Monday, July 09, 2007






Ana Delicado Palacios

UNA NACIONALIZACIÓN EN VILO

La República de España (www.larepublica.es)

De todas las medidas que decidió emprender Evo Morales al llegar a la presidencia, la más cuestionada y la que más atención mediática recibió fue la nacionalización de hidrocarburos de Bolivia. Un año después, los nuevos contratos que el Gobierno ha firmado con las transnacionales petroleras han dejado en evidencia que ni la toma de la propiedad de los recursos ha sido tan radical, ni el perjuicio a las multinacionales tan contundente.
El revuelo que suscitó la victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia vino a convertirse en un júbilo exaltado de los movimientos de izquierda cuando éste anunció la nacionalización de los hidrocarburos. Sectores más comedidos, sin embargo, volvieron sus ojos con recelo y suspicacia a un país que parecía adentrarse con un entusiasmo inusitado en la senda que Hugo Chávez había abierto para desasosiego de gran parte de la comunidad internacional.
Semejante noticia fue entendida como un varapalo para las multinacionales allí afincadas, dado que el Estado se preparaba para recuperar “la propiedad, la posesión y el control total y absoluto” de los recursos hidrocarburíferos del país, como así quedó establecido en el Decreto de Nacionalización 28701 de mayo de 2006. Muchos gobiernos, preocupados por lo que consideraban una usurpación de los intereses de las transnacionales, se ayudaron de los medios de comunicación y estos de ellos para aunar voces contra lo que parecía una medida disparatada de un populismo aún más irracional.
Fue cuestión de tiempo que el estado de nerviosismo fuera de a poco derivando en una acritud tranquila a la hora de hablar sobre el presidente y sus presuntos desmanes, de tal modo que las compañías petroleras, para muchos víctimas del proceso de nacionalización, acabaron firmando los nuevos contratos. Pocos se preguntaron en qué condiciones se firmaron los convenios y qué establecía en realidad el Decreto de Nacionalización por el que la propiedad de los recursos pasaban a manos de la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
El motivo esencial por el que las empresas petroleras han accedido a firmar los acuerdos desvela que siguen teniendo a su disposición áreas exclusivas de operación, así como derechos de exploración por un plazo de 30 años. Las condiciones vienen definidas por dos tipos de cláusulas. Unas se enmarcan en los Contratos de Servicios, por las que YPFB no asume los costos de las multinacionales en terrenos de exploración a no ser que en estos haya una explotación comercial de los hidrocarburos. En ese caso, los derechos de las multinacionales quedan reconocidos en un contrato de cooperación. Según Pablo Poveda, investigador experto en hidrocarburos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), con los contratos de operación lo que hace el Estado es asumir “todos los riesgos de inversión, facilitando el negocio a las petroleras”.
¿Qué se consigue con estos contratos? De entrada, se desalienta a las empresas petroleras a realizar exploraciones en áreas en donde no se ha descubierto la producción, ya que resulta mucho más práctico explotar zonas en donde la existencia de reservas es segura. “Para futuras nuevas inversiones, los contratos de operación presentados son totalmente desventajosos para las empresas, por lo que se espera que no existan mayores inversiones en exploración si no se cambian las actuales condiciones”, precisaba Poveda. Un contrato de servicios, además, es susceptible de transformarse en uno de operación, pero éste no se responsabiliza de los gastos de exploración previos a la firma del nuevo acuerdo. Así se entiende que en abril de este año el Congreso aprobara por fin los 44 Contratos, todos de operación, que Evo Morales había suscrito en octubre del año pasado con 12 petroleras.
Estos últimos convenios han sido objeto de sospecha desde que en los anexos de los documentos firmados se transforman en contratos de producción compartida. Pablo Poveda los explicaba así: “Los contratos firmados son contratos de operación, pero incluyen modalidades de riesgo que están en los contratos de producción compartida (amortización de inversiones por exploración), y de asociación (reembolso de inversiones por explotación)”. Las multinacionales, en virtud de un cúmulo de costes recuperables no pagados con anterioridad, pasan a tener parte de la propiedad del gas y del petróleo como retribución a sus inversiones.
Costes recuperables
Lo que sin duda merece especial atención son, precisamente, estos costes recuperables, que algunos expertos han criticado de indulgentes hasta el paroxismo. Los nuevos contratos hacen al Estado receptor del 50% de los ingresos percibidos por la producción de los hidrocarburos, divididos en un 18% en concepto de regalías y participaciones y un 32% de Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), como así le corresponde por ser dueño de los recursos naturales. Del otro 50%, que como precisaba Poveda “corresponde a costos y a las utilidades y participación para YPFB”, se restan los costes recuperables, de modo que cuanto mayores sean las inversiones y los volúmenes de producción de las petroleras, menos será el beneficio que perciba YPFB.
Conscientes de ello, no es extraño que las multinacionales estiren al máximo esos costes, que bajo los contratos de operación cubren, para sorpresa de muchos, los 25.000 dólares de salario mensual que cobran los directivos de Repsol YPF Bolivia, por ejemplo, o los viajes y transportes de los funcionarios que trabajan para las transnacionales. Puestos a costear gastos, se incluyen hasta los de la publicidad que difunden las empresas petroleras en los medios de comunicación, muy convenientemente adjudicados al apartado de Costos de Administración y Servicios que contemplan los costes recuperables. Las multinacionales, además, se desprenden de impuestos que de otro modo deberían contraer de acuerdo con la Ley 843, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), a las Transacciones (IT) y a las Remesas al Exterior.
Todas las inversiones, costos de operación y rentabilidad las empresas serán “acordados de buena fe” de acuerdo con las declaraciones de las petroleras, y sólo después, el Ministerio de Hidrocarburos y Energías se limitará a revisar las cuentas presentadas por las multinacionales. Así puede ocurrir que los costos sean más elevados de lo esperado, como ha sucedido en el campo de Margarita, en la provincia de Tarija, en donde que Repsol YPF ha invertido tales sumas de dinero que los ingresos de YPFB se reducirán a cero hasta el año 2014, año en el que la multinacional se habrá recuperado de sus anteriores inversiones.
El mismo Decreto de Nacionalización contempla la labor de auditorías oficiales que examinen la relación de costes y amortizaciones que declaran las compañías. Según los resultados preliminares, las auditorías han contradecido la versión de las empresas, que han declarado costos por valor de 3.500 millones de dólares mientras los resultados de las auditorías no preveían montos superiores a los 800 millones. Por ahora, las compañías han conseguido que se den por válidas las inversiones y amortizaciones que han argumentado, dado que los nuevos contratos se asientan en sus declaraciones y no en los resultados de las auditorías. De este modo, han quedado en un limbo jurídico los resultados de más de 50 auditorías que evidenciaban la no exploración y perforación de pozos de campos, que de haberse tenido en cuenta, habrían devuelto a YPFB el control de los hidrocarburos. El cónsul de Bolivia en Madrid, René Behoteguy, así lo consideraba: “La idea es no enfrentarse [a las compañías], pero sí hacer respetar que lo que no hayan cumplido, se pueda resarcir al Estado pero de una manera razonable y consensuando con ellas la forma en que se va a hacer”.
Mientras tribunales ordinarios del país han emprendido juicios contra las multinacionales, no se han tomado medidas en contra de Andina (filial de Rapsol) y Petrobras, por ejemplo, después de que una auditoría oficial descubriera estafas por valor de 171 millones de dólares al incurrir ambas en evasión impositiva y contrabando. René Behoteguy explicaba por qué: “Se va a sancionar de alguna manera a las petroleras, pero va a ser una sanción que esté negociada con ellas, y se pueda ver como pueden resarcir lo que no hayan cumplido al Estado” precisaba. “Lo que el Estado boliviano no va a hace,r porque no le conviene en este momento, es rescindir los contratos. Al menos con Repsol y Petrobrás, que son nuestros socios más grandes no podemos darnos el lujo de rescindir los contratos porque pararía el negocio que es muy importante ahorita para el Estadoboliviano dada la paítica social del presidente”, añadió.
Prioridades
Esbozados los puntos principales de los nuevos contratos, la atención vuelve a situarse sobre las preferencias de las multinacionales, que hasta ahora han antepuesto la demanda externa de petróleo y de gas frente al abastecimiento de la interna por un simple cálculo de números. Ellas mismas han reconocido que si suministraran petróleo y gas al pueblo boliviano, que tiene los precios regulados, sólo obtendrían 90 céntimos de dólar por millón de BTU de gas natural (Unidad Térmica Británica), mientras que la la exportación a Brasil podía garantizar el ingreso de 4.30 ó 5 dólares por la misma cantidad. Ello permitió acuerdos de venta de gas con países vecinos con los que se aseguraban mercados de exportación, un motivo más para renunciar a la búsqueda de nuevas áreas de exploración y volcarse en la rentabilidad de la explotación de las reservas localizadas.
