El presidente Evo Morales eligió bien el día y el lugar para el lanzamiento de lo que él llama una "revolución agraria mecanizada". Lo hizo ante una multitud de seguidores el pasado 2 de agosto, Día del Indio, en la localidad de Ucureña, el mismo sitio donde hace 53 años Víctor Paz Estensoro anunció su famosa -para algunos malograda, para otros no tanto- reforma agraria luego de una rebelión popular.En la práctica no tenía mucho que ofrecer, pero supo disimularlo. Repartió algunos títulos de propiedad, distribuyó parte de los 50 tractores venezolanos que le adelantó a cuenta Hugo Chávez y pronunció uno de sus encendidos discursos, reivindicó el derecho de los indígenas a las tierras que les quitaron "hace 500 años", prometió subsidios, acusó a los "terratenientes del oriente" y amenazó con cerrar el Congreso si no aprueba la ley de reversión de tierras que está congelada en el Senado, donde el oficialismo no tiene mayoría.Si bien el acto se llevó a cabo en el departamento de Cochabamba, de donde Evo es oriundo y tiene su mayor base política, toda la artillería apuntaba indudablemente a Santa Cruz, a unos 900 kilómetros al este.
PELIGROSO AUMENTO DE TENSIONES EN BOLIVIA - III
EVO PROPUGNA MIGRACIÓN MASIVA A LAS TIERRAS DEL ORIENTE BOLIVIANO
Seguramente el principal telón de fondo en el enfrentamiento entre el oriente y el occidente bolivianos es el tema de la tierra. De todas las tensiones que se agudizan en el seno de Bolivia, esta es probablemente la más problemática y potencialmente más riesgosa.
ABC de Paraguay (www.abc.com.py)
Si lo que buscaba era simbolismo e impacto político, el presidente Evo Morales eligió bien el día y el lugar para el lanzamiento de lo que él llama una "revolución agraria mecanizada". Lo hizo ante una multitud de seguidores el pasado 2 de agosto, Día del Indio, en la localidad de Ucureña, el mismo sitio donde hace 53 años Víctor Paz Estensoro anunció su famosa -para algunos malograda, para otros no tanto- reforma agraria luego de una rebelión popular.
En la práctica no tenía mucho que ofrecer, pero supo disimularlo. Repartió algunos títulos de propiedad, distribuyó parte de los 50 tractores venezolanos que le adelantó a cuenta Hugo Chávez y pronunció uno de sus encendidos discursos, reivindicó el derecho de los indígenas a las tierras que les quitaron "hace 500 años", prometió subsidios, acusó a los "terratenientes del oriente" y amenazó con cerrar el Congreso si no aprueba la ley de reversión de tierras que está congelada en el Senado, donde el oficialismo no tiene mayoría.Si bien el acto se llevó a cabo en el departamento de Cochabamba, de donde Evo es oriundo y tiene su mayor base política, toda la artillería apuntaba indudablemente a Santa Cruz, a unos 900 kilómetros al este.
No está claro si el presidente boliviano solo quiere cautivar a sus adeptos con arengas o si realmente piensa llevar adelante su revolución tal como la plantea, pero, en cualquiera de los casos, está jugando con fuego en una nación de por sí altamente dividida y al borde de un conflicto de serias proporciones.
La idea del gobierno no es simplemente redistribuir y formalizar la tenencia de tierras entre indígenas y campesinos en sus propias comunidades, mejorar las condiciones de producción de las masas rurales empobrecidas, utilizar recursos provenientes de las ventas de hidrocarburos para subvenciones, todo lo cual estaría justificado en un país donde la pobreza extrema campesina es sumamente pronunciada.
Ni siquiera es recuperar ("revertir" es el término que utilizan) tierras fiscales malhabidas, obtenidas mediante influencias políticas o falsificación de títulos, ya que existe un proceso iniciado ya antes de su administración que se propone eso mismo, para lo cual fue creado el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ya se han llevado a cabo pericias de campo en por lo menos el 50 por ciento del territorio del país.
Lo que propugna es generar una migración a gran escala desde los departamentos de occidente, donde vive el 64 por ciento de la población, hacia las tierras de los departamentos del oriente, menos poblados, pero más prósperos y con menores desequilibrios sociales.
Para fundamentar el movimiento, señala que las tierras fértiles del oriente están en manos de latifundistas y compañías extranjeras que se apropiaron de ellas en perjuicio de los "pueblos originarios" de Bolivia, que son sus verdaderos dueños. Hay que aclarar que cuando habla de "pueblos originarios" el presidente se refiere preferentemente a los indígenas aymaras y quechuas, que en realidad son nativos del altiplano, no de las llanuras orientales.
El MAS (Movimiento al Socialismo, partido gobernante) considera que la tierra en el oriente está acaparada por una oligarquía, entendida por tal una pequeña clase dominante que concentra todo el poder en beneficio exclusivo de sus intereses y en contra de los intereses de la mayoría. También señala que el sector sojero, por ejemplo, está vinculado casi exclusivamente con intereses extranjeros y que solo deja en el país lo estrictamente necesario para la próxima cosecha.
Como es de suponer, la otra versión, la de los productores y representantes de las fuerzas vivas de la región oriental, incluso la de la mayoría de la gente común de Santa Cruz con quienes hemos conversado, es bien diferente.Estos por lo general reconocen que existen latifundios y tierras malhabidas en la región y no se oponen a su reversión, incluso gratuita, una vez identificados los casos y cumplidos los requisitos correspondientes. Pero consideran injustos los ataques permanentes a su forma de producción y de vida, que han sido exitosos y han traído progreso a la población.
Dicen que, mientras son acusados de enemigos del pueblo boliviano, el sector agropecuario oriental es responsable del 40 por ciento de los empleos del país. Se estima que en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, pese a ser el principal centro urbano de la región, ocho de cada diez personas deben sus ingresos directa o indirectamente a la producción agrícola o ganadera del departamento.
Aducen que han desarrollado sus sectores sin ayuda alguna del estado boliviano, los han hecho crecer y competir internacionalmente. En los últimos 25 años, la superficie cultivada en el departamento de Santa Cruz ha pasado de 150.000 a 2.000.000 de hectáreas y se ha cuadruplicado el número de cabezas de ganado.
Toda la infraestructura de los departamentos orientales, vial y de servicios, ha sido realizada por iniciativa de los mismos productores y de la sociedad civil, sin intervención estatal.
También hablamos con representantes de compañías sojeras -que nos pidieron no publicar sus nombres- que aseguran que este sector ha reinvertido casi todas sus utilidades año tras año, justamente para aprovechar el boom de este producto y sus derivados en los mercados internacionales. Un hecho importante es que la región prácticamente no exporta granos, sino aceites producidos en fábricas que dan empleo a miles de personas.
Como veremos en entrevistas que publicaremos más adelante en esta serie, los productores orientales están en pie de guerra y dicen que resistirán cualquier programa que intente inviabilizar su esfuerzo de tantos años.
OVIEDO VATICINA EL FRACASO DEL MODELO EVO MORALES Y CHÁVEZ
En esta quinta y última parte de la entrevista con Lino Oviedo, el preso político se extiende en el caso de la migración de militares en actividad a España y la corrupción que se opera alrededor. Preguntado acerca de una eventual carrera armamentista en Sudamérica a partir de la compra de armas rusas por el presidente venezolano Hugo Chávez y la pública afirmación del mandatario boliviano Evo Morales de potenciar su Ejército, Oviedo vaticina el fracaso de ese modelo encarado por ambos gobernantes. Sostiene que el sistema de reforma agraria que implica reparto de tierra a campesinos ya fracasó con Velazco Alvarado en Perú y que en Paraguay hay un rosario de experiencias desde los tiempos del dictador Alfredo.
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El líder opositor admite que emisarios del Gobierno le tentaron varias veces con abandonar la prisión a cambio de su sometimiento. Dice haber rechazado las ofertas porque su objetivo es limpiar su honor mancillado por las acusaciones que lo mantienen prisionero en Viñas Cue.
- ¿Los militares en actividad se van a trabajar a España?
- Militares en servicio activo pidieron los seis meses de permiso que les corresponden por ley y se fueron a España.- ¿Y siguen ahí?
- Y ya se cumplió el plazo. Pero ellos continúan allá y sus jefes cobrando su sueldo acá, para no borrarles de la lista. Ellos están en España, extra permiso. Están así ilegalmente.
- ¿Cuántos puede haber de esos militares?
- No quiero hablar de cifras, pero es una buena cantidad.
- ¿Por qué se van?
- Por la baja moral. Por los bajos salarios, por el maltrato, las humillaciones. Por el hecho de haber entrado usted nomás, seguro que les van a cambiar a los que custodian el cuartel. Tenemos oficiales en servicio activo haciendo servicio a particulares, con permiso y con sueldo.
- ¿Con armas del Ejército?
- ¡Claro que sí!, al servicio de particulares que les dan un sueldo. Su sueldo del cuartel, en vez de hacer en el cuartel, consigue como guardia de civiles. Antes eso era inédito. Solamente podía tener guardia militar el presidente y el ex presidente de la República...
- ¿Tanto cayó el nivel?
- Hoy están parados en las calles sin una función operativa, pidiendo limosnas para que les den de comer en ese lugar donde hacen guardia, llámense supermercado o bancos o financieras, llámense farmacias o joyerías.- ¿Eso no era así?
- ¡Jamás! Además, el orden público no es la misión constitucional de las Fuerzas Armadas.
- Esa pregunta sobre las Fuerzas Armadas era por la preocupación que surgió de repente por esas informaciones que vienen de Bolivia, de que Evo Morales quiere rearmar su Ejército.
- Lo digo con absoluta responsabilidad. Le voy a decir más. Tenemos militares que ya fallecieron y sus superiores siguen cobrando su sueldo y están todavía como si estuviesen en servicio activo. Así como el Partido Colorado tiene muertos que votan, en los cuarteles hay gente que murió y sigue cobrando como si estuviera en servicio activo. Tengo un oficial que murió quemado en Ycuá Bolaños. Pero sigue hoy en servicio activo y cobrando su sueldo.
- ¿Cuál es su opinión sobre esto que se asoma, de una carrera armamentista en Sudamérica? Chávez compra armas de los rusos. Evo Morales habla de potenciar sus Fuerzas Armadas, gobiernos que se dicen socialistas, inclinaciones autoritarias...
- No anda. No anda. En poco tiempo vamos a ver el estrepitoso, no digo caída, sino descreimiento y fracaso, tanto de Morales como de Chávez. Tenemos que convencernos de que esta globalización, nosotros los (países) chicos, solos, no vamos a poder enfrentar.
- Morales habla de reforma agraria y de reparto de tierras a campesinos.
- Pero eso ya ocurrió en el Perú en la época de Velazco Alvarado. Fue un fracaso total...
- ¿Por qué?
- Porque justamente los que tenían la tecnología, el capital, el mercado, les sacaron sus bienes a precios fiscales y ellos se fueron todos. Y los campesinos se quedaron sin capital y sin mercado. Cinco cosas se tiene que tener para pretender salir de una situación de pobreza y falta de desarrollo: capital, mercado, tecnología, tierra y gente que trabaje con tecnología.
- Acá, cuántas veces ya se entregaron tierras a campesinos...
- ¡Muchísimas veces!, desde la época de Stroessner. Lo único que cambió fue el nombre del IBR. Ahora se llama Indert. Y sigue repartiendo. ¿Vio alguna vez algún campesino que progrese? ¡Pero no es con el cambio de los nombres de las instituciones que va a cambiar la suerte de los campesinos!
- ¿Es una ilusión?
- La misma cosa quiere hacer Evo Morales. El dice: ‘Vamos a nacionalizar nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro petróleo‘.
- Ya nacionalizó, y parece que le va bien hasta ahora.
- Pero qué ocurre. Brasil, que ahora está haciendo a gran velocidad, en dos años va a tener ya todo inaugurado su petróleo. Tiene las reservas más grandes de petróleo en el Amazonas. Queda muy lejos nomás. Queda a 9.000 km. Pero los brasileños van a traer petróleo del Amazonas. En vez de una distancia de 3.000 km, como es de Bolivia, van a traer de 9.000 km, con la diferencia de que es de ellos les va a salir a un precio irrisorio, y cuando eso ocurra, van a dejar de comprarle a Bolivia. Y si a Bolivia no le compra Brasil, ¿quién le va a comprar? Imagínese cambiar el mercado brasileño por el paraguayo. Mboka garrótere (arma de fuego por palo) se llama eso.
- ¿Cuál es el problema con el gasoducto que proyecta Nicanor con Evo Morales?
- Porque el costo del gasoducto en relación a la amortización del consumo de Paraguay no justifica. Es lo mismo que usted traiga un avión nuevo para el Paraguay con capacidad para 450 pasajeros y que acá no tenga más que dos pasajeros para alzar. ¿Por qué no entra más (la aerolínea brasileña) Gol? Porque no hay pasajeros...
