público.
“El primer elemento (es) la dimensión internacional de la estructura de un terrorismo, separatismo y de mercenarios que fue contratada desde Santa Cruz para operar en Bolivia. Un segundo (elemento) es la posible actuación, hasta que sea ratificado, de la estructura terrorista en otros lugares del país”, explicó la autoridad.El Ministro afirmó que los datos presentados por el periodista español deben ser incorporados al conjunto de la investigación y que los fiscales que están a cargo de la investigación deben continuar su tarea pese a todos los esfuerzos que –según la autoridad– se están haciendo por impedir que esta investigación continúe.“Cada vez surgen más elementos y el último han sido las investigaciones de Alonso, las cuales deberán ser tomadas en cuenta. Seguramente la Fiscalía está considerando convocar al periodista para que toda la información que él tiene pueda servir en la investigación del Ministerio Público”, señaló la autoridad.Para el ministerio de Gobierno, que es parte querellante en el caso de terrorismo y separatismo, las preguntas fundamentales que debe responder la investigación son quiénes financiaron la estructura de violencia armada separatista y terrorista que estaba liderada por Rosza, “pues estuvo en juego mucho dinero para contratar este tipo de personas”, señaló la autoridad gubernamental a Cambio. (www.cambio.bo)

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