Otra de las grandes ventajas con las que cuentan las multinacionales es que no hay ningún impedimento desde los nuevos contratos desde el que no puedan considerar como suyas las reservas de gas y petróleo ante los mercados financieros internacionales, lo que de nuevo hace cuestionar la verdadera titularidad de los recursos hidrocarburíferos, evaluados en torno a los 200.000 millones de dólares. Ni siquiera el ex ministro de Hidrocarburos y Energía, Andrés Soliz Rada, pudo conseguir que un Congreso dominado por el Movimiento al Socialismo de Evo Morales prohibiera de forma explícita este tipo de licencias que se adjudicaban las compañías.
Bolivia, por otra parte, ha consolidado la exportación de sus recursos con precios muy por debajo de la media internacional sin reparar en programas de industrialización que consolidaran el protagonismo de YPFB como empresa estatal, aunque por ahora “no está capacitada para sustituir a las petroleras, ni la política está delineada para lograr estos efectos”, de acuerdo con Poveda. Las muy distintas salidas que puede tener la transformación de los hidrocarburos en bienes manufacturados (petroquímica, termoelectricidad, diesel, gas licuado, metanol, etanol, urea, amoniaco) explican por qué los ingresos de este tipo son de 3 a 10 veces superior a la simple venta de la materia prima.
El Gobierno, de hecho, es consciente de la importancia de la industrialización y de las condiciones de las que parten. “La derecha en Bolivia, los gobiernos neoliberales, han destruido YPFB, la han desmontado completamente, lo cual nos lleva a que si nosotros iniciáramos un proceso de expropiar, retirar a las empresas y querer que YPFB asuma solo el sector de hidrocarburos -toda la cadena de exploración, explotación, refinamiento, todo- solo, no lo podría hacer, y lo pagaría el sector. Se nos pararía el sector”, señalaba René Behoteguy.
Precisamente por eso, la nacionalización de Bolivia no puede ser comparada con la de Venezuela: “Venezuela tiene otras condiciones estructurales. Tiene un PDVSA [Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima] muy fuerte con capacidad de llevar adelante sola cierto tipo de inversiones que nosotros no podemos”, indicaba Behoteguy. “Por eso el proceso de nacionalización va a empezar recuperando el control sobre lo que pasa con el gas boliviano, mejorando los ingresos del Estado, hacerlos más justos, más dignos, y hacia futuros procesos de mayor control sobre el sector, como el caso de compra de refinerías que se ha hecho con Petrobrás”.
Lo que no pudo ser
Al principio, las nacionalizaciones que emprendía el Gobierno no fueron cuestionadas del mismo modo. En virtud del Decreto de Nacionalización del 1º de mayo de 2006 se establecía un periodo de transición, por el que las retribuciones al Estado alcanzaban el 82% de los ingresos totales de la comercialización del gas, y que finalizaba con la firma de los nuevos contratos. Durante los seis meses que el Decreto daba de plazo para la firma de los nuevos acuerdos, se garantizaba una participación adicional para YPFB del 32%, de modo que antes, por ejemplo, la multinacional Petrobras acababa con sólo el 5% de los beneficios totales una vez descontados de su parte los impuestos de la Ley 843 que debía desembolsar.
Pero con los nuevos contratos, “el cobro adicional de 32% (...) para YPFB, con la migración de contratos, se redujo a 2%, por lo que el ingreso para el Estado sólo será un poco más de 50% y no de 82% como manifiesta el presidente en los discursos”, señalaba Pablo Poveda. Los impuestos del IVA, a las Transacciones y a las remesas, además, pasan a ser asunto del dueño de la titularidad de los recursos, es decir, del Estado. Y para lo que muchos ha sido lo más grave: no se sanciona el desacato a la Ley 3058, firmada durante el Gobierno provisional de Carlos Mesa el 17 de mayo de 2005, por la que se otorgaba a las compañías un plazo de seis meses para que abandonaran los contratos de riesgo compartido, vigentes hasta entonces, que hacían a las transnacionales propietarias de los hidrocarburos producidos desde la boca de pozo.
No sólo no lo hicieron, sino que la respuesta del Gobierno fue el Decreto de Nacionalización enmarcado en la Ley 3058, en el que no sólo no se castigaba la ilegalidad a la que habían incurrido las compañías desde hacía medio año (noviembre de 2005) sino que se les concedió 180 días más para firmar los nuevos contratos. Su ratificación ha dejado en evidencia tanto al Gobierno como al Congreso y al Senado de Bolivia, que al admitir los nuevos daban por válidos los anteriores y así renunciaban a encausar a las petroleras por los delitos cometidos.
Cuestiones a favor
A pesar de lo anterior, no se puede olvidar que mientras la Ley de Hidrocarburos 3058 recupera la tributación del Estado en un 50%, el posterior Decreto de Nacionalización avanza en el derecho propietario del Estado, puesto que no se limita a reconocer la propiedad de los recursos sólo en boca de pozo, sino en todo su conjunto. Se reconcilia así con la Constitución Política del Estado boliviano, en la que se reconoce la propiedad estatal de los hidrocarburos. El investigador Pablo Poveda reconocía que los beneficios del Estado entre 1997 y 2004 fueron de 204 millones de dólares, cuando ahora ascienden a los 720 millones: “los ingresos para el Estado con la Ley 1689 [anterior a la Ley 3058] son un tercio de lo que son con la Ley 3058, y se duplican en relación a la ley anterior a la 1689”, afirmó.
Por otro lado, el Gobierno ya ha manifestado su intención de hacerse con el 50% de las acciones más 1 de la privatizada Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia SA (al igual que hizo con Petrobras, pero adquiriendo el 100% del accionariado), y de las empresas capitalizadas Chaco, Andina y Transredes, esta última muy relevante en el sector hidrocarburífero al poseer el 90% de la línea de oleoductos (unos 6.500 kilómetros de tubería). El Estado no llegaría a tener el monopolio de los recursos por ahora, algo que ya fue exigido por los sectores movilizados en torno a la nacionalización que tomaron las calles en octubre de 2003 y en mayo-junio de 2005 (dos momentos cruciales del país que obligaron a dimitir, en escrupuloso orden, a Sánchez de Lozada y a Carlos Mesa).
Ello no significa que no pueda realizarse una vez se refuercen las estructuras del Estado: “El primer paso es el 50% más 1 que nos permita controlar y que las decisiones graves que se tomen en las capitalizadas pasen por el Estado y por YPFB”, argumentaba el cónsul de Bolivia. “En el futuro, probablemente, tengamos la capacidad para ir retomando el control. El golpe que no han dado ha sido muy duro. Con la capitalización han entregado todo lo nuestro a manos extranjeras pero estamos en ese proceso en el que primero tenemos que tener un control y después podemos ver la posibilidad de ir ampliando ese control hasta tener mayor capacidad de mando”.
Muy alentadoras han sido las recientes medidas por las que YPFB, además, pasa a tener la comercialización interna del crudo reconstituido, las gasolinas blancas y el monopolio de la exportación, con la consiguiente compra de las dos refinerías de Petrobras. “Se frustra el negocio de las refinerías, ya que es la exportación de petróleo reconstituido lo que hace atractivo tener las refinerías y no el abastecimiento del mercado interno”, señalaba Poveda. “Petrobras, al ver frustrados sus negocios de exportación de petróleo reconstituido, decide vender las refinerías”.
Sin embargo, la asunción de que por tanto YPFB está preparada para conseguir el control efectivo de sus recursos puede ser arriesgada. “YPFB tiene ahora la posibilidad de controlar el mercado interno, pero está limitado por la propia ley que establece el precio internacional de los hidrocarburos y sus derivados para el mercado interno”, señalaba Poveda. “De hecho, puede seguir subvencionando y rebajar los precios, pero frente a las reglas de libre mercado, YPFB tendrá que asumir la subvención, lo que haría más difíciles sus perspectivas para potenciarse como empresa”.
El Gobierno es consciente de los problemas paralelos que surgen con la subvención, dado que “genera un problema de escasez porque hay contrabando a otros países donde es mucho más caro porque no hay esta subvención, como es el caso del Perú. Es común que una garrafa de gas boliviano que en Bolivia cuesta 20 bolivianos, que son 2 euros, sale al Perú y cuesta 80”, indicaba el cónsul de Bolivia. ¿Habría, entonces, que retirar este subsidio que consume parte los ingresos de YPFB? René Behoteguy no lo cree así: “Nosotros entendemos que los hidrocarburos son recursos naturales para uso del pueblo, no es simplemente un negocio, una mercancía. Es un patrimonio del pueblo boliviano y es derecho de uso común, por tanto, estamos a favor de subvencionarlo y hacerlo accesible”.
Los motivos esgrimidos hasta ahora son suficientes para que algunos sectores consideren que no hay una verdadera nacionalización porque el Estado no tiene todavía la propiedad efectiva de los hidrocarburos. Otros prefieren destacar el avance en su derecho de propiedad, que se propone controlar la mayoría de las acciones de las grandes transnacionales y que asume poco a poco el control de los recursos hidrocarburíferos. No hay que olvidar que Bolivia debe lidiar con transnacionales cuyos ingresos multiplican varias veces los del mismo Estado. La estrategia a seguir prefiere ir arañando beneficios y atribuciones que le permitan en un futuro imponerse como dueño absoluto de los recursos a enfrentarse de lleno a compañías cuya capacidad de reacción puede no sólo extenuar al país sino herirlo de muerte en su proceso de nacionalización. El tiempo dirá si ésta puede ser la estrategia a seguir para un Gobierno que apuesta por un modo más apacible de enfocar su nacionalización.