- País pobre, poco movimiento de gente...
- ¿Usted quiere construir un gasoducto para el consumo de una pequeña cantidad de gente? ¿Cuántos millones de dólares le puede costar? ¿En cuánto tiempo va a amortizar el costo, en 60 años?
- ¿Quiere decir usted que el negocio que plantea Paraguay con Bolivia es imposible de hacer?
- Pero en cuanto, si quiere hacer un gasoducto, solamente trayendo de Villamontes a Paraguay, no es rentable...- ¿Por qué?
- Por el costo de inversión y el consumo de esa inversión. Va a tardar muchísimos años en recuperar, si recupera.- ¿Nunca vamos a tener gas por tubería, entonces?
- Hay una posibilidad. Solamente es factible tener gas boliviano si viene hasta Asunción, de aquí a Ciudad del Este y de ahí a Curitiba. Solamente si financia ese estado brasileño (el de Paraná) se va a compensar la inversión.- Hay que convencerle a Curitiba, entonces...
- Exacto, porque hasta Curitiba no llega el gasoducto que viene por Campo Grande-Mato Grosso do Sul y llega a San Paulo. Yo estudié todos esos proyectos. Hablé bastante con los empresarios y políticos brasileños sobre esto. Lo que plantea Nicanor no es rentable. No es posible. No es viable porque no es rentable.
- ¿Eso que firmaron Nicanor y Morales entonces, qué es, pura hojarasca?
- Nicanor ya repartió hasta el gas paraguayo, según él. Por poco ya no está exportando; lo mismo el petróleo. Justo en su campaña electoral para las internas dijo que se descubrió petróleo. Se fue a la frontera para fotografiarse con su casco blanco. "Vamos a reducir la canasta familiar y el resto vamos a exportar y van a venir divisas para el país". Así decía. Dijo que se iba a hacer el puente de Presidente Franco y que por ahí iba a cruzar la vía férrea. Ijapueterei! Tenemos que ser más realistas. ¿Cómo cree que los brasileños le van a aceptar otro puente si lo único que se exporta es contrabando de armas, de CD, de vehículos, de electrónica, de cigarrillos?
A usted le dijo el gobernador Requião en una entrevista: "Con un solo puente nos tiene locos, ¿y quiere uno más?"- Dijo que ya había dos puentes, el Puente de la Amistad y el puente sobre Itaipú...
- Y bueno, Nicanor se envalentona y dice en sus discursos: "Aháta Lula-pe ha’e (voy a decirle a Lula) Ha ha’éichupe", he’i (y le dije). Y qué consiguió. ¿Consiguió sacar la indexación? ¿Consiguió reducir el interés? Nada va a conseguir. Se fue Filizzola como presidente del Congreso... Peor. Siembra la expectativa. Vende ilusiones. Vende mentiras. Vende demagogia. La manera más rápida de destruir a un país es teniendo gobernantes demagogos. No lo digo yo. Lo dijo un gran estratega político...
- ¿Quién?
- Von Clausewiz. "Gobernantes demagogos, es la forma más rápida de destruir a un país porque vende mentiras", dice. La mentira no engorda, no desarrolla. La mentira no trae progreso. No es realidad. Entre el dicho y el hecho, hay un gran trecho.
- ¿Nunca se acercaron a negociar con usted su libertad?
- Siempre tantean. Pero yo no voy a ceder. Mancillaron mi honor, mi reputación, mi familia, mi partido. Pude haberme quedado a vivir tranquilo en el Brasil, pero estoy acá. Fui soldado y me enseñaron a tener honor, dignidad. Seguramente, estos elementos escacean en nuestro país porque la pobreza, la miseria, hace estragos. Yo quiero justicia, y tarde o temprano lo tendré. Por eso vine y estoy aquí. Yo estoy en contra de estos ateos y apátridas. Si yo me complico con ellos, voy a fracasar de la misma manera como fracasaron todos aquellos que se complicaron con todos estos corruptos. Si me toca gobernar, quiero administrar el dinero de los paraguayos sin robar. Si me comprometo, voy a fracasar como gobernante. Salió fracasado Wasmosy. Salió fracasado González Macchi y este (Nicanor) va a salir también fracasado. Entonces, no podemos ligarnos de nuevo a una punta de fracasados...
EN PERÚ EMPRESARIOS HACEN EXIGENCIAS A LA ADMINISTRACIÓN DEL PRESIDENTE ALAN GARCÍA
IMPORTANTES AVANCES EN NEGOCIACIONES COMERCIALES ENTRE CHILE Y BOLIVIA
La delegada nacional Alicia Frohmann destacó el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-22) y el protocolo adjunto que firmaron ambos estados el año pasado, y donde se otorga arancel cero y otros beneficios a los productos bolivianos en el mercado chileno.
La Nación de Chile (www.lanacion.cl/prontus_noticias)
La viceministra de Relaciones Comerciales de la Cancillería boliviana, María Luisa Ramos, y la directora de exportaciones de ProChile, Alicia Frohmann, se reunieron ayer en La Paz con el fin de profundizar normas para el intercambio comercial bilateral. En el encuentro, realizado en la sede de la cartera de RREE, ambas autoridades determinaron concretar un programa de pasantías para estudiantes bolivianos en Chile, analizar los productos que tengan buena acogida en los mercados, compartir con Bolivia la experiencia exportadora chilena y encarar en conjunto una propuesta de venta de mercaderías a terceros países.
Frohmann destacó el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-22) y el protocolo adjunto que firmaron ambos estados el año pasado, y donde se otorga arancel cero y otros beneficios a los productos bolivianos en el mercado chileno. “Las exportaciones Bolivia-Chile se han incrementado más del 70% en el primer trimestre del año 2006 y esperamos que con la profundización del ACE-22 se ponga en práctica la zona de libre comercio, por lo menos en el lado chileno, para mantener y mejorar la exportación boliviana a Chile”, afirmó.
A su turno, la viceministra Ramos explicó que en la bilateral no se trató de negociar la compraventa de productos, sino más bien compartir experiencias en el ámbito del comercio exterior. También anunció que junto al cónsul de Bolivia en Santiago, José Pinelo, se analizará qué productos podrían llegar mejor al mercado chileno y que al momento no tienen oferta exportable.
“Vamos a enfocarnos a los productos que alguna vez llegaron al mercado chileno, pero que ahora no tiene una oferta permanente sostenible en el tiempo; esto junto a nuestro embajador allá, que conoce mucho el sector chileno, porque lo que queremos es vender productos con valor agregado”, sostuvo.
Frente a la consulta sobre una posible exportación de energéticos bolivianos a Chile -luego que La Paz bloqueara que Argentina pudiera reexportar gas a Chile para cumplir sus contratos-, ambas autoridades aseguraron que esta materia no fue discutida en la reunión paceña. Sin embargo, la viceministra Ramos señaló que “en la agenda sin exclusiones con Chile, se trata de hacer los mayores intercambios de visiones, el diálogo político debe anteceder a cualquier diálogo comercial, pero no se excluyen esos temas (energéticos)”.
PRESIÓN EMPRESARIAL
En tanto, en Lima, empresarios peruanos demandaron al Gobierno que negocie con Chile una mayor equidad en las inversiones, en el contexto en que delegaciones de ambos países cumplieron su segundo día de tratativas a puertas cerradas para ampliar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) que se firmó en 1998. Perú y Chile discuten la ampliación del ACE como paso previo a un Tratado de Libre Comercio (TLC), que sería firmado durante la visita a Lima la próxima semana del canciller Alejandro Foxley.
“Chile tiene una serie de trabas burocráticas y de discrecionalidad que nosotros no tenemos en nuestra legislación (…) Queremos una situación de total equidad entre lo que damos y recibimos”, afirmó el presidente de la Cámara de Comercio de Lima, Samuel Gleiser.
Actualmente, las inversiones chilenas en Perú superan los 4 mil millones de dólares, con participación en mercados como el aéreo, con el grupo Lan Airlines, y el de ventas minoristas con las cadenas Falabella y Ripley. “Un incremento de las condiciones de comercio e inversión con Chile es de interés nacional (…) Estamos advirtiendo a los negociadores que es importante que tengan cuidado de cómo se llega al acuerdo”, agregó Gleiser.
Las exportaciones peruanas hacia Chile alcanzaron en 2005 1.128,59 millones de dólares, un 78% más que en el 2004, según la Asociación de Exportadores (ADEX). Entre tanto, las importaciones desde Chile a Perú sumaron el año pasado 625,34 millones de dólares.
Congresista aprista insiste en demarcación marítima
Aun cuando La Moneda ha señalado que no existen temas limítrofes pendientes con Perú, debido a los tratados de 1952 y 1954, el ex canciller y congresista peruano Luis González Posada informó ayer que Palacio Pizarro insistirá en la demanda limeña de revisar la delimitación marítima con Chile. “Reconocemos que Chile tiene una posición distinta y para ellos la frontera marítima ya se fijó, pero consideramos que no hay tratado que avale su posición. La línea fronteriza no ha quedado en stand by, todo tiene su momento y su oportunidad. Es un tema que debe merecer el mayor de nuestros esfuerzos y esperamos que se solucione en este gobierno”, afirmó el parlamentario del Apra, partido que está en el poder desde fines de julio con el Presidente Alan García.
La demanda de Perú generó un impasse entre Palacio Pizarro y La Moneda luego de que el Congreso peruano aprobara -el 3 de noviembre de 2005- una ley para fijar los límites de su dominio marítimo. Con esa ley, Perú buscaba determinar el área marítima donde debe ejercer su dominio, que -según Chile- sobrepasaría el límite fronterizo marítimo en una zona de unos 35 mil kilómetros cuadrados.
Mientras Lima sostiene que la frontera marítima debe estar marcada por una línea imaginaria equidistante que divida en partes iguales el ángulo que forman las costas peruana y chilena, Santiago defiende la línea horizontal perpendicular a sus costas.
Chile considera que el límite fronterizo está fijado por sendos acuerdos firmados en 1952 y 1954, mientras que para Perú estos textos regulan la pesca en la zona y no son tratados limítrofes. Sin embargo, la posición chilena consiguió el respaldo del Gobierno de Ecuador.
Según ha dicho Alan García, el reclamo marítimo puede ir en un carril separado de los avances que haya en otras materias de interés bilateral de carácter político y económico.
Análisis
EL PODER Y LA CONSTITUYENTE
Argenpress de Argentina (www.argenpress.info)
No se trata del poder “de” la constituyente. La “y” marca el detalle; es cierto que esta conjunción cumple una función copulativa: asocia; pero a la vez que asocia también disocia, porque uno y lo otro no son lo mismo. De lo que se trata es de saber distinguir. La concepción moderna concibe al poder como algo que se asalta y se retiene y que en esto consiste la esencia de lo político. Lo que se “constituye” es definido por el poder, por el que lo ejerce y, de ese modo, constituye a una comunidad política a imagen y semejanza de quien ejerce el poder. Manda y ordena, desde arriba, aquello que subordina; el poder permite separarse del resto, que es visto siempre negativamente (“la vil multitud”, “el vulgo”, “la plebe”, etc.). Pero quien detenta el poder acaba siempre en la defensiva, porque sabe, en el fondo, que este no le pertenece y, en consecuencia, debe (como por maldición) ejercer violencia sobre todo posible competidor en la lucha por el poder; en consecuencia, la política se reduce al juego (donde el que juega apuesta la vida de los demás, no siempre la suya) de perseverar en el poder (la farándula lo expresa bien: “lo importante no es subir, sino mantenerse arriba”). El que apuesta por este juego nunca osa tocar el poder, en toda su práctica el poder permanece intacto, es más, todo se reduce a su conservación. Su defensa entonces (para su “libre detentación”) se vuelve idolatría y, como tal, acaba por enceguecer a quienes juegan por tener siquiera un pedazo del ídolo; el poder de mandar a los demás reproduce, casi por inercia, unas prácticas que acaban devaluando el sentido no sólo de “lo político” sino de la existencia misma de la comunidad política y de la sociedad toda. Pero esto no perturba el sueño del político, porque precisamente en su sueño la realidad aparece según sus deseos.
La modernidad se constituye de ese modo, cuanto más se abstrae de la realidad, más absoluta se pretende ella misma (la “invisible hand” que todo lo regula, el “progreso infinito” que promete todo, el “curso inalterable de la historia” que arrastra a todos, el “reino de la libertad” para todos, ahora made in USA, etc.), de modo que la consideración de la realidad se vuelve superflua (porque esta ya ha sido definida y no puede ser más de lo que se ha dicho) y puede prescindir de ella para instalar sus ilusiones como lo puramente real. Lo único que fastidia sus cuitas es la preservación del poder (para eso le sirve la teoría, para justificar siempre su detentación; la eficacia es el patrón que mide la adopción de tal o cual teoría). La legitimación consiste entonces en inventar nuevas fórmulas que convenzan a los obedientes a depositar sus esperanzas en los “profesionales” y renunciar a toda demanda posterior, porque la virtud del obediente estaría en la pasiva resignación de ser siempre él la causa de sus desgracias (si escogió a tal pues que se aguante). Esta manera de entender la política es la que arrastra nuestra intelectualidad (cientistas y políticos que desfilan en el circo mediático) y, de ese modo, se muestran incapaces de comprender siquiera los cambios que estamos produciendo en esta comunidad política llamada Bolivia. Esta nueva realidad exige una nueva mentalidad, también una nueva política. La Constituyente puede ser la mediación que contribuya a la transformación del hombre boliviano pero, para ello, la parte pensante debe de estar a la altura del acontecimiento; es como si los pies del país hubiesen iniciado una maratón, pero la cabeza anda rezagada, bloqueada por su consagración a la repetición y confirmación de lo sacramentado en el centro del mundo, condenándose a ser la sumisa periferia que, siempre obediente, dice amen al destino que se nos impone, desde que nace el moderno world-system.
La concepción moderna del poder es el fundamento sobre la cual se levantan todas las teorías políticas que se traen los apantallados por Harvard o Cambridge y buscan moldear nuestro país a imagen y semejanza de lo que les enseñaron: la política es la lucha por el poder, porque el poder, dicen, es el “ejercicio legítimo de dominación”. Esta visión, santificada por la teoría clásica de la política moderna, es el credo que recitan nuestras elites “ilustradas”, cuando comulgan con sus ídolos, exhortando a los “obedientes” a preservar las instituciones, porque el poder es lo “intocable”, porque la dominación es algo “natural”, porque el orden es en definitiva “divino”, sacramentado por el occidente moderno, que por algo es “universal” y, por tal razón, los culpables somos siempre nosotros, por no ser como ellos, “modernos”. Siendo “moderno” se cree que se accede a una realidad donde se deja atrás el pasado y se lanza, como un proyectil intercontinental, a un futuro inequívoco (estrellado). Este afán enceguece una mentalidad que cree, como un dogma religioso, lo que viene patrocinado por las modas intelectuales del centro del mundo (“entiendo esto como ya lo dijo…”, “parto de la concepción de…”, “me remito a…”, “como ya lo dijo…”, etc.) y, creyendo hacer ciencia, sin producir concepto alguno, cree que “aplicando”, conoce la realidad que le toca vivir, entendiendo por realidad lo que debe de “adecuarse” a una “racionalidad universal” (lo que debe ser válido para todos, sin discusión sino por acatación) que importa aquel que, en definitiva, nunca es productor sino consumidor. Por eso nunca se le ocurre buscar qué hay detrás de aquello que, como titiritero, maneja los hilos discursivos de sus certezas.
La modernidad se piensa, desde Europa, autónoma, cuya misión le ha encomendado a ser llamada, por el “bien de la humanidad”, la “rectora civilizatoria universal”; es ella quien concibe “en su fuero interno” el destino de la humanidad e impone, por su “fuerza externa”, este destino a todo aquel que se niegue porque, como bien dice Hegel, frente al derecho del Estado portador del “espíritu absoluto”, ningún otro Estado tiene derecho alguno. Por eso Bush junior decide quiénes son las “huestes del mal” porque él, sólo él, decide que es él mismo el “bien absoluto”. Del mismo modo, la modernidad decidió, desde 1492, que nosotros (los no europeos) somos los llamados a ser civilizados y ellos quienes nos civilicen y que el daño que nos pudiesen ocasionar es culpa sólo nuestra, por nuestra “insensata” negativa a dejar de ser lo que somos. El argumento siempre ha sido el mismo y su obligación nunca fue persuasiva sino violenta; es decir, nunca fue racional sino irracional. Hasta la conquista del Nuevo Mundo, la humanidad nunca había conocido un genocidio de tal magnitud y de modo sistemático; la “edad de la razón” también inaugura la edad donde la destrucción total es una amenaza real, por eso su economía y su política se expande militarmente (la única garantía solvente es, en definitiva, el poder bélico con que se cuenta).
La magnificación moderna-occidental es una invención ideológica y encubre lo que hizo posible que Europa se concibiera con semejante determinación. La constitución de la subjetividad europea parte de una experiencia que atraviesa el que ambiciona todo aquello que no tiene y que, de pronto, por un suceso nunca antes imaginado, se ve en la posibilidad de tenerlo todo. La dialéctica del amo y el esclavo es una dialéctica devaluada que se origina en una mentalidad acomplejada por su inferioridad, que sólo sabe ser algo a costa siempre de otro, porque la superioridad ficticia nunca es segura, necesita siempre demostrarse, exponerse abusivamente. Quien se siente ahora superior (con todo el despojo del Nuevo Mundo) no sólo necesita demostrar su superioridad al que ha constituido en inferior sino demostrarla ante aquellos otrora superiores; por eso necesita culturalmente re-acomodar a la periférica y atrasada Europa (como lo era hasta la conquista) en centro del mundo, necesita transformar la conciencia de inferioridad que ella tenía de sí misma ante todas las civilizaciones que fueron en todo superiores a ella (por eso reniega del pasado, porque su pasado era su lastre y también, por ello, quiere hacer creer que todo pasado es malo, para implantarse ella como el único referente hacia el adelante que promete con seguridad absoluta). Este es un proceso que, si vio la luz con el “ego conquiro” de Cortés, tardará como dos siglos en conformar una subjetividad que hará de su superioridad fáctica una superioridad absoluta, inventándose el mito “ilustrado” de ser “centro y fin” de la historia universal. Para entender la política moderna debe primero entenderse la constitución histórica de una subjetividad que, de saberse milenariamente inferior ante lo civilizado (el mundo musulmán, el Indostan, la China), con la conquista, este hidalgo (“hijo de alguien”) desplegará una voluntad que se sabrá con el poder de decidir, como dios, la vida y la muerte del otro; esta voluntad rubricará después el “Yo” (en la cedula real) como antecedente de un “ego” que, del “ego cogito”, dará lugar al “Sujeto absoluto”, cuyas determinaciones son aquellas que constituyen al dios medieval; es decir que, el proceso de subjetivación de un individuo que jamás había poseído semejante poder y riqueza (como la que le brinda el Nuevo Mundo) catapultará no sólo su superioridad sino su divinización. Porque sólo el ser que no tiene determinación alguna, fuera de sí, es aquel que realiza “la experiencia al interior de su conciencia” y puede, porque no le debe nada a nadie, constituir al mundo, la realidad y a los mismos dioses, a imagen y semejanza suya.
El individuo que se lanza al atlántico en 1492, lo hace obligado, porque los turco-musulmanes les habían cerrado el paso centenariamente al oriente (donde se encontraba el centro del mundo por milenios). Ese individuo tenía mentalidad mediterránea, o sea, periférica, porque la economía del mediterráneo era en todo oriental y Venecia (el modelo de república que adoptará Inglaterra) era un extremo en la expansión del comercio musulmán. Los productores mundiales por antonomasia siempre habían sido (por milenios) los chinos y los hindúes, siendo los pueblos semitas los comerciantes por excelencia. El occidente europeo era (desde los griegos) lo bárbaro, lo incivilizado; hasta que el oro y la plata (de Zacatecas, Huancavelica y del Potosí) devalúa el mediterráneo, y el atlántico norte se convierte en el centro, desde entonces, del mercado mundial. El norte de Europa, por primera vez en la historia, desde el siglo XVII, acumulará tanta riqueza que, con ella, despegará no sólo económicamente sino también científica, militar, tecnológicamente, etc.; ese despegue necesitará de una justificación racional que deje sin culpa la conciencia de un individuo que inaugura su dominio en el mundo con una violencia monumental.
Para ello le sirve la teoría y, en especial, la filosofía. Porque un dominio que no se justifica, no es dominio real; la necesidad de justificar su dominio (su poder) es lo que está detrás de la filosofía moderna y la constitución de sus ciencias naturales y humanas. Pero algo centenariamente encubierto y olvidado, nos abre la posibilidad de pensar de otro modo el origen de la filosofía moderna; pensar su centralidad atlántica y su dominio absoluto, como el contexto inicial de la filosofía moderna (en contra de todo eurocentrismo que parte sólo de lo intraeuropeo), surge de la necesidad de justificar la violencia desplegada en el Nuevo Mundo. Esta reflexión imperiosa aparece como respuesta a la crítica inaugural de la modernidad como proyecto mundial, y esta crítica aparece en el Nuevo Mundo (siguiendo una reciente hipótesis de Enrique Dussel). Es decir, la posibilidad de una filosofía moderna no nace en Europa sino específicamente, como lugar de origen, en el Caribe. La filosofía es siempre, en última instancia, política, y el tema inicial de la filosofía política moderna fue cómo justificar un dominio ilegítimo: la violencia cometida en el Nuevo Mundo. La crítica a toda posible justificación racional surge, contra todo aquel genocidio, en el apostolado de Bartolomé de las Casas, en la isla de Cuba; originando una argumentación crítico-ética que, contrastando el fundamento de toda actitud cristiana, frente a la hipócrita práctica de la conquista, se convierte en una apologética, del indio primero y del afro después (las dos primeras victimas de la modernidad naciente); desde entonces, los argumentos lascasianos permanecerán como el fantasma que perturbe el sueño tranquilo de la conciencia europea. Contra Bartolomé de las Casas se levanta Gines de Sepúlveda (en Salamanca primero, después en las celebres “disputas de Valladolid” del 1550, algunos de los centros de reflexión más importantes, cuando el norte europeo estaba en todo atrasado de España), como el primer teórico que, apoyándose sobre todo en Aristóteles, justificará toda violencia cometida contra los “tan bárbaros e inhumanos, que así eran antes de la llegada de los españoles”. Sólo entendiendo este contexto se puede entender los argumentos de Locke (uno de los supuestos fundadores de la política moderna), que no hace sino repetir lo que ya dice Sepúlveda; porque de la controversia entre Bartolomé de las Casas y Gines de Sepúlveda (a la que se suma también Gerónimo de Mendieta), se desprenden las primeras teorías modernas del derecho. Francisco de Vittoria y Francisco Suárez son quienes introducen los conceptos fundamentales de “ius peregrinandi” y el de “ius gentium”, o sea, el derecho de gentes y el derecho internacional, sin los cuales es imposible el lenguaje de un Locke (Francisco Suárez es expulsado de España y va a parar a Inglaterra, donde son quemados sus libros por el rey James I) y un Kant después. Bartolomé de las Casas es el primer crítico de la modernidad, quien profetiza la “ira de Dios sobre España por todas las injusticias cometidas” y asume, éticamente, la posición de las victimas y, desde ellas, muestra el irracional e injusto fundamento del mundo que estaba naciendo: “la causa porque han destruido tan infinito numero de ánimas los cristianos ha sido por tener por su fin último el oro”. Con Hobbes y Locke aparece lo que se llama política moderna (desconociendo el origen de esta; a partir de la Ilustración, Europa empezará al norte de los Pirineos, arrojando a España fuera de la historia y, con ella, a nosotros), que ya justifica derechos “naturales” y “humanos” para el individuo que se ha hecho con la riqueza, aun a costa de los derechos de toda la humanidad. Tal aporía se resuelve pronto de modo ideológico, ya que, toda la humanidad que no es europea se ha rebajado previamente a una condición incivil y bárbara.