Opinión

REPUDIO DE LA HIJA PREDILECTA

Para sostenerse en el poder, el gobernante, a nombre del Estado, se atribuye todo género de facultades que conducen ineludiblemente a la centralización del poder y la tiranía.

Libertad Digital de España (www.libertaddigital.com)

La Asamblea Constituyente de 1825 reunida en la ciudad de Chuquisaca, Alto Perú, encomendó al Libertador Simón Bolívar la redacción de la Constitución de la nueva república en su calidad de Padre de la Patria. Cuando el Libertador culminó tan magna misión, llamó a Bolivia su hija predilecta.
Hoy, dos siglos más tarde, a medida que se acerca el final de una nueva Asamblea Constituyente que supuestamente aprobará otra constitución en Bolivia, es evidente que la mayoría circunstancial pretende repudiar la redactada por el Libertador para su hija predilecta.
Así lo demuestra el proceder esquizofrénico de activistas, quienes hacen uso de la democracia representativa para destruirla. Eso está ocurriendo tanto en la Venezuela de Chávez como en la Bolivia de Evo Morales y amenaza repetirse con las reformas propuestas por Rafael Correa en el Ecuador.
En el marco de otras incongruencias, los reformistas radicales bolivianos olvidan que la constitución que han decidido abolir a nombre de la Revolución Bolivariana fue redactada por el Libertador Simón Bolívar. Jamás antes los demagogos lograron usurpar su nombre tan exitosamente, encandilando a los ignorantes, seduciendo a los ingenuos y sorprendiendo a los desprevenidos.
Bolívar entendía que existen dos modelos de organización estatal: aquel que establece el principio de defensa de los derechos y la libertad de las personas o el que domina totalmente la actividad ciudadana, en nombre de la colectividad.
El Libertador –opuesto al despotismo ilustrado de la monarquía absolutista– advirtió que ningún fin puede ser impuesto por un Estado civilizado sobre el individuo, si no respeta su sentido de vida según los principios fundamentales de la libertad y el derecho. En consecuencia, la visión bolivariana reconoce la libertad interior del hombre. Presupone que cada individuo busca asegurar su bienestar y felicidad, por lo que la armazón constitucional asigna valores de conducta con relación a las categorías del bien y el mal, es decir a la moral, como el mecanismo correcto para definir los problemas del destino humano. Al admitir el libre albedrío y la trascendencia del espíritu, el Estado debe ocuparse de las condiciones que permitan al individuo la posibilidad de acceder a oficios para vivir útilmente en familia y en su comunidad, donde la libertad y el derecho de uno terminan donde comienzan los del vecino. Por lo tanto, el pensamiento constitucional de Bolívar se limita a otorgar al Estado la misión de garantizar la libertad, seguridad y justicia, en bienestar de todos.
En contraposición, quienes han hurtado el nombre de Bolívar pretenden imponer sus dogmas e intereses mediante el ardid que llaman “Revolución Bolivariana”. Su visión totalitaria aglomera elementos heterogéneos consolidados bajo un mando único, para obligar a todos a su sometimiento ante un jefe supremo, carente de moral. Para sostenerse en el poder, el gobernante, a nombre del Estado, se atribuye todo género de facultades que conducen ineludiblemente a la centralización del poder y la tiranía. El siglo pasado adoptaron ese modelo naciones como la Alemania de Hitler, quien pregonó la supremacía de la raza aria; la Unión Soviética de Stalin, que desencadenó el terror absoluto; la China de Mao, que exterminó a unos 65 millones de personas; los sangrientos movimientos de “liberación” castrista y los Campos de la Muerte en Camboya que horrorizaron al mundo.
Así, el balance histórico demuestra que los pueblos que se organizaron y funcionaron sobre los valores de libertad y derecho surgieron como naciones exitosas, mientras que aquellos que sucumbieron ante el totalitarismo se hundieron en abismos de miseria, violencia y desesperanza.




OPINION


EL SUEÑO POSTERGADO

El Debate de Argentina (www.eldebate.com.ar)

Hace un par de años, los analistas internacionales pronosticaban un escenario de guerra fría en Sudamérica producto del influjo creciente de la Venezuela chavista en la región. Un antecedente verbal inmediato de esa tesis, en febrero de este año, fueron declaraciones del ex presidente brasileño José Sarney, que acusó a Caracas de iniciar una carrera armamentista en América latina.
En el ámbito económico, la hipótesis quedó de manifiesto con la supuesta asesoría venezolana en la nacionalización de los hidrocarburos en la Bolivia de Evo Morales, política que a la postre se tradujo en serios perjuicios contra la gigante brasileña Petrobras y en la rebelión del establishment local contra el presidente Luiz Lula da Silva.
En este contexto, no sorprende el duro cruce diplomático de los últimos días entre Venezuela y Brasil. Como se sabe, un grupo de senadores brasileños cuestionó públicamente la decisión del gobierno bolivariano de no renovarle la licencia a un canal de televisión opositor, actitud que fue tomada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, como una intromisión inadmisible. Pero Chávez fue más lejos: llamó "loros de Estados Unidos" a los legisladores.
La reacción brasileña fue el inmediato pedido de disculpas como condición sine qua non para que su parlamento apruebe el ingreso definitivo de la nación caribeña al Mercosur. Ocurre que para que Venezuela ingrese como miembro pleno del bloque, los congresos de cada uno de los Estados parte deben aprobar un protocolo de adhesión. Chávez ya cuenta con el aval de la Argentina y de Uruguay, pero le falta la luz verde de Brasil y Paraguay.
A estos últimos países (y al Mercosur) el líder bolivariano les dio un ultimátum: o aprueban el ingreso definitivo de Venezuela en el plazo sumarísimo de tres meses, o Caracas retira su solicitud de adhesión. Pero en realidad este sainete esconde otras cosas. Hay entre Caracas y Brasilia una feroz lucha por hacerse del liderazgo sudamericano. Pero también una gran resistencia de los venezolanos a abrir su mercado al gigante brasileño y a la pujante industria argentina, más aún teniendo en cuenta los serios desfases macroeconómicos (con un gasto interno que aumenta a ritmo sostenido y una devaluación en ciernes) contra los que hoy deben lidiar.
Por eso Chávez apunta a un Mercosur más ideológico. El real, a menos que obtenga algunas concesiones, le va quedando cada vez más lejos. Por eso castiga a las "derechas de América latina", discurso a todas luces consistente con la consumación de su viraje retórico (e icónico) al socialismo después de la victoria electoral de diciembre 2006. Ese mismo discurso que es más afín al ALBA (conformado por Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela), en el que la cuestión "antiimperialista" es la clave de bóveda que lo define, que a un Mercosur al cual considera vetusto y "capitalista" por añadidura.
En la historia de la conformación de los grandes bloques regionales siempre hubo idas y vueltas; solemnes compromisos que después se borraban con el codo, así como vacilaciones y recelos mutuos. Pero no hay registro de que un proyecto de integración gobernado por caprichos espasmódicos haya llegado alguna vez a buen puerto. Y Chávez es espasmódico. Su visión del mundo es más hepática que estratégica. Ayer fue el Mercosur; hoy teje puentes con Irán, estrecha lazos con Bielorrusia, al paso que renueva su parque militar con la compra de armamento de fabricación rusa: en los últimos dos años Venezuela habría adquirido de Moscú helicópteros, fusiles y cazas por un valor cercano a los 3.000 millones de dólares. El objetivo: contrarrestar un hipotético desembarco de marines en las costas caribeñas.
Tras una semana marcada por la hostilidad, el presidente, Néstor Kirchner, le pidió a su par brasileño que intercediera en el conflicto. Lula accedió y puso paños fríos a la cuestión. Pero después de este episodio, ¿cómo no ser escépticos respecto del sueño bolivariano de la "Patria Grande"? Ese mismo sueño que adorna siempre el monumentalismo verbal de Hugo Chávez.





MARIA GALINDO, SOCIOLOGA Y LIDER BOLIVIANA DEL MOVIMIENTO MUJERES CREANDO

“LOS MOVIMIENTOS SOCIALES ESTÁN MUDOS”

María Galindo es partícipe y analista de una realidad cada vez más estudiada en el continente: los movimientos sociales bolivianos, los que dieron vida a largos años de luchas y llevaron a Evo Morales al poder. Con una visión crítica, radical, advierte sobre sus debilidades actuales: la rutina masculina, el caudillismo, los lenguajes, la lógica neoliberal.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

–¿Cómo define hoy “movimientos sociales”?
–Hay una necesidad de reconceptualizar los movimientos sociales. Por ejemplo, en Bolivia se ha trabajado sobre un concepto de movimientos sociales según el cual, primero, es un movimiento de masas; segundo, establece una relación clientelar con el Estado y tercero, si no interpela al Estado no existe. Sobre todo, están marcados por un carácter masculino y accesorio al andamiaje político de la lucha por el poder.
–¿Mujeres Creando, la organización a la que usted pertenece, se reconoce como movimiento social?
–Sí. Creemos que un movimiento social no tiene por qué ser de masas. Por otra parte, no puede ser que un movimiento cobre sentido sólo en la medida en que está vinculado con el Estado, de manera clientelar o no. El Estado no puede ser el único interlocutor de los movimientos sociales y para nosotras, un movimiento tiene que construir un escenario propio de cara a la sociedad. Tiene que tener la capacidad de crear un lenguaje propio.
–¿En qué se diferencia su conceptualización de movimiento social de otras miradas?
–En Bolivia, se entiende por movimiento social a aquel que reitera en la calle el leguaje estatal. No hay ruptura de lenguaje entre el Estado y el movimiento social. Mujeres Creando instala una ruptura en el lenguaje, planteamos la necesidad de reconceptualizar el papel que podemos jugar los movimientos sociales y qué entendemos por movimiento social.
–¿Por dónde pasaría la construcción de nuevos lenguajes?
–Por generar nuevas voces, gestar contenidos nuevos, formas nuevas de comunicación. “Patria o Muerte” o “Venceremos” es un slogan de los setenta y seguimos en el “Patria o Muerte” y “Venceremos”. Seguimos en ese lenguaje, que es absolutamente masculinista. En ese lenguaje del que puede hacer voz sólo el caudillo. Entonces, en los movimientos hay una especie de enmudecimiento y de rutina de la contestación. Hay una gran rutina. Creo que la ruptura en los movimientos sociales la vamos a instalar las mujeres jóvenes. Es decir, por donde se rompa la lógica de la rutina masculina caudillista es por donde podremos superar el estancamiento en los lenguajes y en las formas organizativas de los movimientos. En Bolivia, los movimientos muy pocas veces o casi nunca entran en los temas cotidianos. No hay lógicas ricas de vivencias hacia dentro del propio movimiento. Así como creemos que el Estado neoliberal ha entrado en crisis, los movimientos también están en crisis porque también han sido permeados por esa lógica neoliberal.
–¿Y cómo se da esa crisis en Bolivia?
–No sólo miramos el tipo de relación con un gobierno masista y con una figura como Evo Morales. Es una crisis que se remonta a antes, no es que entran en crisis porque son cooptados por el Estado. La lógica del Estado neoliberal permeó a los propios movimientos sociales. Es un absurdo pensar que se puede tener un gobierno neoliberal sin que los movimientos sociales hayan estado allí adentro. Y fue un período de 20 o 25 años. Además, el neoliberalismo significó la crisis de las organizaciones sindicales, como la Central Obrera Bolivia (COB), que tenía una mirada aglutinadora en torno de un concepto de vanguardia. Hasta los años ’80 la COB tenía capacidad de aglutinar a todos los sectores. Pero en ese contexto, las mujeres fuimos omitidas.
–¿Habla de la crisis de las organizaciones sindicales durante la etapa neoliberal?
–Hasta el ’80 había una sociedad minera y fabril donde se visualizaba una capacidad orgánica y de vanguardia en términos tradicionales. Yo no estoy de acuerdo con la figura de vanguardia, pero existía. Con el neoliberalismo entra en crisis la COB, los ex mineros se convierten en desempleados de las ciudades, las mujeres salen del espacio privado y se trasladan al espacio público para convertirse en comerciantes y entran al mercado informal. El espectro de los sectores populares cambia completamente. El modelo cobista dejó de funcionar pero tampoco se llegó a constituir otra forma de aglutinamiento social.
–¿Qué rol toman los movimientos sociales frente a la crisis de la COB?
–El movimiento campesino, como la Confederación Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, recuperó el modelo caudillista y aglutinador de la COB, pero fue fundamentalmente sindical. El movimiento campesino no es partidario y está más cerca del modelo de las movilizaciones de masa. Pero tampoco los campesinos lograron tomar la posta porque el movimiento campesino es mucho más egocéntrico que los mineros. Mientras la Central Obrera tenía apertura a que otros sectores negocien en sus mismas mesas, el movimiento campesino era más cerrado e instalaba su parámetro, y lo hizo a través de lo indígena, pero con un sentido excluyente y aislado. Esa capacidad de actuar fraccionariamente es parte de la lógica neoliberal. Los sujetos sociales están fragmentados, sin lazos y sin la idea de construir lazos ni objetivos comunes. Eso sigue presente hoy. Tampoco tuvo (el movimiento campesino) capacidad ni visión política de establecer procesos de reconocimiento entre sujetos distintos. Y ese egocentrismo está presente hoy en la Asamblea Constituyente.
–¿Por dónde cree que pasa el reconocimiento entre los sujetos sociales, entonces?
–El reconocimiento como sujeto político por parte del Estado, eso fue lo más importante de este escenario fragmentado. Al interior del movimiento campesino, hay fragmentación. El reconocimiento del sujeto supondría formas de complejización, pero no hay interés de unos en otros, incluso pueden resultar en bandos contrarios. Eso es uno de los síntomas más importante de la crisis de los movimientos sociales.
–¿Entonces los síntomas más fuertes de esta crisis de los movimientos sociales que usted plantea pasarían por la relación con el Estado y por la construcción de lenguajes?
–El de los lenguajes es un problema. Hay como una definición tácita que circula. Cuando hablamos de movimientos sociales, ¿de qué estamos hablando? No se ve la crisis de los movimientos sociales porque no sabemos a qué nos referimos con ese término. Cuando hablamos de movimientos sociales en Bolivia hablamos de un caudillismo en la figura de un varón, portavoz único, que no ha entrado en crisis. Que tiene alrededor una pléyade de candidatos que harán eso mismo. En eso hay una crisis de lenguaje. Ese portavoz decide cuál es el lenguaje y el contenido de esa lucha. Tiene la destreza de hablar con el Estado en el lenguaje del Estado. Estos portavoces son sujetos dignos de análisis. Tienen la capacidad de ser una síntesis, la ficha que traduce al movimiento y construye el conjunto de demandas. Los lenguajes de los movimientos sociales son lenguajes muertos. Ahora, los movimientos quieren hablar de todo menos de sí mismos, preguntarse cómo estamos, cómo nos organizamos y para qué nos organizamos. Están mudos. Son los caudillos los que están hablando en nombre de ellos. Aquí por movimiento se entiende la capacidad de movilizar masas en función de un veto. Saben decir “no a la capitalización”, “no a la privatización del agua”. Tienen capacidad de veto pero no la trascienden. El movimiento adquiere visibilidad y sentido cuando se relaciona con el Estado, entonces es una demanda de reconocimiento paternalista que se le pide al Estado. Cuando tú rompes ese sentido de que el Estado te legitime como movimiento es cuando puedes plantearte un rol subversivo hacia el interior de la sociedad.
–¿Por qué no la trascienden?
–Porque se confunde movimiento con movilización. Una cosa es que una ciudad entera se movilice, por ejemplo, por el agua y otra es que se diga que existe un movimiento que ha hecho del agua un sentido de lucha. Hay una tradición en Bolivia de organización heredada del sindicalismo. Acá está organizado todo el mundo y en torno del sentido del reconocimiento, del estandarte. Es una sociedad muy vertical y autoritaria. Una cosa es la capacidad de establecer vínculos homogéneos, pero esos movimientos no tienen una vida orgánica o un conjunto de actividades comunitarias. Lo que construyeron es una estructura que responde a la capacidad de veto, a la movilización de masas y a la consigna. Esas son las actividades de los movimientos. Si tus actividades son ésas, ¿cómo se puede trascender la capacidad de veto? En un momento en el cual El Alto entero se movilizó contra Gonzalo Sánchez de Lozada, mi hipótesis fue que se movilizó en defensa de la vida y contra la violencia estatal. Pero no por la nacionalización de los hidrocarburos. Esa es una consigna que logró aglutinar y entrar, pero también había una defensa a la vida. Las mujeres, que estuvieron profundamente movilizadas, lanzaban un discurso muy concreto, muy vinculado a la vida, a la cotidianidad, a la sobrevivencia. Mientras que los caudillos tenían otro discurso, que no permeaba porque no hay una práctica de transferencia de conocimiento.
–Pero en ese momento, en El Alto hubo coordinación entre las Juntas Vecinales, la Coordinadora del Agua de Cochabamba y otras organizaciones en el proceso de movilización para expulsar a la empresa Suez, concesionaria del servicio de agua en La Paz y El Alto. Además, se capacitó técnicamente a la gente.
–El Alto nunca logró echar a la Suez, logró decir “no quiero a la Suez”, que no es lo mismo. Nuevamente, El Alto logró la capacidad de veto. “Esto no quiero, pero no sé lo que quiero”. Y la Coordinadora del Agua, en Cochabamba, tuvo una respuesta social muy grande, pero no logró generar un proyecto alternativo a lo que era Aguas del Tunari (que fue concesionaria del servicio de agua potable en Cochabamba). En Cochabamba no hay agua. Y la “guerra del agua” se produjo hace ya siete años. Me parece que además, esa forma de construcción de un movimiento y la falta de tejido propio, hace que la cúpula se apropie de las movilizaciones, expropiándolas, y termine alejándose de las bases.
–¿Cómo se da ese alejamiento?
–Un ejemplo de este alejamiento se dio cuando se hizo el referéndum del gas. En ese momento, el Estado reconoció que el destino de los recursos sociales lo tenía que decidir la sociedad. Todos los dirigentes importantes, vecinales, sindicales, políticos, boicotearon el referéndum. Y la ciudad de El Alto fue la más masiva asistente al referéndum, la gente quería decidir. Los dirigentes decían que el referéndum era una trampa, que no nos iba a llevar a la nacionalización, que no servía. Tenían una serie de argumentos. Yo les decía: “Ustedes están divorciados de la gente”. Veamos si la gente asiste al referéndum, lo que sería una respuesta a los dirigentes. Los dirigentes están jugando un papel de expropiación y divorcio. Muchas veces son rebasados por la gente, como pasó en octubre de 2003.
–¿Por qué cree que fueron sobrepasados?
–La movilización fue contundente y el único sector que sobrevivió con la lógica de la disciplina sindical, en octubre de 2003, fue el sector minero. Los mineros vinieron a esas luchas como Federación. Porque hay una memoria muy larga en la Federación de mineros, pero las luchas urbanas no tienen ese componente. Creo que es necesario que en la sociedad boliviana se reconduzca el debate sobre cuál es el tejido que se construye y cuál el que deseamos construir. Eso es fundamental. Tiene mucho que ver con lo que decimos las lesbianas, los dirigentes están divorciados de los movimientos sociales. El cotidiano es pesado, es cada día, no es mediático. La escuela de los dirigentes es otra.
–¿Usted cree que el cotidiano no es político?
–El cotidiano es político intrínsecamente. En una sociedad como la boliviana o en una ciudad como El Alto, comprar una garrafa de gas es un hecho político. Porque hay escasez y entonces hay que bloquear la calle.
–¿Qué pasa con los dirigentes en ese marco?
–La práctica política de los dirigentes no encuentra en eso un hecho relevante. Porque ese cotidiano lo resolvemos las mujeres. Detrás de cada uno de ellos hay diez mujeres que le resuelven su vida.
–¿Las mujeres logran acceder a puestos de dirigencia?
–Hicimos una investigación sobre las dirigentes Alteñas. La Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) apareció como la organización dueña de las movilizaciones de El Alto. Primer error. La Fejuve, para legitimarse, tenía que absorber la fuerza política de esa movilización, entonces hubo cierto ímpetu de espacios deliberativos, pero esos espacios son cada vez menores. Pero hoy, El Alto está desmovilizado. Nosotras nos preguntábamos: ¿quién habla y por qué?, ¿por qué las mujeres no toman la palabra? Cuando las mujeres o los jóvenes toman la palabra en los espacios deliberativos son descalificados. Pero luego vemos que de más de 300 cargos que había, 44 eran de mujeres. Las dirigentes solían ser las mujeres más conservadoras y serviciales.
–¿Por qué cree que hoy se da una situación de desmovilización?
–Porque los dirigentes están dejando mucha energía en su relación con el Estado, pero ya no es una relación mediática sino una relación vía teléfono o reunión. Por otro lado, hay algo que era de preverse y es que la sociedad boliviana ha estado movilizada desde el 2000 y la movilización es sumamente desgastante. Porque no se puede sostener esos grados de actividad tan intensos, por eso es muy importante devolverlos con hechos. Hay cierto escepticismo. Temo que las expectativas sociales vuelvan a quedar fuera de este proceso de cambio en la cual nos habíamos encauzado.
–Pero a pesar de la crisis que usted menciona, hubo un proceso de cambio.
–No proceso de cambio sino voluntad de cambio. Una capacidad de veto que fue tan fuerte que logró mover muchas piezas y luego un gobierno que está recogiendo esas expectativas y esa fuerza. Este gobierno que es casi un beneficiario de ese proceso, no un impulsor. Un resultado de ese proceso. Hoy la gente ha delegado en el Estado, en el MAS (Movimiento Al Socialismo), en el Evo (Morales). Pero qué pasaría si yo te delego y luego me frustro, ¿te podré volver a echar la culpa a ti? Puede ser un juego perverso.
–¿Por dónde pasaría un proceso diferente, entonces?
–Una opción interesante fue la Asamblea Constituyente, que en verdad era una consigna, tampoco era un proyecto claro. Eso sí percibió muy bien el MAS, que planteó una ley de convocatoria partidista, cuando la sociedad boliviana había dicho: “No a los partidos políticos”. Creo que las mujeres partimos de la misión política de nosotras como sujeto, sabemos que todo lo que hagamos tiene una mirada a 30 o 50 años de plazo. Estamos removiendo el sentido del movimiento social, el sentido del cambio social. Hay que trascender la relación única, exclusiva y obsesiva con el Estado. Relacionarse con el Estado y plantear una lógica de demandas de cara al Estado no es el único motivo de existencia. Hay que ser capaz de superar esa relación única e interlocutar con la propia sociedad, y a pesar de la propia sociedad en la que te encuentras. Se trata de la necesidad de crear lenguajes y lógicas organizativas propias. Los movimientos en Bolivia están planteados desde una lógica absolutamente liberal de los sujetos sociales, donde están campesinos entre campesinos, jóvenes entre jóvenes, maricones entre maricones, viejos entre viejos. Es una especie de “cubiculación” de las identidades y de las reivindicaciones que es bastante liberal y muy cómoda para el Estado, que separa una causa de la otra.
–¿Cómo ve la situación de los otros movimientos en Sudamérica?
–No tengo una mirada global y estoy harta de leer artículos de teóricos de movimientos sociales que hacen análisis tan generales que empiezan en el MST (Movimiento de los Sin Tierra) de Brasil y terminan con los mineros de Bolivia, y no se dan cuenta de que son mundos muy complejos. El movimiento de mineros de Bolivia o los movimientos de mujeres son mundos complejísimos hacia adentro. Están desde las mujeres que son el grupo de choque de Evo hasta las feministas radicales, como nosotras. Me niego a asumir esa mirada del intelectual con una mera interpretación en la que habla de “los movimientos”. Lo que sí puedo decir, a partir de las relaciones que tengo con diferentes mujeres organizadas en diferentes países latinoamericanos, es que existe una crisis de los movimientos sociales y esa crisis está permitiendo nuevamente el protagonismo del Estado y del caudillismo. Así como hablamos de la crisis del modelo neoliberal a nivel estatal tenemos que hablar de la crisis del neoliberalismo hacia dentro de los movimientos.