Ahora sí, abordemos la cuestión del poder. En el medioevo se llamaba “potestas” a lo que hoy entendemos como poder. Francisco Suárez es quien, siguiendo el razonamiento de Bartolomé, mostrará la residencia del poder o la “soberanía” en la comunidad, por medio del “consensus” (más de cuatro siglos antes que Habermas). Baruch Spinoza, un judío sefardita expulsado de España, quien expresa filosóficamente (como Descartes, quien también vive el auge del capitalismo naciente en las antiguas colonias españolas de los Países Bajos) un mundo mercantil como el de Amsterdam, es quien establece la frontera de lo que, después de él, se ha de entender como poder. Toda esa tradición, hasta Spinoza, concebía a la sociedad como una “especiali voluntate”, que por “communi consensu” se reúne en un “corpus politicum”; porque de lo que se trata es de mostrar la ilegitimidad de una soberanía residente exclusivamente en el Papa o en el Rey; esto justificará la posterior revolución burguesa (aplastada en España, los valladares, pero triunfante en Inglaterra, cuya monarquía era la más débil de Europa). Pero esa revolución, hasta la francesa, persigue, en última instancia, el asalto y la posesión de la institución monárquica feudal. Si la soberanía reside en el pueblo (Bartolomé y Suárez), la “potestas” se entiende, ahora con Spinoza, como una delegación (“translata potestate”, traspaso del poder), no una alienación (renuncia del poder original) de esta soberanía; es decir, el pacto previo puede quedar sin efecto si aquella delegación deviene en tiranía, en este caso el pueblo puede acudir a su “poder natural”, porque aquella delegación no es alienación, o sea, nunca se priva el pueblo de ejercer esta “especiali voluntate”, el poder en sentido original. Spinoza llama a este poder “potentia” (aquello que Rousseau llamará “volonté generale”) y al poder delegado “potestas”. Pero con Hobbes (y para toda la historia venidera) esta delegación resulta una total alienación (y será el poder a secas), pues ante el Leviatán los individuos se someten absolutamente; la idea del “pacto” no riñe con este precepto, pues el “pacto” es original, de una vez y para siempre, sin la posibilidad de restablecerlo (de todos modos, el “pacto” era con el “Estado civil”, o sea, entre ellos, pero con nosotros sólo hubo “Estado de guerra”, desde Locke, repitiendo a Gines de Sepulveda). La burguesía, una vez instalada en las instituciones, reorganiza su sociedad feudal en torno al mercado, donde su comunidad empieza a diluirse en el interés individual, la avaricia y todos los efectos de una sociedad atomizada en el derecho de propiedad y la libertad individual, de modo que, políticamente, la preocupación fundamental consiste en cómo contener el desborde social (que comenten siempre los menos favorecidos, la “vil multitud”), sin tocar el orden impuesto y sus presupuestos (Hume y Adam Smith identifican el problema, pero parten de los mismos principios que provocan el desequilibrio: la propiedad privada y la libertad individual). Entonces la política se consolida como lo que después será el ejercicio “natural” de “toda” política: cómo ejercer el poder, esto es, cómo ejercer el dominio.
Weber es fiel a esta tradición, por eso la política se reduce, porque se trata del poder, a un “dominio legítimo sobre obedientes”. Por eso la política da asco, porque todo se reduce a cómo perseverar en el juego maquiavélico de estar por encima de los demás. Esto conforma un individuo cuyos propósitos nobles se diluyen siempre en la reproducción (siempre de peor modo, como cuando la izquierda “subía” al poder) de aquello que criticaba inicialmente. Pero si en eso consiste toda la política, entonces no hay salida; y esa es, precisamente, la aporía de la que no salen anarquistas y posmodernos. Porque reducen todo el poder y lo político a la concepción que la modernidad tiene de ellos, porque se confunde a todo lo santificado por la modernidad como lo humano en general: si la modernidad dice ser racional entonces sólo nos queda la irracionalidad, si ella se postula absoluta entonces sólo nos queda lo relativo, si parte de un dios entonces sólo nos queda ser ateos de todo dios; porque siempre se parte de ella y se acaba en lo mismo, por eso los anarquistas acaban de corbata y los posmodernos en la estética (como todo conduce a la destrucción, sólo resta la celebración dionisiaca).
La modernidad tiene una concepción defectiva del poder y, por ende, defectuosa de la política. Si bien desde Bartolomé hasta Suarez y hasta Spinoza se puede rastrear otro modo de entender estas cosas, lo que plantean, en definitiva, no podría ser posible, si no cargasen consigo una tradición que se remonta hasta el comienzo del cristianismo; el cual debería a su vez remontarse a la antropología semita e históricamente hasta las civilizaciones mesopotámicas y egipcias, donde aparecen el derecho y la política (milenios antes de Grecia y Roma), a partir de criterios universales de contenidos materiales: “dar pan al hambriento, acoger al extranjero, hacer justicia con el huérfano y la viuda”. Y estos criterios, en el curso civilizatorio de la humanidad (del Africa bantu al mundo semita, de este al medio oriente, Babilonia, Samarcanda, Bagdad, centro del mundo hasta el siglo XVII, hasta el Indostan y la China, y de allí al extremo oriente del oriente: el posterior Nuevo Mundo), siempre estuvieron presentes como fundamentos de la política y el derecho. Que estas no son invenciones, ni siquiera griegas, se descubren en una revisión histórica (posible hoy en día por toda la literatura reciente sobre aquello que parecía intocable: que todo empieza en Grecia y acaba en Europa y en USA), donde aparece el Nuevo Mundo como lo que era hasta antes de la conquista: la conclusión del ciclo civilizatorio del neolítico, es decir, la hegemonía de la ciudad sobre el campo. El occidente moderno llevó esta hegemonía hasta consecuencias que parecen, en un futuro no lejano, prácticamente insostenibles. Lo cual, más allá de la ceguera moderna (que todavía pregona el progreso infinito), muestra la pertinencia de enfrentar los nuevos problemas con perspectivas más amplias y mundiales; recuperar patrones civilizatorios que se interrumpieron salvajemente, que están demostrando ser más racionales que aquella que se otorgó el derecho de negar la racionalidad de toda forma de vida que no fuera individualista, propietaria, explotadora de la naturaleza, etc. y esto pasa por redefinir no sólo la política, sino todas las áreas del conocimiento humano.
Y esto pasa por una crítica del concepto básico de la política moderna: el poder. Una comunidad política reunida en torno a un interés común, expresada en una voluntad transformadora de un orden vigente, necesita instituir esa voluntad en mediaciones que hagan factible el interés común; por eso delega, traspasa su poder a una representación que tiene la potestad de efectivizar el camino de la transformación. Pero la comunidad nunca renuncia a su poder natural sino que siempre lo ejerce y acude a él siempre que aquella representación instituida deviene en un mando auto-referencial, es decir, un mando que no obedece. Entonces el poder está siempre y reside en el pueblo y esta es la condición originante de toda política; gracias a esta condición, siempre que el pueblo retome concientemente su soberanía, es que la política se devuelve a su fin inicial: una vocación de servicio. Una sociedad individualista, como la moderna, deviene inevitablemente en el egoísmo militante (a lo que condujo el neoliberalismo: “sálvese quien pueda”); una política que sirva a intereses exclusivamente privados le es pertinente y esta es la política que va moldeando la modernidad: reniega primero de la teología, luego de la filosofía y, por último (como la de Rorty), de la ética (parece el paso que atraviesa el adolescente que, para ser libre de toda tutela, abandona todo aquello que signifique rendir cuentas). Pero una política de liberación debe iniciarse por una asunción ética de sus propósitos y críticamente debe poder desenmascarar todo aquello que significa una política de dominación. Una fetichización del poder concibe a este como dominación, desde donde se impone el orden; esta es la versión que la modernidad tiene del poder: “potestas”. Pero el poder es, en primera y última instancia, la voluntad reunida que produce los cambios, la “potentia” que destrona lo establecido. Pero la “potentia” puede quedarse en su pura indeterminación, sin producir lo nuevo, por ello precisa de instituir mediaciones que hagan posible los cambios que se demanda, por eso “delega” su poder (“potentia”), “instituye” un poder (“potestas”) que le represente. La trampa consiste en renunciar a su “potentia”, de modo que la institución, “potestas”, por su carácter entrópico, se torne autoreferente, despótica. Toda institución, así como genera su esplendor, así también produce su decadencia; el enfoque conservador consiste en su fetichización, hay que preservar a toda costa lo instituido; el anarquista en cambio apuesta a destruir toda institución. El conservador es el discurso del esplendor, el anarquista de la decadencia; ambos parten de un sustancialismo que identifica el todo por la parte, como algo dado de sí, sin devenir, sin historia. Una institución en decadencia requiere su transformación, pero no su destrucción. Partir de la nada es siempre el sueño del Sujeto Absoluto que no precisa de determinación alguna fuera de sí, pero esto no es más que una ilusión de alguien que se cree dios. Todas las cosas que están sucediendo, en tan apretado tiempo, no son, por supuesto, el lugar de la transformación deseada pero, a largo plazo, serán el suelo de las nuevas certidumbres, sobre las cuales se harán posibles nuevos atrevimientos; porque sobre nuevas certidumbres (lo que fue capaz de hacerse) se levantan nuevas esperanzas que anticipan nuevas realidades. La Constituyente es ahora la sede del poder delegado, es la depositaria de la voluntad popular (que es la que contiene, potencialmente también, a las naciones que hicieron acto protagónico en el desfile del 6 de agosto) como aquella excluida centenariamente de un país de unos cuantos. Decir que la Constituyente es soberana es decir que la soberanía reside en aquel que donó su poder al ente que tiene la misión de hacer respetar esa donación. Por eso se dice que el “poder delegado” es un “poder obediencial”. Porque de ese modo el poder se desfetichiza y la política sale de su entrampe maquiavélico y se les devuelve a su lugar original: el lugar de servicio a la comunidad, el poder es servicio y la política es vocación.
Que Silvia Lazarte sea la cabeza (una campesina cocalera) de la Constituyente no es un detalle; tampoco lo es la presencia de dos originarios en la presidencia. Lo que es imposible en otros lados, en Bolivia no sólo es posible, sino que esa posibilidad representa, en los hechos, un proceso de transformación simbólica y cultural que constituye el suelo de una nueva comunidad política boliviana. “Nunca más sin nosotras” decían las mujeres cocaleras y era esa la bandera de todo el desfile de las 36 naciones que inauguraron la Asamblea Constituyente. El camino de un pueblo en su liberación es siempre un camino en el desierto donde debe de aprender a creer en sí mismo (en su voluntad de transformación); que la sede del poder radica en él y que, si bien este se traspasa o delega, nunca se aliena del mismo. Creer en sí también quiere decir partir de nosotros, de nuestra historia, de nuestro pasado; porque no somos una nada como dice la modernidad, sino que somos la negación que hizo de nosotros para la afirmación de su proyecto. La modernidad nunca pudo implantarse sino destruyendo las otras formas de vida: asumirla significa renunciar a lo que somos. Pero esto ya no es sólo una cuestión de identidad, de afirmar algo distinto. El proyecto moderno no es más que la consolidación cultural y civilizatoria de la centralidad euro-norteamericana-céntrica; si este proyecto fuera emancipatorio no habría cinco siglos de violencia inmisericorde contra el resto del mundo y contra la naturaleza. Es precisamente el proyecto moderno, que se expresa ahora en la globalización del capital transnacional, el que socava toda posible vida futura.
Esa necia ilusión de nuestras elites, la tozudez (herencia criolla) de persistir en ese afán de querer ser modernos, es el punto gravitatorio que debe enfrentar la Constituyente. Bolivia nació con una constitución moderna, padeciendo el saqueo moderno que significó su inclusión en un contexto mundial moderno; pero el afán insensato de modernizar la totalidad de sus instituciones se hizo manifiesto, desde el 52, con el MNR. No es exagerado decir que el MNR es el partido del cholo boliviano; aquel que, cuya procedencia es el campo, reniega de su origen y trata, por todos los medios, de negar aquella procedencia asumiendo, como proyecto de vida, la imagen del hombre moderno; por eso desprecia al indio y le vuelve campesino, por eso ve afuera el prototipo de lo que debe hacer adentro, por eso adopta la cultura del dominador (porque frente a esta, la cultura suya no es nada) y abre las entrañas de su suelo para el disfrute del capital que viene de afuera. Fiel y aplicado alumno de las doctrinas que le encomiendan “los que sí saben”, el nuevo MNR (con el heredero blanqueado, mental y físicamente, del doctor Paz: el Goni) no vaciló en adoptar el capitalismo salvaje para no dejar de ser modernos, aun a costa de destruirnos por completo.
Todos los desatinos que moldearon esta Constituyente se quedan cortas frente al desafío que significa estar a la altura de lo que acontece en nuestro país. Que incluso un buen sector del gobierno tampoco está a la altura de estos cambios no sorprende, porque lo más duro de cambiar no es lo que está afuera sino lo que tenemos dentro, y esto vale también para las dirigencias sindicales (atrincheradas en la defensa de sus espacios de poder). Por otro lado, los enemigos de la pluralidad ahora se esconden bajo el manto de esta y demandan aquello que nunca permitieron: una “participación plena”; el “respeto a las minorías” ahora sale de boca de aquellos que disfrazaron a las mayorías en minorías y jamás les asistieron (por considerarles “grupos minúsculos”); y la aprobación por dos tercios, bajo la consigna de asegurar “acuerdos” (siendo aquellos los maestros de la prebenda y el cuoteo, que el “acuerdo” sólo es posible si pagas el precio de mi voto). Estos son los que se beneficiaron de la rifa del país, pero ahora se llenan el cuello de democracia, demandando aquello que nunca practicaron. Estos son los hábiles en el empantanamiento y los subterfugios en los pactos; ahora se llenan la boca de “dialogo”, de “consenso”, quienes no tienen una pretensión honesta y seria de persuadir con razones sus propósitos (siempre disfrazados). Pero estos no son el problema, estos son los adversarios. El problema son quienes dicen estar en representación del pueblo. A estos debemos exigirles una honesta y seria pretensión de servicio, que por sus bocas salga “palabra verdadera”, que sean ejemplo, que aprendan a obedecer, que cumplan con su pueblo y regresen a este de modo digno. Y al pueblo debemos exigirle que se comporte a la altura de su protagonismo; y podemos y debemos exigirle esto, porque un servicio es digno cuando aquel al que servimos es merecedor de este.