Misionera y directora del colegio El Salvador en Cochabamba (Bolivia)

ANA MOLINS LLORENS

“El presidente Evo Morales ha redactado una Constitución, que se aprobará dentro de unos días, en la que Bolivia se convierte en un Estado laico como España”

La Provincia de España (www.lasprovincias.es)

Ana Molins pertenece a la congregación de Misioneras de Cristo Jesús, fundado en Javier (Navarra) en el año 1944 por María Camino Sanz Orrio, Concha Arraiza y Teresa Urzu. Ingresó en la congregación en 1961.
– Con el cambio político en Bolivia, ¿la Iglesia católica ha perdido influenza?
–La Iglesia católica continúa teniendo mucho peso, aunque se ha hecho una ley o una Constitución, que debe aprobarse estos días, en la que se propugna un Estado laico y que la Iglesia sea una más entre otras confesiones. – ¿Este cambio puede perjudicar la enseñanza la Religión en sus escuelas ?
–No lo sabemos aún. Sin embargo, debo decirle que tiempo atrás el presidente, Evo Morales, quiso borrar de un plumazo la dimensión religiosa de las escuelas, en una palabra: eliminar a los profesores de Religión. No lo pudo lograr porque el pueblo se le tiró encima y tuvo que retroceder.
–¿Al final las nacionalizaciones que propugna Evo Morales serán efectivas?
–No se lo puedo decir, ahora sí le puedo asegurar que lo quiere hacer todo muy rápido y se está equivocando, entre otras cosas, porque el pueblo lo está pasando muy mal.
–Ese Estado laico que está en puertas ¿puede perjudicarles?
–No lo sabemos. Mire usted, sí puedo decirle que la persona laica es respetuosa con todos, siempre busca un equilibrio. En esta parcela los que perjudican son los llamados laicistas.
–¿Por qué eligió ser misionera?
–Fue una vocación que tuve desde muy niña y, sobre todo, desde que asistí a una asamblea general de aspirantes de Acción Católica y precisamente presentaron a estas misioneras y me gustó la congregación y el espíritu de anunciar el Evangelio. Fue como una llamada que Dios me hizo y desde entonces ahí estoy. –¿Qué edad tenía?
–Tenía 12 años, estudié el Bachillerato y después ingresé en la congregación en 1961 en Javier (Navarra), donde hice dos años y medio de postulantado, noviciado y juniorado.
–¿Cuántas hermanas están en Cochabamba?
–Actualmente somos ocho de comunidad, aunque debo destacarle que tenemos siete comunidades en Bolivia repartidas en el Altiplano, dos la Amazonia boliviana, y el resto en Cochabamba en el Valle Alto, donde está el noviciado y la casa provincial.
–¿Cuáles son los problemas más duros a que se enfrentan todos los días, sobre todo, dado el alto nivel de pobreza? –Son muchos. Le diré que es un país que no es pobre, tiene mucha riqueza y muchas posibilidades de salir adelante con la explotación de las minas y los hidrocarburos, pero las gentes no tienen fuentes de trabajo al carecer de industrias.
–¿Esa falta de trabajo generará hambre?
–La verdad es que es un contrasentido que el pueblo pase hambre teniendo tanta riqueza, no se ha logrado un equilibrio para que esos recursos sean bien encaminados como fuentes de trabajo. La situación es grave, puedo decirle que hay mucha gente que vive con menos de un euro diario. Eso es muy duro hasta el extremo de que existen muchas familias que no pueden acceder a un hospital, al no existir como en España la Seguridad Social.
–¿Entonces la gente cuando se jubila no cuenta con recursos del Estado?
–Sobre todo aquellos que no han tenido un trabajo, por eso la situación de las familias bolivianas es muy complicada. –¿Qué hace el Gobierno al respecto?
–Creo que el Gobierno hace lo que puede, eso es lo que pienso, pero es muy difícil ser honesto. La cabeza del Estado muchas veces no se entera de lo que hacen los demás
–¿Se refiere a que existe corrupción en el Gobierno?
–Siempre hay un nivel de corrupción, por más que uno quiera ser honesto. Lo que sucede es que la cabeza está rodeada de mucha gente con intereses ocultos y es muy difícil la honestidad y, sobre todo, ser auténticos. –¿Esas necesidades generan prostitución?
–No es tanto como se dice, no es la nota más destacada. Actualmente sí puedo decirle que los que emigran a España han tenido que prostituirse para poder subsistir.
–¿Qué destaca de la gente boliviana?
–Qué es muy trabajadora y sabe sobrellevar sus necesidades y dificultades. Una característica es que saben compartir lo que tienen y eso lo hace el pobre que sabe lo que es no tener.
–¿Ejercen algún tipo de labor pedagógica en Cochabamba?
–Trabajamos con la institución Fe y Alegría, una organización que fundó del padre José María Vela en el año 1955 en Venezuela, que en Bolivia se creó en 1965. Esta organización tiene como lema que “las escuelas de Fe y Alegría llegan donde no llega el asfalto”.
–¿Se refiere a gente sin recursos y excluidos de la sociedad?
–Exacto. Son gentes de bajo nivel educativo y laboral. Pues ahí tenemos nuestra primera escuela de Fe y Alegría creada en 1965 por Humberto Porto Carrero y el padre Blayot.
–¿Cuántos alumnos asisten a las clases?
–Tenemos unos 2.000 alumnos que asisten a las clases en dos turnos: 1.200 por la mañana y 800 por la tarde. Allí la enseñanza es distinta a la de España, donde se asiste mañana y tarde. Allí es o por la mañana o por la tarde con directores distintos y profesores también distintos. Yo estoy al frente como directora y coordinadora de los dos turnos.
–¿Qué tipo de enseñanza?
–Desde Infantil hasta Bachillerato en dos ciclo, el primero humanístico y el segundo de especialidad. –¿Reciben al alguna ayuda del Gobierno?
–Bueno, el colegio es concertado y lo paga el Gobierno; no así a los profesores, que corren por cuenta de la organización Fe y Alegría.
–¿Disponen de comedor?
–No tenemos comedor porque sería muy complicado para nosotros y, sobre todo, por carecer de recursos económicos para poder llevarlo adelante.
–¿Dónde centran el trabajo pastoral?
–En todos los sitios, aunque fundamentalmente en la parroquia de la Santa Vera Cruz, que tiene diez capillas a su cargo regidas por los padres jesuitas. La labor pastoral es con los jóvenes, con los matrimonios, con los niños y con los ancianos y últimamente con gente discapacitada.
–¿Existe mayor número de vocaciones en Bolivia que en España?
–La dimensión religiosa ocupa un lugar importante en la vida de los bolivianos diferente al pueblo español. En España ocupa un espacio mínimo porque se han cambiado los valores. En Bolivia existe el valor de la persona por encima de todas las cosas sea joven o mayor.
–¿Están bien vistos los misioneros?
–Muchísimo y además se nos quiere mucho porque saben que estamos al servicio de los pobres y los excluidos. –Después de tres años de ausencia, ¿cómo contempla Valencia?
–Una ciudad de una gran prosperidad, pero también de una gran carencia de la verdad, honestidad y respeto, aunque tengo la esperanza de que sea temporal porque el valenciano es muy solidario.