El 6 de agosto, en Sucre, desfilaron las 36 naciones que conforman Bolivia. No fue una entrada folklórica sino una peregrinación nacional. Ese es el camino que estamos atravesando, el camino del descubrimiento. En la guerra del Chaco los bolivianos se conocieron unos con otros, pero aquel conocimiento acabó cuando todos regresaron a sus lugares de origen y el citadino se propuso hacer de los indios, proletarios o campesinos, o sea, modernos, o sea, hombres. Por eso Bolivia nunca pudo afirmar un despegue económico, porque nunca incluyó al elemento nacional como nacional, como protagonista, sino como aquello que debía desaparecer. Setenta años después Bolivia está igual o peor que siempre y quienes debían de desaparecer son quienes nos están enseñando a no perecer, a volver la mirada hacia adentro y recuperar nuestro lugar en el tiempo y en el espacio, o sea, en la historia. Por: Rafael Bautista
BOLIVIA EN LA ENCRUCIJADA LATINOAMERICANA
Diario Rebelión (www.rebelion.org)
El presidente Evo Morales ha lanzado una convocatoria para celebrar la primera reunión, a finales de octubre (26,27,28 en Sucre, Bolivia) de este año en curso, de los movimientos de base de América Latina, en lo que se ha llamado el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP), con el fin de darle sustancia a los cambios que vive la región, sobre todo en materia económica y social, y con ello revitalizar las luchas que se vienen desarrollando en el lienzo social del continente.
Nacido de un movimiento indígena y campesino, el mandatario boliviano encuentra en su horizonte, como líder moral de un movimiento, nodos de organización regional en Sudamérica, Centroamérica e incluso en Norteamérica, para levantar un andamiaje de plataformas, experiencias y compromisos con el fin de profundizar y darle viabilidad a otra América con igualdad y justicia, pero significativamente con sostenibilidad hacia un proyecto de transición democrática, con autodeterminación y libertad política geoestratégica para la Patria Grande.
Las temáticas abordadas en serán: 1) El movimiento indígena, 2) Movimiento Campesino, 3) Movimiento Obrero, 4) Intelectuales y modelo económico de la Patria Grande, 5) Derecho a la vida 6) Soberanía de la Patria Grande y defensa militar, 7) Defensa ecológica de la Pacha Mama, 7) Presupuesto participativo, autogobierno, democracia directa, poder local, 9) Alianza entre los Estados y el poder Popular en la Liberación Social, nacional y regional.
Este programa de actividades refleja la composición de los de abajo, sectores marginados, clasistas, antiimperialistas. Es un proyecto nacido en el seno de los pueblos que han venido ensayando sus modos de construcción popular con una gran influencia de las tradiciones de las izquierdas latinoamericanas y sociales, los movimientos obreros y campesinos, urbanos y rurales, ahora unidos en un crisol de resistencias, un multicolor tapete de luchas que se pinta desde las tierras de los inmigrantes en el norte (Canadá y Estados Unidos) hasta la rebelde Patagonia al Sur.
La idea proviene de amplios movimientos sociales que dieron vida a la organización política del Movimiento al Socialismo (MAS) como destacamento fundamentalmente de los indígenas, campesinos y otras organizaciones populares en una nación que vivió la opresión creciente de una casta de terratenientes y apoderados agroexportadores, ahora potenciales y prácticos conspiradores del gobierno de Evo.
Desde las movilizaciones de los cocaleros, la defensa de los mantos acuíferos en Cochabamba y las luchas sindicales de la Central Obrera Boliviana (COB), fue permeando la idea de “enlazar al pueblo” no solo boliviano, sino también latinoamericano, en la defensa resuelta de su vida humana, política y cultural.
Tuvieron la influencia, sin duda, de la hermana revolución bolivariana que trasciende en Venezuela con el presidente Hugo Chávez a la cabeza y los llamados círculos bolivarianos, la lucha de las organizaciones barriales piqueteras en Argentina y los movimientos en defensa de la Madre tierra como los zapatistas en México (EZLN) y Sin Tierra en Brasil (MST).
La hora de los de abajo apunta a la media noche. Se trata de un salto cualitativo de hermanar esfuerzos políticos de base y mantener a flote “Estados progresistas” que han declarado una resulta política internacional de independencia, coyuntura que permite la fusión de las masas en un contexto de integración regional del capitalismo mundial con la clara repartición del poder global en tres polos: Norteamérica, la Unión Europea y la Asiática. El objetivo: la construcción desde abajo, desde los pilares, que se oponga a las hegemonías de las superpotencias que aprisionan a nuestros pueblos para que, en una segunda etapa, orientemos los esfuerzos para sacudirnos la carga histórica de ser colonias y neocolonias desde hace más de 500 años.
Ante tal etapa, las luchas de nuestra América brincan hacia la posibilidad ya no sólo de conocerse y reconocerse como antaño se trató de hacer entre los grupos progresistas y de izquierda hermanos, sino de dibujar un proyecto regional que se oponga, en principio, de manera contundente, al neoliberalismo que tanto ha lastimado a nuestros pueblos y, en segundo lugar, permita florecer los proyectos políticos de humanidad solidaria en verdaderos proyectos políticos de poder popular con una clara idea de hacia donde construir nuestro futuro.
De allí saldrán acuerdos, pero sobre todo la voluntad colectiva de esfuerzos nacionales y locales que atizarán el fuego para impedir la integración-subordinación de los países a los intereses de Estados Unidos y Europa proimperialistas y de los hombres del poder local, sus socios menores.
Los actuales países de Cuba, Venezuela y Bolivia se han convertido en la referencia obligada de los movimientos sociales actuales y sin mirar sus aportes, influencia y determinación, fundamentalmente en el quehacer de sus luchas cotidianas y decididas para defender el patrimonio energético, la tenencia colectiva de la tierras y la educación para todos, todo movimiento quedaría limitado a mediano plazo.
La etapa de recambio se ha abierto y es la hora de la ascendencia histórica, de más y mejores movimientos sociales que empujen a construir gobiernos legítimos y tendientes a garantizar los derechos de todos, que manden obedeciendo y gobiernen por y para el pueblo.
¿Y la región Mesoamericana?
Los movimientos sociales que aparecen recientemente en la región mesoamericana, México y Centroamérica, van nutriendo un bloque de poder de base que poco reconocimiento tiene de sí mismo, pero las luchas locales y nacionales en la cintura del continente se van acercando cada vez más porque comparten niveles de organización, prácticas y programas de demandas nacionales similares, y en la estructura económica también la expoliación y la integración-subordinación a la órbita de los Estados Unidos. De tal forma que los movimientos críticos de las dirigencias verticalistas y las prácticas clientelares, suponen una base activa y decidida para actuar, movilizarse y esforzarse por dejar sentado una nueva forma de hacer política sin aislarse de los procesos políticos que viven los países respectivos donde viven, se mueven y sueñan.
El Consejo de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (Copinh), movimientos de base en El Salvador, los Consejos Populares de Resistencia en Guatemala, los zapatistas de México, la recién insubordinación política del pueblo de Oaxaca en el mismo México, nucleados en torno a la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, que ha declarado 300 municipios autónomos y en resistencia, el movimiento social ciudadano en defensa del voto en el mismo país, el movimiento de renovación del sandinismo en Nicaragua, la Plataforma Antiimperialista en Panamá y los intelectuales del movimiento contra el TLC centroamericano en Costa Rica, son ejemplos de los muchos que están forjando la historia desde la cotidianeidad en la ardua tarea de germinar una nueva vida para el pequeño género humano mesoamericano.
En esta región será necesario acortar las distancias de los que nada tienen, como no sea su propio futuro, una buena propuesta para ello es la convocatoria para el encuentro en Bolivia que de allí saldrán de las cenizas, el fuego.
Polémica en Bolivia
EVO PROPUGNA MIGRACIÓN MASIVA A LAS TIERRAS DEL ORIENTE BOLIVIANO
Seguramente el principal telón de fondo en el enfrentamiento entre el oriente y el occidente bolivianos es el tema de la tierra. De todas las tensiones que se agudizan en el seno de Bolivia, esta es probablemente la más problemática y potencialmente más riesgosa.
ABC de Paraguay (www.abc.com.py)
Si lo que buscaba era simbolismo e impacto político, el presidente Evo Morales eligió bien el día y el lugar para el lanzamiento de lo que él llama una "revolución agraria mecanizada". Lo hizo ante una multitud de seguidores el pasado 2 de agosto, Día del Indio, en la localidad de Ucureña, el mismo sitio donde hace 53 años Víctor Paz Estensoro anunció su famosa -para algunos malograda, para otros no tanto- reforma agraria luego de una rebelión popular.
En la práctica no tenía mucho que ofrecer, pero supo disimularlo. Repartió algunos títulos de propiedad, distribuyó parte de los 50 tractores venezolanos que le adelantó a cuenta Hugo Chávez y pronunció uno de sus encendidos discursos, reivindicó el derecho de los indígenas a las tierras que les quitaron "hace 500 años", prometió subsidios, acusó a los "terratenientes del oriente" y amenazó con cerrar el Congreso si no aprueba la ley de reversión de tierras que está congelada en el Senado, donde el oficialismo no tiene mayoría.Si bien el acto se llevó a cabo en el departamento de Cochabamba, de donde Evo es oriundo y tiene su mayor base política, toda la artillería apuntaba indudablemente a Santa Cruz, a unos 900 kilómetros al este.
No está claro si el presidente boliviano solo quiere cautivar a sus adeptos con arengas o si realmente piensa llevar adelante su revolución tal como la plantea, pero, en cualquiera de los casos, está jugando con fuego en una nación de por sí altamente dividida y al borde de un conflicto de serias proporciones.
La idea del gobierno no es simplemente redistribuir y formalizar la tenencia de tierras entre indígenas y campesinos en sus propias comunidades, mejorar las condiciones de producción de las masas rurales empobrecidas, utilizar recursos provenientes de las ventas de hidrocarburos para subvenciones, todo lo cual estaría justificado en un país donde la pobreza extrema campesina es sumamente pronunciada.
Ni siquiera es recuperar ("revertir" es el término que utilizan) tierras fiscales malhabidas, obtenidas mediante influencias políticas o falsificación de títulos, ya que existe un proceso iniciado ya antes de su administración que se propone eso mismo, para lo cual fue creado el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ya se han llevado a cabo pericias de campo en por lo menos el 50 por ciento del territorio del país.
Lo que propugna es generar una migración a gran escala desde los departamentos de occidente, donde vive el 64 por ciento de la población, hacia las tierras de los departamentos del oriente, menos poblados, pero más prósperos y con menores desequilibrios sociales.
Para fundamentar el movimiento, señala que las tierras fértiles del oriente están en manos de latifundistas y compañías extranjeras que se apropiaron de ellas en perjuicio de los "pueblos originarios" de Bolivia, que son sus verdaderos dueños. Hay que aclarar que cuando habla de "pueblos originarios" el presidente se refiere preferentemente a los indígenas aymaras y quechuas, que en realidad son nativos del altiplano, no de las llanuras orientales.
El MAS (Movimiento al Socialismo, partido gobernante) considera que la tierra en el oriente está acaparada por una oligarquía, entendida por tal una pequeña clase dominante que concentra todo el poder en beneficio exclusivo de sus intereses y en contra de los intereses de la mayoría. También señala que el sector sojero, por ejemplo, está vinculado casi exclusivamente con intereses extranjeros y que solo deja en el país lo estrictamente necesario para la próxima cosecha.
Como es de suponer, la otra versión, la de los productores y representantes de las fuerzas vivas de la región oriental, incluso la de la mayoría de la gente común de Santa Cruz con quienes hemos conversado, es bien diferente.Estos por lo general reconocen que existen latifundios y tierras malhabidas en la región y no se oponen a su reversión, incluso gratuita, una vez identificados los casos y cumplidos los requisitos correspondientes. Pero consideran injustos los ataques permanentes a su forma de producción y de vida, que han sido exitosos y han traído progreso a la población.
Dicen que, mientras son acusados de enemigos del pueblo boliviano, el sector agropecuario oriental es responsable del 40 por ciento de los empleos del país. Se estima que en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, pese a ser el principal centro urbano de la región, ocho de cada diez personas deben sus ingresos directa o indirectamente a la producción agrícola o ganadera del departamento.
Aducen que han desarrollado sus sectores sin ayuda alguna del estado boliviano, los han hecho crecer y competir internacionalmente. En los últimos 25 años, la superficie cultivada en el departamento de Santa Cruz ha pasado de 150.000 a 2.000.000 de hectáreas y se ha cuadruplicado el número de cabezas de ganado.
Toda la infraestructura de los departamentos orientales, vial y de servicios, ha sido realizada por iniciativa de los mismos productores y de la sociedad civil, sin intervención estatal.