EN BOLIVIA POR LAS DEMANDAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

EVO DIALOGA PERO TAMBIÉN REPRIME

La represión a los mineros cooperativistas contrasta con la política dialoguista que el gobierno emplea con indios y campesinos.

Página 12 de Argentina (www.pagina12.com.ar)

Evo Morales ahora despeja por la fuerza los cortes de ruta en Bolivia. El jueves pasado mandó a la Policía para que dispersara a los mineros cooperativistas que bloqueaban la carretera entre La Paz y Oruro, en Caracollo, el pueblo del altiplano en el que todos los caminos confluyen y dejan incomunicado el eje troncal conformado por La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
Caracollo es un hito histórico para la relación entre Morales y los cooperativistas mineros. Fue en este punto en el que hace poco más de dos años, en mayo de 2005, sellaron un acuerdo de cooperación entre el movimiento cocalero y el minero. Los trabajadores de la mina llevaban una semana bloqueando dicho punto, mientras que Morales había convocado a sus bases de Chapare para iniciar una marcha que tenía como objetivo exigir la renuncia de Carlos Mesa a la presidencia de la República. Ese fue el primer acuerdo de Evo Morales para llegar a la presidencia y en solo un mes, antes de la renuncia definitiva de Mesa, había logrado articular todos los movimientos sociales en torno de su proyecto político.
Como pago a su primera alianza, el primer ministro de Minería de su gabinete fue un cooperativista, pero los enfrentamientos en Huanuni de octubre del año pasado, donde murieron 18 personas, rompieron todo vínculo. Ahora, los cooperativistas mineros son enemigos del gobierno y están bajo sospecha de coordinar sus acciones con los autonomistas de la media luna.
“Convocamos al diálogo (a los mineros) para resolver sus demandas, pero lamentablemente hay algunas que no se pueden atender, como el pedido de renuncia del gobernador de Oruro. Eso es una acción política”, dijo Morales, desde el Palacio Quemado el viernes por la noche.
Durante la pasada semana, tres cortes de ruta dejaron incomunicado a todo el país. Al ya mencionado en Caracollo se sumaron dos más en la provincia de Santa Cruz. El primero estaba ubicado en Yapacaní, una población de colonizadores andinos enclavada en la selva cruceña dirigida por Címar Victoria, un líder sindical incómodo para Morales, que por momentos es su aliado y por otro uno de sus principales opositores. Esta vez cortaron el tránsito entre Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba para exigir que sus posesiones en la reserva forestal de Choré sean tituladas individualmente y no de manera colectiva como indica la política de Morales. Unos 400 kilómetros al sur de allí, en Camiri, los representantes del pueblo indígena guaraní también bloquearon la zona chaqueña para exigir que la autonomía indígena esbozada en el proyecto del Movimiento Al Socialismo sea respetada en la Asamblea Constituyente.
A diferencia de lo sucedido con los mineros, Morales utilizó el diálogo para desarticular ambos conflictos. En el primero envió a la ministra de Desarrollo Rural, Susana Rivero, y al segundo al presidente de la comisión Autonomías de la Asamblea Constituyente, Saúl Avalos.
Estos piquetes ilustran muy bien la relación de Morales con los movimientos sociales. Mientras los mineros cooperativistas cayeron en desgracia con la muertes en Huanuni, el aún líder cocalero mantiene una alianza sólida con el llamado Pacto de Unidad, una organización que nació en marzo de 2005 y que defendió a Evo de las acusaciones de Mesa. En ese momento estaba integrada por el movimiento cocalero, los trabajadores campesinos, los mineros, los aymaras liderados por Felipe Quispe, “El Mallku” y la Central Obrera Boliviana. Ahora, las bases se han reconfigurado y el Pacto de Unidad está dirigido por Isaac Avalos, diputado suplente del MAS que también es secretario general de la Confederación de Campesinos de Bolivia. Han quedado fuera los mineros y la muy debilitada Central Obrera Boliviana, que no encuentra mayores bases que las mineras y los maestros en un país en el que la industria prácticamente no existe.
De manera constante, Morales ha recurrido a los movimientos sociales afines a su gobierno para hacer aprobar leyes y presionar a la Asamblea Constituyente. El mejor ejemplo de esto es lo que sucedió el año pasado con la marcha de los indígenas de tierras bajas que exigieron el cambio a la Ley de Tierras. Pero una movilización aún mucho más grande se prepara para esta semana, cuando indígenas de tierras bajas se unan a los aymaras para presionar para que la Constituyente apruebe los proyectos oficialistas.
Mientras tanto, Morales demuestra que es capaz de intervenir los piquetes de los movimientos sociales que no le son afines. Así sucedió en septiembre pasado con la toma de urbanizaciones por el Movimiento Sin Techo en Oruro (un muerto), con los mineros cooperativistas que exigían volver a Huanuni en noviembre (un policía muerto a mano de los mineros), con la toma de estaciones de bombeo de gas en Tarija en marzo pasado (varios heridos) y el jueves pasado en Caracollo. Ahora, Morales dice que no aceptará pedidos corporativos. Se trata del mismo Morales que en 2002 mantuvo bloqueado Chapare durante un mes por un pedido corporativo de los cocaleros. Pero son otros tiempos y el presidente parece haber aprendido el arte de gobernar.





CONTRA LA REPRESION


BOLIVIA: PARO INDEFINIDO DE MINEROS

El Clarín de Argentina (www.clarin.com)

Trabajadores mineros de Huanuni -donde se encuentra el yacimiento más grande de estaño de Bolivia- que fueran reprimidos el jueves, reactivaron sus protestas con una huelga indefinida, amenazando con nuevos bloqueos y con extender el conflicto a todo el país.
Las medidas fueron asumidas en un cabildo realizado en esa comarca, 300 kilómetros al sur de La Paz, con la participación de todas las organizaciones sociales de la población, informó el dirigente Próspero Quispe.
"La huelga indefinida podría convertirse en un movimiento nacional con el respaldo de la Central Obrera Boliviana y la Federación de Mineros. El gobierno ha complicado la situación con la intervención militar", argumentó a una radio local al anunciar que los mineros están "incluso dispuestos" a ingresar en una huelga de hambre en el interior de la mina y marchar hacia La Paz.
El dirigente informó que la población de Huanuni está molesta con la actitud del gobierno del presidente Evo Morales, que utilizó la fuerza pública para reprimir a los mineros que cortaron el tráfico en dos poblados andinos exigiendo autonomía administrativa y financiera en la explotación del rico yacimiento.
El Ejecutivo ordenó despejar la vía por la fuerza y centenares de policías utilizaron bombas lacrimógenas para habilitar la carretera en los poblados de Caracollo y Caihuasi. En este distrito minero, en octubre de 2006, se produjo un enfrentamiento con mineros privados, por el derecho de explotación, con un saldo de 12 muertos.





Entrevista a dirigente indígena de CONAMARQ, Bolivia


“EL NUEVO SOCIALISMO DEBE TENER IDENTIDAD”

Liberación de Suecia (www.liberacion.press.se)

El 23 de junio tuvimos la oportunidad de hablar con la dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Quillasuyu Ana Bilacame. Lingüista especializada en el idioma quecha, Bilacame es un ejemplo de los cuadros surgidos del movimiento indígena boliviano.
Cuéntenos un poco acerca de la situación actual en Bolivia. Por TeleSur nos enteramos que el comandante en jefe del Ejército estaba alertando acerca de planes de golpe de Estado contra el presidente Evo Morales.La situación es difícil. La Asamblea Constituyente quiere refundar el país, lo cual afecta los intereses de la burguesía boliviana, que todavía tiene mucho poder en lo político, sobre todo en la región de la Media Luna, en los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Dado los intereses que están en juego, no es casualidad que se hable de un golpe militar. Ya desde el primer mes de Evo Morales en la presidencia se hablaba de ello. Desde que salí del país me he estado dando cuenta de que mucha gente fuera de Bolivia tiene más miedo acerca de lo que pueda pasar que de lo que tienen los que ven el proceso desde adentro. Por supuesto que existen las amenazas de golpes de Estado, del movimiento separatista en la Media Luna, de las movilizaciones estudiantiles universitarias parecidas a las de la derecha venezolana, de los clanes y de los grupos de poder, pero la voluntad de cambio del pueblo es muy fuerte.
Una de las fuentes de confianza de la que habla seguramente tiene que ver con el apoyo al MAS...La base social del MAS es el pueblo indígena -que según nuestros cálculos constituye el 75 % de la población-. A pesar de que Evo ha creado alianzas con otros sectores, tiene su base entre los indígenas. Por ejemplo, en estos días se va a realizar una gran marcha desde diversos puntos del país hasta Sucre en defensa de la Asamblea Constituyente. La base de estas movilizaciones son los pueblos indígenas, porque la Constituyente es una demanda de los indígenas, y tenemos una gran conciencia acerca de la importancia de continuar con la movilización para defender el proceso de cambios.
¿Por qué la refundación del país es una demanda tan sentida de los pueblos originarios?El Estado debe reflejar lo que verdaderamente es el país. Son 500 años de colonización europea, contando los más de 100 años de independencia, durante los cuales hemos sido excluídos aún siendo la gran mayoría de la población. Esta es una realidad difícil de cambiar. Los otros sectores noindígenas, a causa del colonialismo han perdido su identidad, se les hace difícil entender en profundidad la esencia del proceso de cambios. Si esto es difícil a nivel nacional, es aún más difícil a nivel internacional.
Algunos sectores en Bolivia, como la COB, son muy críticos de la gestión del gobierno...En toda esta lucha del pueblo boliviano por su liberación han habido diferentes etapas. Los campesinos, los obreros, etcétera, han tenido sus momentos históricos. Luego del movimiento por la candidatura de Hernán Siles-Suazo en los años 80 tuvimos un retroceso. En ese entonces, la COB era todo un poder y podía paralizar el país. El tema de la COB duele, y tiene que ver con la cuestión de la descolonización mental. Duele porque ellos tienen otra formación que la de la oligarquía. El problema es que no es lo mismo hablar de un gobierno obrero-campesino que el hablar de un gobierno indígena. La COB está en el proceso, pero critican y no se definen mucho. Sin embargo, las críticas de ellos también nos sirven.
¿Cómo ven ustedes el proceso de transformaciones en Bolivia en comparación con el de otros países, como Venezuela? ¿Se puede hablar de un movimiento continental de poblaciones originarias?El cambio en Bolivia no puede ser como en Venezuela. Los pueblos indígenas tenemos formas propias de autogobierno. En este sentido, es fundamental el acercamiento con otros pueblos indígenas del continente. Hace poco tuvimos un encuentro continental, y hay un permanente diálogo con los movimientos indígenas de América Latina, así como grandes expectativas hacia Bolivia por parte de ellos, como por ejemplo en Guatemala, que se parece bastante a nosotros, o con los pueblos de la amazonía, con los cuales enfrentamos los mismos problemas, por ejemplo con respecto a las multinacionales de la madera que nos tienen arrinconados. Nosotros en Bolivia somos cinco organizaciones indígenas. Tenemos diferencias de identidad, pero a la hora de trabajar estamos juntos, y eso es lo que falta en otros países como Guatemala y Perú.
¿Cómo es el socialismo desde la perspectiva de los pueblos indígenas?Hay que construir un nuevo modelo de socialismo, un socialismo con identidad, y no sólo con lucha de clases. Hay que generar la discusión de una sociedad con igualdad pero también con identidad. Aún la izquierda ha cometido errores en ese sentido, y ahora tenemos que construir la igualdad en base al respeto a las diferencias, igualdad en la diversidad respetándonos unos a otros. Otro elemento central de este nuevo socialismo es la cosmovisión de los pueblos originarios. Todos estamos de acuerdo con que se puede desarrollar la economía, pero no de la manera que lo hacen las multinacionales. Los recursos se pueden explotar, pero de manera racional, y los beneficios deben llegar a las poblaciones y al país y no estar orientados a la exportación. En cuanto a la solidaridad internacional, muchas veces se piensa sólo en lo económico, pero tenemos que ir más allá. Desde Europa se puede ayudar a Bolivia, pero Bolivia puede ayudar a Europa con sus experiencias. Aquí también hay poblaciones originarias, como los lapones, los vascos y los romaníes. Los poderosos del planeta siempre han cooperado entre sí. ¿Por qué no podemos hacerlo también los pueblos?
¿Nos puede hablar más acerca de esta cosmovisión indígena?Se trata de una visión del mundo que hay que reconstruir, una identidad noindividualista en la que se respete a la naturaleza y se piense en toda la humanidad. Lo que queremos, y esto lo comparten los pueblos originarios del planeta aunque desde experiencias y tradiciones diferentes, es reconstruir la relación entre el ser humano y la naturaleza. Esta cosmovisión se expresa en formas intentar vivir de una manera ecológica, aunque las experiencias de nuestros pueblos sean tan distintas. El respeto a la Pacha Mama (Madre Tierra) es nuestro vivir diario. Tomemos por ejemplo a los pueblos de la amazonía y su manera de relacionarse con la tierra. Las diferencias entre nuestros pueblos nos complementan dentro de una misma cosmovisión universal. Ahora hasta el Banco Mundial y el FMI hablan del tema de la ecología porque es Europa la afectada. Pero la verdad es que los pueblos originarios siempre hemos sido conscientes de eso.Antes a nosotros se nos veía como que éramos nosotros los que atrasábamos y por eso había que civilizarnos. Trataron de someternos durante 500 años y no lograron. Es que nuestros pueblos son sabios, y hay que estar orgullosos de su sabiduría. Ya no sentimos que somos un estorbo, sino un aporte para la humanidad. Y también hay que decirlo: No somos pobres, tenemos nuestra cultura y nuestros conocimientos. Lo que necesitamos es autoconciencia acerca de estos temas. Queremos que no hayan ni pueblos oprimidos ni opresores. Nuestra sabiduría debería ser respetada.





BOLIVIA PIDE ASESORÍA DE ECUADOR SOBRE PLAN ECOLÓGICO PARA REPRESAR PETRÓLEO

El Universo de Ecuador (www.eluniverso.com)

Bolivia pidió asesoría al gobierno ecuatoriano para dejar enterrado el petróleo en parques naturales y evitar un daño ecológico, a cambio una compensación internacional, afirmó este viernes el secretario de la Comunidad Andina (CAN), Freddy Elhers.
El presidente Evo Morales envió una carta a su colega ecuatoriano, Rafael Correa, "expresando su entusiasmo por el proyecto y pidiendo asesoría para su eventual aplicación", declaró Elhers.
"Morales estuvo conversando de manera informal con Correa sobre la tesis ecuatoriana. Se entusiasmó mucho y dijo que en Bolivia también han encontrado petróleo en parques nacionales y que le gusta la propuesta", indicó en el marco de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana que se lleva a cabo en Quito.
Elhers confió en que "Bolivia también pueda entrar en esta línea de la protección de recursos naturales".
El 4 de junio el presidente Rafael Correa lanzó una campaña internacional para obtener una compensación a cambio de dejar enterrado el petróleo en el parque Yasuní, declarado por la Unesco reserva mundial de la biosfera en 1989 y principal fuente de recursos petroleros.
"Estamos dispuestos a asumir el sacrificio y el costo, pero exigimos corresponsabilidad y no caridad a la comunidad internacional", remarcó el mandatario en el lanzamiento del programa "Mantener el crudo en tierra, un desafío para Ecuador y el mundo".
Correa aspira a reunir unos 350 millones de dólares que corresponderían a la mitad de las ganancias que dejaría de percibir por el crudo del Yasuní, la mayor fuente de petróleo de Ecuador con reservas probadas de cerca de 1.000 millones de barriles.