También hablamos con representantes de compañías sojeras -que nos pidieron no publicar sus nombres- que aseguran que este sector ha reinvertido casi todas sus utilidades año tras año, justamente para aprovechar el boom de este producto y sus derivados en los mercados internacionales. Un hecho importante es que la región prácticamente no exporta granos, sino aceites producidos en fábricas que dan empleo a miles de personas.
Como veremos en entrevistas que publicaremos más adelante en esta serie, los productores orientales están en pie de guerra y dicen que resistirán cualquier programa que intente inviabilizar su esfuerzo de tantos años.
OVIEDO VATICINA EL FRACASO DEL MODELO EVO MORALES Y CHÁVEZ
En esta quinta y última parte de la entrevista con Lino Oviedo, el preso político se extiende en el caso de la migración de militares en actividad a España y la corrupción que se opera alrededor. Preguntado acerca de una eventual carrera armamentista en Sudamérica a partir de la compra de armas rusas por el presidente venezolano Hugo Chávez y la pública afirmación del mandatario boliviano Evo Morales de potenciar su Ejército, Oviedo vaticina el fracaso de ese modelo encarado por ambos gobernantes. Sostiene que el sistema de reforma agraria que implica reparto de tierra a campesinos ya fracasó con Velazco Alvarado en Perú y que en Paraguay hay un rosario de experiencias desde los tiempos del dictador Alfredo.
ABC de Paraguay (www.abc.com.py)
El líder opositor admite que emisarios del Gobierno le tentaron varias veces con abandonar la prisión a cambio de su sometimiento. Dice haber rechazado las ofertas porque su objetivo es limpiar su honor mancillado por las acusaciones que lo mantienen prisionero en Viñas Cue.
- ¿Los militares en actividad se van a trabajar a España?
- Militares en servicio activo pidieron los seis meses de permiso que les corresponden por ley y se fueron a España.- ¿Y siguen ahí?
- Y ya se cumplió el plazo. Pero ellos continúan allá y sus jefes cobrando su sueldo acá, para no borrarles de la lista. Ellos están en España, extra permiso. Están así ilegalmente.
- ¿Cuántos puede haber de esos militares?
- No quiero hablar de cifras, pero es una buena cantidad.
- ¿Por qué se van?
- Por la baja moral. Por los bajos salarios, por el maltrato, las humillaciones. Por el hecho de haber entrado usted nomás, seguro que les van a cambiar a los que custodian el cuartel. Tenemos oficiales en servicio activo haciendo servicio a particulares, con permiso y con sueldo.
- ¿Con armas del Ejército?
- ¡Claro que sí!, al servicio de particulares que les dan un sueldo. Su sueldo del cuartel, en vez de hacer en el cuartel, consigue como guardia de civiles. Antes eso era inédito. Solamente podía tener guardia militar el presidente y el ex presidente de la República...
- ¿Tanto cayó el nivel?
- Hoy están parados en las calles sin una función operativa, pidiendo limosnas para que les den de comer en ese lugar donde hacen guardia, llámense supermercado o bancos o financieras, llámense farmacias o joyerías.- ¿Eso no era así?
- ¡Jamás! Además, el orden público no es la misión constitucional de las Fuerzas Armadas.
- Esa pregunta sobre las Fuerzas Armadas era por la preocupación que surgió de repente por esas informaciones que vienen de Bolivia, de que Evo Morales quiere rearmar su Ejército.
- Lo digo con absoluta responsabilidad. Le voy a decir más. Tenemos militares que ya fallecieron y sus superiores siguen cobrando su sueldo y están todavía como si estuviesen en servicio activo. Así como el Partido Colorado tiene muertos que votan, en los cuarteles hay gente que murió y sigue cobrando como si estuviera en servicio activo. Tengo un oficial que murió quemado en Ycuá Bolaños. Pero sigue hoy en servicio activo y cobrando su sueldo.
- ¿Cuál es su opinión sobre esto que se asoma, de una carrera armamentista en Sudamérica? Chávez compra armas de los rusos. Evo Morales habla de potenciar sus Fuerzas Armadas, gobiernos que se dicen socialistas, inclinaciones autoritarias...
- No anda. No anda. En poco tiempo vamos a ver el estrepitoso, no digo caída, sino descreimiento y fracaso, tanto de Morales como de Chávez. Tenemos que convencernos de que esta globalización, nosotros los (países) chicos, solos, no vamos a poder enfrentar.
- Morales habla de reforma agraria y de reparto de tierras a campesinos.
- Pero eso ya ocurrió en el Perú en la época de Velazco Alvarado. Fue un fracaso total...
- ¿Por qué?
- Porque justamente los que tenían la tecnología, el capital, el mercado, les sacaron sus bienes a precios fiscales y ellos se fueron todos. Y los campesinos se quedaron sin capital y sin mercado. Cinco cosas se tiene que tener para pretender salir de una situación de pobreza y falta de desarrollo: capital, mercado, tecnología, tierra y gente que trabaje con tecnología.
- Acá, cuántas veces ya se entregaron tierras a campesinos...
- ¡Muchísimas veces!, desde la época de Stroessner. Lo único que cambió fue el nombre del IBR. Ahora se llama Indert. Y sigue repartiendo. ¿Vio alguna vez algún campesino que progrese? ¡Pero no es con el cambio de los nombres de las instituciones que va a cambiar la suerte de los campesinos!
- ¿Es una ilusión?
- La misma cosa quiere hacer Evo Morales. El dice: ‘Vamos a nacionalizar nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro petróleo‘.
- Ya nacionalizó, y parece que le va bien hasta ahora.
- Pero qué ocurre. Brasil, que ahora está haciendo a gran velocidad, en dos años va a tener ya todo inaugurado su petróleo. Tiene las reservas más grandes de petróleo en el Amazonas. Queda muy lejos nomás. Queda a 9.000 km. Pero los brasileños van a traer petróleo del Amazonas. En vez de una distancia de 3.000 km, como es de Bolivia, van a traer de 9.000 km, con la diferencia de que es de ellos les va a salir a un precio irrisorio, y cuando eso ocurra, van a dejar de comprarle a Bolivia. Y si a Bolivia no le compra Brasil, ¿quién le va a comprar? Imagínese cambiar el mercado brasileño por el paraguayo. Mboka garrótere (arma de fuego por palo) se llama eso.
- ¿Cuál es el problema con el gasoducto que proyecta Nicanor con Evo Morales?
- Porque el costo del gasoducto en relación a la amortización del consumo de Paraguay no justifica. Es lo mismo que usted traiga un avión nuevo para el Paraguay con capacidad para 450 pasajeros y que acá no tenga más que dos pasajeros para alzar. ¿Por qué no entra más (la aerolínea brasileña) Gol? Porque no hay pasajeros...
- País pobre, poco movimiento de gente...
- ¿Usted quiere construir un gasoducto para el consumo de una pequeña cantidad de gente? ¿Cuántos millones de dólares le puede costar? ¿En cuánto tiempo va a amortizar el costo, en 60 años?
- ¿Quiere decir usted que el negocio que plantea Paraguay con Bolivia es imposible de hacer?
- Pero en cuanto, si quiere hacer un gasoducto, solamente trayendo de Villamontes a Paraguay, no es rentable...- ¿Por qué?
- Por el costo de inversión y el consumo de esa inversión. Va a tardar muchísimos años en recuperar, si recupera.- ¿Nunca vamos a tener gas por tubería, entonces?
- Hay una posibilidad. Solamente es factible tener gas boliviano si viene hasta Asunción, de aquí a Ciudad del Este y de ahí a Curitiba. Solamente si financia ese estado brasileño (el de Paraná) se va a compensar la inversión.- Hay que convencerle a Curitiba, entonces...
- Exacto, porque hasta Curitiba no llega el gasoducto que viene por Campo Grande-Mato Grosso do Sul y llega a San Paulo. Yo estudié todos esos proyectos. Hablé bastante con los empresarios y políticos brasileños sobre esto. Lo que plantea Nicanor no es rentable. No es posible. No es viable porque no es rentable.
- ¿Eso que firmaron Nicanor y Morales entonces, qué es, pura hojarasca?
- Nicanor ya repartió hasta el gas paraguayo, según él. Por poco ya no está exportando; lo mismo el petróleo. Justo en su campaña electoral para las internas dijo que se descubrió petróleo. Se fue a la frontera para fotografiarse con su casco blanco. "Vamos a reducir la canasta familiar y el resto vamos a exportar y van a venir divisas para el país". Así decía. Dijo que se iba a hacer el puente de Presidente Franco y que por ahí iba a cruzar la vía férrea. Ijapueterei! Tenemos que ser más realistas. ¿Cómo cree que los brasileños le van a aceptar otro puente si lo único que se exporta es contrabando de armas, de CD, de vehículos, de electrónica, de cigarrillos?
A usted le dijo el gobernador Requião en una entrevista: "Con un solo puente nos tiene locos, ¿y quiere uno más?"- Dijo que ya había dos puentes, el Puente de la Amistad y el puente sobre Itaipú...
- Y bueno, Nicanor se envalentona y dice en sus discursos: "Aháta Lula-pe ha’e (voy a decirle a Lula) Ha ha’éichupe", he’i (y le dije). Y qué consiguió. ¿Consiguió sacar la indexación? ¿Consiguió reducir el interés? Nada va a conseguir. Se fue Filizzola como presidente del Congreso... Peor. Siembra la expectativa. Vende ilusiones. Vende mentiras. Vende demagogia. La manera más rápida de destruir a un país es teniendo gobernantes demagogos. No lo digo yo. Lo dijo un gran estratega político...
- ¿Quién?
- Von Clausewiz. "Gobernantes demagogos, es la forma más rápida de destruir a un país porque vende mentiras", dice. La mentira no engorda, no desarrolla. La mentira no trae progreso. No es realidad. Entre el dicho y el hecho, hay un gran trecho.
- ¿Nunca se acercaron a negociar con usted su libertad?
- Siempre tantean. Pero yo no voy a ceder. Mancillaron mi honor, mi reputación, mi familia, mi partido. Pude haberme quedado a vivir tranquilo en el Brasil, pero estoy acá. Fui soldado y me enseñaron a tener honor, dignidad. Seguramente, estos elementos escacean en nuestro país porque la pobreza, la miseria, hace estragos. Yo quiero justicia, y tarde o temprano lo tendré. Por eso vine y estoy aquí. Yo estoy en contra de estos ateos y apátridas. Si yo me complico con ellos, voy a fracasar de la misma manera como fracasaron todos aquellos que se complicaron con todos estos corruptos. Si me toca gobernar, quiero administrar el dinero de los paraguayos sin robar. Si me comprometo, voy a fracasar como gobernante. Salió fracasado Wasmosy. Salió fracasado González Macchi y este (Nicanor) va a salir también fracasado. Entonces, no podemos ligarnos de nuevo a una punta de fracasados...
EN PERÚ EMPRESARIOS HACEN EXIGENCIAS A LA ADMINISTRACIÓN DEL PRESIDENTE ALAN GARCÍA
IMPORTANTES AVANCES EN NEGOCIACIONES COMERCIALES ENTRE CHILE Y BOLIVIA
La delegada nacional Alicia Frohmann destacó el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-22) y el protocolo adjunto que firmaron ambos estados el año pasado, y donde se otorga arancel cero y otros beneficios a los productos bolivianos en el mercado chileno.
La Nación de Chile (www.lanacion.cl/prontus_noticias)
La viceministra de Relaciones Comerciales de la Cancillería boliviana, María Luisa Ramos, y la directora de exportaciones de ProChile, Alicia Frohmann, se reunieron ayer en La Paz con el fin de profundizar normas para el intercambio comercial bilateral. En el encuentro, realizado en la sede de la cartera de RREE, ambas autoridades determinaron concretar un programa de pasantías para estudiantes bolivianos en Chile, analizar los productos que tengan buena acogida en los mercados, compartir con Bolivia la experiencia exportadora chilena y encarar en conjunto una propuesta de venta de mercaderías a terceros países.
Frohmann destacó el Acuerdo de Complementación Económica (ACE-22) y el protocolo adjunto que firmaron ambos estados el año pasado, y donde se otorga arancel cero y otros beneficios a los productos bolivianos en el mercado chileno. “Las exportaciones Bolivia-Chile se han incrementado más del 70% en el primer trimestre del año 2006 y esperamos que con la profundización del ACE-22 se ponga en práctica la zona de libre comercio, por lo menos en el lado chileno, para mantener y mejorar la exportación boliviana a Chile”, afirmó.
A su turno, la viceministra Ramos explicó que en la bilateral no se trató de negociar la compraventa de productos, sino más bien compartir experiencias en el ámbito del comercio exterior. También anunció que junto al cónsul de Bolivia en Santiago, José Pinelo, se analizará qué productos podrían llegar mejor al mercado chileno y que al momento no tienen oferta exportable.