COMENTARIO INTERNACIONAL: LA PELEA DE CHÁVEZ CON EL SUR

El Comercio de Perú (www.elcomercio.com.pe)

Por Andrés Oppenheimer.- El presidente narcisista leninista de Venezuela, Hugo Chávez, quien hace titulares a diario tratando de provocar un pleito con EE.UU., ahora está en las noticias por encontrarse enredado en el mayor enfrentamiento que se recuerde con sus propios vecinos sudamericanos.
Chávez amenazó con retirarse del Mercosur si los congresos de Brasil y Paraguay no ratifican la entrada de Venezuela en el bloque en los próximos tres meses. Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay habían admitido a Venezuela en el Mercosur el año pasado, pero el tratado necesita ser ratificado por los respectivos congresos.
"No estamos desesperados por entrar a un viejo Mercosur que no quiera cambiar", dijo Chávez, añadiendo que el bloque comercial de Sudamérica está "signado por el capitalismo y la competencia feroz".
En una creciente guerra de palabras con Brasil, Chávez había acusado anteriormente a los legisladores brasileños de ser loros de EE.UU. por no ratificar la entrada de Venezuela en el Mercosur. El Congreso brasileño había aplazado la ratificación por la reciente decisión de Chávez de no renovar la licencia de la estación de televisión privada más independiente de Venezuela, RCTV.
Brasil pidió, a través de su canciller Celso Amorim, que Chávez hiciera un gesto de buena voluntad hacia el Congreso de Brasil. Chávez respondió diciendo que las declaraciones de Amorim eran impertinentes.
Les pregunté a dos conocidos columnistas políticos --uno en Caracas, la otra en Brasilia--, si los últimos encontronazos de Chávez con sus vecinos significan el fin de su proyecto de liderazgo sudamericano, o si es una tormenta en un vaso de agua. Alberto Garrido, columnista del diario venezolano "El Universal", me dijo que la confrontación va a cambiar el rumbo de la política de Venezuela en América del Sur.
Chávez se ha estrellado contra un muro de ladrillos al tratar de convertir al Mercosur en un bloque revolucionario, y Brasil y Argentina han chocado con un muro semejante en su intento de lograr que la incorporación de Chávez al Mercosur ayude a moderar su retórica ahuyentadora de inversiones, dijo Garrido. Los grandes planes de Venezuela de una alianza sudamericana contra EE.UU. no están yendo a ningún lado.
"Se acabó el proyecto del Mercosur revolucionario, lo que Chávez llamó el eje de liberación estratégico del sur, Caracas-Brasilia-Buenos Aires", me dijo Garrido. "Lo que le queda es encabezar la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua".
Efectivamente, Chávez dijo, hablando sobre los problemas de Venezuela para entrar en el Mercosur, que su prioridad principal en la región será fortalecer el ALBA.
Pero Eliane Cantanhede, columnista política del diario brasileño "Folha de Sao Paulo", tiene una visión ligeramente diferente. Según ella, el Congreso brasileño quizás termine ratificando la entrada de Venezuela en el Mercosur, y las tensiones de Chávez con Brasil quizás disminuyan, por tres motivos: el presidente Lula es un conciliador por naturaleza, Brasil tiene grandes inversiones en Venezuela, y el Congreso brasileño está fragmentado y debilitado por escándalos de corrupción.
El presidente del Senado de Brasil, Renán Calherias, está enfrentando cargos de corrupción por pagos de una compañía constructora a una periodista con quien tiene un hijo, y muchos otros legisladores han sido acusados en otros casos de corrupción.
"Al final del día, es probable que el Congreso brasileño vote a favor de la entrada de Venezuela en el Mercosur", dijo Cantanhede. "El Congreso está aburrido de Chávez, pero es un Congreso muy frágil, y su debilidad le permitirá al Gobierno incidir más en el voto sobre Venezuela".
Mi opinión: si los congresos de Brasil y Paraguay ratifican la entrada de Venezuela en el Mercosur, el bloque sudamericano probablemente termine paralizado por tensiones internas.
Chávez va a tratar constantemente de convertirlo en un bloque "revolucionario", y Brasil de mantener su estatus original de pacto aduanero. Como resultado, el Mercosur tratará de ser una cosa y otra, y terminará no siendo nada.
De manera que lo más probable es que, en los próximos meses, Chávez concentre todos sus esfuerzos en fortalecer el ALBA, la alianza de Venezuela con Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, con ayuda exterior de Irán. El mismo Chávez lo dijo el fin de semana pasado --considerando sus últimos roces con Brasil-- que es el único camino que le queda.





LA VENTA DE COBRE ROBADO AUMENTA EN LATINOAMÉRICA

El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.elnuevoherald.com)

Las exportaciones de cobre están aumentando en la República Dominicana, pero el metal no viene del subsuelo, sino de cables de electricidad y de teléfono.
Ladrones de metal están cortando los cables que abastecen de energía a los dominicanos y les proporcionan formas de comunicarse con sus semejantes, a fin de vender el valioso metal. Eso representa buena parte de las 288 toneladas de cobre exportado este año por la República Dominicana.
Se trata de algo bastante notable para un país caribeño en que no hay una sola mina de cobre en actividad.
Un drástico incremento en los precios del metal, impulsado en parte por la demanda de China, ha hecho que bandidos a través de América Latina roben cables de líneas de comunicación, luces de tránsito y otros alambres, dejando sin luz a urbanizaciones enteras y dañando las economías de sus países.
''La globalización ha promovido un clima en el cual ese tipo de actividades pueden florecer'', dijo Cuauhtemoc Calderón Villareal, un economista del Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, México.
El alza de los precios del cobre, que alcanzó un récord de $4,16 la libra en mayo del 2005 y se ha mantenido por encima de los $3, ha significado una bonanza para dueños de yacimientos de cobre en Bolivia, Perú y México.
Pero ladrones con gran espíritu empresarial han encontrado valiosos metales en sitios mucho más convenientes.
En Brasil, vándalos serrucharon el mes pasado los brazos de una estatua de bronce del legendario jugador de fútbol Pelé. La policía brasileña comenzó de inmediato a investigar negocios de venta de chatarra, para encontrar a los ladrones. En Jamaica, ladrones robaron las vías férreas y los cables de una antigua estación de trenes de Kingston. En Haití, el país más pobre del hemisferio, el gobierno ha iniciado una campaña por televisión implorando al pueblo que ``deje de cortar los cables''.
En mayo, el gobierno de Guyana, país situado en el extremo norte de América del Sur, prohibió las exportaciones de chatarra a fin de desalentar a ladrones que están robando los cables de las luces de tráfico en la capital y en poblaciones a lo largo de la costa.
El vandalismo ha sido desastroso para el sector de energía eléctrica de la República Dominicana, que pierde alrededor de la mitad de la electricidad que genera debido a los daños a la infraestructura y a clientes que hacen conexiones ilegales y no pagan el servicio. Cuando ladrones en Santo Domingo cortaron 300 metros de cable en mayo, dejaron sin electricidad a un amplio sector de la capital durante dos horas. Y eso incluyó un hospital, una base naval y un hotel.





CEBRAS DE LA PAZ

BBC de Londres (www.news.bbc.co.uk)

Una de cada diez personas en la ciudad de La Paz maneja un vehículo a motor.
En comparación con otras ciudades del mundo, éste no es un índice alto de congestionamiento. Pero sin embargo, la capital de Bolivia está sufriendo serios problemas de tráfico y contaminación.
Desde 2005, la Alcaldía de La Paz ha intentado aliviar este caos con un programa innovador: con la ayuda de chicos y chicas jóvenes, disfrazados de cebras.
Las cebras se encuentran en casi todas las esquinas de la ciudad, ayudando a la gente a cruzar la calle, y disciplinando a choferes, desde las primeras horas de la mañana hasta caer la noche.
"Respuesta amigable"
Existen leyes y multas que regulan el tráfico en La Paz, pero a pesar de esto, la mayoría de choferes no respetan la luz roja del semáforo, y mucho menos el derecho de los peatones, ni las líneas de cruce.
"Se estaba buscando de alguna manera una respuesta amigable, no coerción, no sanción, no boleta, no policía", dice Patricia Grossman, la directora de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de La Paz.
"Al principio, el programa fue muy criticado, muy a favor o muy en contra. Porque toda la gente decía: 'Están abusando de los jóvenes que están dentro de las cebras'. Pero les pagábamos y además estaban super motivados. Y así nos empezamos a dar cuenta que se puede cambiar el comportamiento a partir de lo amigable."
Dentro de los disfraces de cebras, se encuentran jóvenes de 16 a 22 años, quienes trabajan por un promedio de seis horas al dia.
Generalmente, son amigables. Dan la mano a los ancianos y a los niños a tiempo de cruzar la calle, y a veces, hasta extienden cuerdas a lo largo de las intersecciones para prohibirle el paso a los automóviles.
Pero no todo el mundo respeta o aprecia el trabajo de éstos guardias en disfraz.
"Hay personas que sí hacen caso," dice Joanna Marcano, una joven estudiante de La Paz. "Pero hay personas que no están de acuerdo con el trabajo de las zebras, tanto autos como peatones."
Es por eso que la Alcaldía de La Paz tiene, también desde el 2005, una constante campaña de concientización pública para que se respete el trabajo de las zebras.
El mes pasado, una docena de cebras se juntaron en un parque al centro de la ciudad para atraer la atención de la gente durante la hora de almuerzo. Tania Rodríguez era una de ellas.
"Yo hasta cierto punto me siento en peligro," dice Rodríguez. "Una vez me empujó un minibus con la puerta, y me hizo girar. Los choferes son los que menos nos respetan."
Pero la Alcaldía de La Paz cree que por cada chofer que decididamente ignora a una cebra, existen más quienes están empezando a hacerles caso.
Patricia Grossman de la Alcaldía de La Paz dice que se siente orgullosa del poco cambio que se está notando.
"Si alguien se para en la cebra, la gente se enoja," dice Grossman. "Entonces ya hay un control social ahí. Eso hemos llegado hacer. ¡Antes no había, antes nadie sabía lo que era una cebra!"
Después de dos años de implementación, la mayoría de los paceños siguen violando las leyes de tránsito. Pero al menos parecen conocer más de cerca las reglas -- y con ellas, las cebras.

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