“Vamos a enfocarnos a los productos que alguna vez llegaron al mercado chileno, pero que ahora no tiene una oferta permanente sostenible en el tiempo; esto junto a nuestro embajador allá, que conoce mucho el sector chileno, porque lo que queremos es vender productos con valor agregado”, sostuvo.
Frente a la consulta sobre una posible exportación de energéticos bolivianos a Chile -luego que La Paz bloqueara que Argentina pudiera reexportar gas a Chile para cumplir sus contratos-, ambas autoridades aseguraron que esta materia no fue discutida en la reunión paceña. Sin embargo, la viceministra Ramos señaló que “en la agenda sin exclusiones con Chile, se trata de hacer los mayores intercambios de visiones, el diálogo político debe anteceder a cualquier diálogo comercial, pero no se excluyen esos temas (energéticos)”.
PRESIÓN EMPRESARIAL
En tanto, en Lima, empresarios peruanos demandaron al Gobierno que negocie con Chile una mayor equidad en las inversiones, en el contexto en que delegaciones de ambos países cumplieron su segundo día de tratativas a puertas cerradas para ampliar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) que se firmó en 1998. Perú y Chile discuten la ampliación del ACE como paso previo a un Tratado de Libre Comercio (TLC), que sería firmado durante la visita a Lima la próxima semana del canciller Alejandro Foxley.
“Chile tiene una serie de trabas burocráticas y de discrecionalidad que nosotros no tenemos en nuestra legislación (…) Queremos una situación de total equidad entre lo que damos y recibimos”, afirmó el presidente de la Cámara de Comercio de Lima, Samuel Gleiser.
Actualmente, las inversiones chilenas en Perú superan los 4 mil millones de dólares, con participación en mercados como el aéreo, con el grupo Lan Airlines, y el de ventas minoristas con las cadenas Falabella y Ripley. “Un incremento de las condiciones de comercio e inversión con Chile es de interés nacional (…) Estamos advirtiendo a los negociadores que es importante que tengan cuidado de cómo se llega al acuerdo”, agregó Gleiser.
Las exportaciones peruanas hacia Chile alcanzaron en 2005 1.128,59 millones de dólares, un 78% más que en el 2004, según la Asociación de Exportadores (ADEX). Entre tanto, las importaciones desde Chile a Perú sumaron el año pasado 625,34 millones de dólares.
Congresista aprista insiste en demarcación marítima
Aun cuando La Moneda ha señalado que no existen temas limítrofes pendientes con Perú, debido a los tratados de 1952 y 1954, el ex canciller y congresista peruano Luis González Posada informó ayer que Palacio Pizarro insistirá en la demanda limeña de revisar la delimitación marítima con Chile. “Reconocemos que Chile tiene una posición distinta y para ellos la frontera marítima ya se fijó, pero consideramos que no hay tratado que avale su posición. La línea fronteriza no ha quedado en stand by, todo tiene su momento y su oportunidad. Es un tema que debe merecer el mayor de nuestros esfuerzos y esperamos que se solucione en este gobierno”, afirmó el parlamentario del Apra, partido que está en el poder desde fines de julio con el Presidente Alan García.
La demanda de Perú generó un impasse entre Palacio Pizarro y La Moneda luego de que el Congreso peruano aprobara -el 3 de noviembre de 2005- una ley para fijar los límites de su dominio marítimo. Con esa ley, Perú buscaba determinar el área marítima donde debe ejercer su dominio, que -según Chile- sobrepasaría el límite fronterizo marítimo en una zona de unos 35 mil kilómetros cuadrados.
Mientras Lima sostiene que la frontera marítima debe estar marcada por una línea imaginaria equidistante que divida en partes iguales el ángulo que forman las costas peruana y chilena, Santiago defiende la línea horizontal perpendicular a sus costas.
Chile considera que el límite fronterizo está fijado por sendos acuerdos firmados en 1952 y 1954, mientras que para Perú estos textos regulan la pesca en la zona y no son tratados limítrofes. Sin embargo, la posición chilena consiguió el respaldo del Gobierno de Ecuador.
Según ha dicho Alan García, el reclamo marítimo puede ir en un carril separado de los avances que haya en otras materias de interés bilateral de carácter político y económico.
Análisis
EL PODER Y LA CONSTITUYENTE
Argenpress de Argentina (www.argenpress.info)
No se trata del poder “de” la constituyente. La “y” marca el detalle; es cierto que esta conjunción cumple una función copulativa: asocia; pero a la vez que asocia también disocia, porque uno y lo otro no son lo mismo. De lo que se trata es de saber distinguir. La concepción moderna concibe al poder como algo que se asalta y se retiene y que en esto consiste la esencia de lo político. Lo que se “constituye” es definido por el poder, por el que lo ejerce y, de ese modo, constituye a una comunidad política a imagen y semejanza de quien ejerce el poder. Manda y ordena, desde arriba, aquello que subordina; el poder permite separarse del resto, que es visto siempre negativamente (“la vil multitud”, “el vulgo”, “la plebe”, etc.). Pero quien detenta el poder acaba siempre en la defensiva, porque sabe, en el fondo, que este no le pertenece y, en consecuencia, debe (como por maldición) ejercer violencia sobre todo posible competidor en la lucha por el poder; en consecuencia, la política se reduce al juego (donde el que juega apuesta la vida de los demás, no siempre la suya) de perseverar en el poder (la farándula lo expresa bien: “lo importante no es subir, sino mantenerse arriba”). El que apuesta por este juego nunca osa tocar el poder, en toda su práctica el poder permanece intacto, es más, todo se reduce a su conservación. Su defensa entonces (para su “libre detentación”) se vuelve idolatría y, como tal, acaba por enceguecer a quienes juegan por tener siquiera un pedazo del ídolo; el poder de mandar a los demás reproduce, casi por inercia, unas prácticas que acaban devaluando el sentido no sólo de “lo político” sino de la existencia misma de la comunidad política y de la sociedad toda. Pero esto no perturba el sueño del político, porque precisamente en su sueño la realidad aparece según sus deseos.
La modernidad se constituye de ese modo, cuanto más se abstrae de la realidad, más absoluta se pretende ella misma (la “invisible hand” que todo lo regula, el “progreso infinito” que promete todo, el “curso inalterable de la historia” que arrastra a todos, el “reino de la libertad” para todos, ahora made in USA, etc.), de modo que la consideración de la realidad se vuelve superflua (porque esta ya ha sido definida y no puede ser más de lo que se ha dicho) y puede prescindir de ella para instalar sus ilusiones como lo puramente real. Lo único que fastidia sus cuitas es la preservación del poder (para eso le sirve la teoría, para justificar siempre su detentación; la eficacia es el patrón que mide la adopción de tal o cual teoría). La legitimación consiste entonces en inventar nuevas fórmulas que convenzan a los obedientes a depositar sus esperanzas en los “profesionales” y renunciar a toda demanda posterior, porque la virtud del obediente estaría en la pasiva resignación de ser siempre él la causa de sus desgracias (si escogió a tal pues que se aguante). Esta manera de entender la política es la que arrastra nuestra intelectualidad (cientistas y políticos que desfilan en el circo mediático) y, de ese modo, se muestran incapaces de comprender siquiera los cambios que estamos produciendo en esta comunidad política llamada Bolivia. Esta nueva realidad exige una nueva mentalidad, también una nueva política. La Constituyente puede ser la mediación que contribuya a la transformación del hombre boliviano pero, para ello, la parte pensante debe de estar a la altura del acontecimiento; es como si los pies del país hubiesen iniciado una maratón, pero la cabeza anda rezagada, bloqueada por su consagración a la repetición y confirmación de lo sacramentado en el centro del mundo, condenándose a ser la sumisa periferia que, siempre obediente, dice amen al destino que se nos impone, desde que nace el moderno world-system.
La concepción moderna del poder es el fundamento sobre la cual se levantan todas las teorías políticas que se traen los apantallados por Harvard o Cambridge y buscan moldear nuestro país a imagen y semejanza de lo que les enseñaron: la política es la lucha por el poder, porque el poder, dicen, es el “ejercicio legítimo de dominación”. Esta visión, santificada por la teoría clásica de la política moderna, es el credo que recitan nuestras elites “ilustradas”, cuando comulgan con sus ídolos, exhortando a los “obedientes” a preservar las instituciones, porque el poder es lo “intocable”, porque la dominación es algo “natural”, porque el orden es en definitiva “divino”, sacramentado por el occidente moderno, que por algo es “universal” y, por tal razón, los culpables somos siempre nosotros, por no ser como ellos, “modernos”. Siendo “moderno” se cree que se accede a una realidad donde se deja atrás el pasado y se lanza, como un proyectil intercontinental, a un futuro inequívoco (estrellado). Este afán enceguece una mentalidad que cree, como un dogma religioso, lo que viene patrocinado por las modas intelectuales del centro del mundo (“entiendo esto como ya lo dijo…”, “parto de la concepción de…”, “me remito a…”, “como ya lo dijo…”, etc.) y, creyendo hacer ciencia, sin producir concepto alguno, cree que “aplicando”, conoce la realidad que le toca vivir, entendiendo por realidad lo que debe de “adecuarse” a una “racionalidad universal” (lo que debe ser válido para todos, sin discusión sino por acatación) que importa aquel que, en definitiva, nunca es productor sino consumidor. Por eso nunca se le ocurre buscar qué hay detrás de aquello que, como titiritero, maneja los hilos discursivos de sus certezas.
La modernidad se piensa, desde Europa, autónoma, cuya misión le ha encomendado a ser llamada, por el “bien de la humanidad”, la “rectora civilizatoria universal”; es ella quien concibe “en su fuero interno” el destino de la humanidad e impone, por su “fuerza externa”, este destino a todo aquel que se niegue porque, como bien dice Hegel, frente al derecho del Estado portador del “espíritu absoluto”, ningún otro Estado tiene derecho alguno. Por eso Bush junior decide quiénes son las “huestes del mal” porque él, sólo él, decide que es él mismo el “bien absoluto”. Del mismo modo, la modernidad decidió, desde 1492, que nosotros (los no europeos) somos los llamados a ser civilizados y ellos quienes nos civilicen y que el daño que nos pudiesen ocasionar es culpa sólo nuestra, por nuestra “insensata” negativa a dejar de ser lo que somos. El argumento siempre ha sido el mismo y su obligación nunca fue persuasiva sino violenta; es decir, nunca fue racional sino irracional. Hasta la conquista del Nuevo Mundo, la humanidad nunca había conocido un genocidio de tal magnitud y de modo sistemático; la “edad de la razón” también inaugura la edad donde la destrucción total es una amenaza real, por eso su economía y su política se expande militarmente (la única garantía solvente es, en definitiva, el poder bélico con que se cuenta).
La magnificación moderna-occidental es una invención ideológica y encubre lo que hizo posible que Europa se concibiera con semejante determinación. La constitución de la subjetividad europea parte de una experiencia que atraviesa el que ambiciona todo aquello que no tiene y que, de pronto, por un suceso nunca antes imaginado, se ve en la posibilidad de tenerlo todo. La dialéctica del amo y el esclavo es una dialéctica devaluada que se origina en una mentalidad acomplejada por su inferioridad, que sólo sabe ser algo a costa siempre de otro, porque la superioridad ficticia nunca es segura, necesita siempre demostrarse, exponerse abusivamente. Quien se siente ahora superior (con todo el despojo del Nuevo Mundo) no sólo necesita demostrar su superioridad al que ha constituido en inferior sino demostrarla ante aquellos otrora superiores; por eso necesita culturalmente re-acomodar a la periférica y atrasada Europa (como lo era hasta la conquista) en centro del mundo, necesita transformar la conciencia de inferioridad que ella tenía de sí misma ante todas las civilizaciones que fueron en todo superiores a ella (por eso reniega del pasado, porque su pasado era su lastre y también, por ello, quiere hacer creer que todo pasado es malo, para implantarse ella como el único referente hacia el adelante que promete con seguridad absoluta). Este es un proceso que, si vio la luz con el “ego conquiro” de Cortés, tardará como dos siglos en conformar una subjetividad que hará de su superioridad fáctica una superioridad absoluta, inventándose el mito “ilustrado” de ser “centro y fin” de la historia universal. Para entender la política moderna debe primero entenderse la constitución histórica de una subjetividad que, de saberse milenariamente inferior ante lo civilizado (el mundo musulmán, el Indostan, la China), con la conquista, este hidalgo (“hijo de alguien”) desplegará una voluntad que se sabrá con el poder de decidir, como dios, la vida y la muerte del otro; esta voluntad rubricará después el “Yo” (en la cedula real) como antecedente de un “ego” que, del “ego cogito”, dará lugar al “Sujeto absoluto”, cuyas determinaciones son aquellas que constituyen al dios medieval; es decir que, el proceso de subjetivación de un individuo que jamás había poseído semejante poder y riqueza (como la que le brinda el Nuevo Mundo) catapultará no sólo su superioridad sino su divinización. Porque sólo el ser que no tiene determinación alguna, fuera de sí, es aquel que realiza “la experiencia al interior de su conciencia” y puede, porque no le debe nada a nadie, constituir al mundo, la realidad y a los mismos dioses, a imagen y semejanza suya.
El individuo que se lanza al atlántico en 1492, lo hace obligado, porque los turco-musulmanes les habían cerrado el paso centenariamente al oriente (donde se encontraba el centro del mundo por milenios). Ese individuo tenía mentalidad mediterránea, o sea, periférica, porque la economía del mediterráneo era en todo oriental y Venecia (el modelo de república que adoptará Inglaterra) era un extremo en la expansión del comercio musulmán. Los productores mundiales por antonomasia siempre habían sido (por milenios) los chinos y los hindúes, siendo los pueblos semitas los comerciantes por excelencia. El occidente europeo era (desde los griegos) lo bárbaro, lo incivilizado; hasta que el oro y la plata (de Zacatecas, Huancavelica y del Potosí) devalúa el mediterráneo, y el atlántico norte se convierte en el centro, desde entonces, del mercado mundial. El norte de Europa, por primera vez en la historia, desde el siglo XVII, acumulará tanta riqueza que, con ella, despegará no sólo económicamente sino también científica, militar, tecnológicamente, etc.; ese despegue necesitará de una justificación racional que deje sin culpa la conciencia de un individuo que inaugura su dominio en el mundo con una violencia monumental.
Para ello le sirve la teoría y, en especial, la filosofía. Porque un dominio que no se justifica, no es dominio real; la necesidad de justificar su dominio (su poder) es lo que está detrás de la filosofía moderna y la constitución de sus ciencias naturales y humanas. Pero algo centenariamente encubierto y olvidado, nos abre la posibilidad de pensar de otro modo el origen de la filosofía moderna; pensar su centralidad atlántica y su dominio absoluto, como el contexto inicial de la filosofía moderna (en contra de todo eurocentrismo que parte sólo de lo intraeuropeo), surge de la necesidad de justificar la violencia desplegada en el Nuevo Mundo. Esta reflexión imperiosa aparece como respuesta a la crítica inaugural de la modernidad como proyecto mundial, y esta crítica aparece en el Nuevo Mundo (siguiendo una reciente hipótesis de Enrique Dussel). Es decir, la posibilidad de una filosofía moderna no nace en Europa sino específicamente, como lugar de origen, en el Caribe. La filosofía es siempre, en última instancia, política, y el tema inicial de la filosofía política moderna fue cómo justificar un dominio ilegítimo: la violencia cometida en el Nuevo Mundo. La crítica a toda posible justificación racional surge, contra todo aquel genocidio, en el apostolado de Bartolomé de las Casas, en la isla de Cuba; originando una argumentación crítico-ética que, contrastando el fundamento de toda actitud cristiana, frente a la hipócrita práctica de la conquista, se convierte en una apologética, del indio primero y del afro después (las dos primeras victimas de la modernidad naciente); desde entonces, los argumentos lascasianos permanecerán como el fantasma que perturbe el sueño tranquilo de la conciencia europea. Contra Bartolomé de las Casas se levanta Gines de Sepúlveda (en Salamanca primero, después en las celebres “disputas de Valladolid” del 1550, algunos de los centros de reflexión más importantes, cuando el norte europeo estaba en todo atrasado de España), como el primer teórico que, apoyándose sobre todo en Aristóteles, justificará toda violencia cometida contra los “tan bárbaros e inhumanos, que así eran antes de la llegada de los españoles”. Sólo entendiendo este contexto se puede entender los argumentos de Locke (uno de los supuestos fundadores de la política moderna), que no hace sino repetir lo que ya dice Sepúlveda; porque de la controversia entre Bartolomé de las Casas y Gines de Sepúlveda (a la que se suma también Gerónimo de Mendieta), se desprenden las primeras teorías modernas del derecho. Francisco de Vittoria y Francisco Suárez son quienes introducen los conceptos fundamentales de “ius peregrinandi” y el de “ius gentium”, o sea, el derecho de gentes y el derecho internacional, sin los cuales es imposible el lenguaje de un Locke (Francisco Suárez es expulsado de España y va a parar a Inglaterra, donde son quemados sus libros por el rey James I) y un Kant después. Bartolomé de las Casas es el primer crítico de la modernidad, quien profetiza la “ira de Dios sobre España por todas las injusticias cometidas” y asume, éticamente, la posición de las victimas y, desde ellas, muestra el irracional e injusto fundamento del mundo que estaba naciendo: “la causa porque han destruido tan infinito numero de ánimas los cristianos ha sido por tener por su fin último el oro”. Con Hobbes y Locke aparece lo que se llama política moderna (desconociendo el origen de esta; a partir de la Ilustración, Europa empezará al norte de los Pirineos, arrojando a España fuera de la historia y, con ella, a nosotros), que ya justifica derechos “naturales” y “humanos” para el individuo que se ha hecho con la riqueza, aun a costa de los derechos de toda la humanidad. Tal aporía se resuelve pronto de modo ideológico, ya que, toda la humanidad que no es europea se ha rebajado previamente a una condición incivil y bárbara.
Ahora sí, abordemos la cuestión del poder. En el medioevo se llamaba “potestas” a lo que hoy entendemos como poder. Francisco Suárez es quien, siguiendo el razonamiento de Bartolomé, mostrará la residencia del poder o la “soberanía” en la comunidad, por medio del “consensus” (más de cuatro siglos antes que Habermas). Baruch Spinoza, un judío sefardita expulsado de España, quien expresa filosóficamente (como Descartes, quien también vive el auge del capitalismo naciente en las antiguas colonias españolas de los Países Bajos) un mundo mercantil como el de Amsterdam, es quien establece la frontera de lo que, después de él, se ha de entender como poder. Toda esa tradición, hasta Spinoza, concebía a la sociedad como una “especiali voluntate”, que por “communi consensu” se reúne en un “corpus politicum”; porque de lo que se trata es de mostrar la ilegitimidad de una soberanía residente exclusivamente en el Papa o en el Rey; esto justificará la posterior revolución burguesa (aplastada en España, los valladares, pero triunfante en Inglaterra, cuya monarquía era la más débil de Europa). Pero esa revolución, hasta la francesa, persigue, en última instancia, el asalto y la posesión de la institución monárquica feudal. Si la soberanía reside en el pueblo (Bartolomé y Suárez), la “potestas” se entiende, ahora con Spinoza, como una delegación (“translata potestate”, traspaso del poder), no una alienación (renuncia del poder original) de esta soberanía; es decir, el pacto previo puede quedar sin efecto si aquella delegación deviene en tiranía, en este caso el pueblo puede acudir a su “poder natural”, porque aquella delegación no es alienación, o sea, nunca se priva el pueblo de ejercer esta “especiali voluntate”, el poder en sentido original. Spinoza llama a este poder “potentia” (aquello que Rousseau llamará “volonté generale”) y al poder delegado “potestas”. Pero con Hobbes (y para toda la historia venidera) esta delegación resulta una total alienación (y será el poder a secas), pues ante el Leviatán los individuos se someten absolutamente; la idea del “pacto” no riñe con este precepto, pues el “pacto” es original, de una vez y para siempre, sin la posibilidad de restablecerlo (de todos modos, el “pacto” era con el “Estado civil”, o sea, entre ellos, pero con nosotros sólo hubo “Estado de guerra”, desde Locke, repitiendo a Gines de Sepulveda). La burguesía, una vez instalada en las instituciones, reorganiza su sociedad feudal en torno al mercado, donde su comunidad empieza a diluirse en el interés individual, la avaricia y todos los efectos de una sociedad atomizada en el derecho de propiedad y la libertad individual, de modo que, políticamente, la preocupación fundamental consiste en cómo contener el desborde social (que comenten siempre los menos favorecidos, la “vil multitud”), sin tocar el orden impuesto y sus presupuestos (Hume y Adam Smith identifican el problema, pero parten de los mismos principios que provocan el desequilibrio: la propiedad privada y la libertad individual). Entonces la política se consolida como lo que después será el ejercicio “natural” de “toda” política: cómo ejercer el poder, esto es, cómo ejercer el dominio.
Weber es fiel a esta tradición, por eso la política se reduce, porque se trata del poder, a un “dominio legítimo sobre obedientes”. Por eso la política da asco, porque todo se reduce a cómo perseverar en el juego maquiavélico de estar por encima de los demás. Esto conforma un individuo cuyos propósitos nobles se diluyen siempre en la reproducción (siempre de peor modo, como cuando la izquierda “subía” al poder) de aquello que criticaba inicialmente. Pero si en eso consiste toda la política, entonces no hay salida; y esa es, precisamente, la aporía de la que no salen anarquistas y posmodernos. Porque reducen todo el poder y lo político a la concepción que la modernidad tiene de ellos, porque se confunde a todo lo santificado por la modernidad como lo humano en general: si la modernidad dice ser racional entonces sólo nos queda la irracionalidad, si ella se postula absoluta entonces sólo nos queda lo relativo, si parte de un dios entonces sólo nos queda ser ateos de todo dios; porque siempre se parte de ella y se acaba en lo mismo, por eso los anarquistas acaban de corbata y los posmodernos en la estética (como todo conduce a la destrucción, sólo resta la celebración dionisiaca).
La modernidad tiene una concepción defectiva del poder y, por ende, defectuosa de la política. Si bien desde Bartolomé hasta Suarez y hasta Spinoza se puede rastrear otro modo de entender estas cosas, lo que plantean, en definitiva, no podría ser posible, si no cargasen consigo una tradición que se remonta hasta el comienzo del cristianismo; el cual debería a su vez remontarse a la antropología semita e históricamente hasta las civilizaciones mesopotámicas y egipcias, donde aparecen el derecho y la política (milenios antes de Grecia y Roma), a partir de criterios universales de contenidos materiales: “dar pan al hambriento, acoger al extranjero, hacer justicia con el huérfano y la viuda”. Y estos criterios, en el curso civilizatorio de la humanidad (del Africa bantu al mundo semita, de este al medio oriente, Babilonia, Samarcanda, Bagdad, centro del mundo hasta el siglo XVII, hasta el Indostan y la China, y de allí al extremo oriente del oriente: el posterior Nuevo Mundo), siempre estuvieron presentes como fundamentos de la política y el derecho. Que estas no son invenciones, ni siquiera griegas, se descubren en una revisión histórica (posible hoy en día por toda la literatura reciente sobre aquello que parecía intocable: que todo empieza en Grecia y acaba en Europa y en USA), donde aparece el Nuevo Mundo como lo que era hasta antes de la conquista: la conclusión del ciclo civilizatorio del neolítico, es decir, la hegemonía de la ciudad sobre el campo. El occidente moderno llevó esta hegemonía hasta consecuencias que parecen, en un futuro no lejano, prácticamente insostenibles. Lo cual, más allá de la ceguera moderna (que todavía pregona el progreso infinito), muestra la pertinencia de enfrentar los nuevos problemas con perspectivas más amplias y mundiales; recuperar patrones civilizatorios que se interrumpieron salvajemente, que están demostrando ser más racionales que aquella que se otorgó el derecho de negar la racionalidad de toda forma de vida que no fuera individualista, propietaria, explotadora de la naturaleza, etc. y esto pasa por redefinir no sólo la política, sino todas las áreas del conocimiento humano.
Y esto pasa por una crítica del concepto básico de la política moderna: el poder. Una comunidad política reunida en torno a un interés común, expresada en una voluntad transformadora de un orden vigente, necesita instituir esa voluntad en mediaciones que hagan factible el interés común; por eso delega, traspasa su poder a una representación que tiene la potestad de efectivizar el camino de la transformación. Pero la comunidad nunca renuncia a su poder natural sino que siempre lo ejerce y acude a él siempre que aquella representación instituida deviene en un mando auto-referencial, es decir, un mando que no obedece. Entonces el poder está siempre y reside en el pueblo y esta es la condición originante de toda política; gracias a esta condición, siempre que el pueblo retome concientemente su soberanía, es que la política se devuelve a su fin inicial: una vocación de servicio. Una sociedad individualista, como la moderna, deviene inevitablemente en el egoísmo militante (a lo que condujo el neoliberalismo: “sálvese quien pueda”); una política que sirva a intereses exclusivamente privados le es pertinente y esta es la política que va moldeando la modernidad: reniega primero de la teología, luego de la filosofía y, por último (como la de Rorty), de la ética (parece el paso que atraviesa el adolescente que, para ser libre de toda tutela, abandona todo aquello que signifique rendir cuentas). Pero una política de liberación debe iniciarse por una asunción ética de sus propósitos y críticamente debe poder desenmascarar todo aquello que significa una política de dominación. Una fetichización del poder concibe a este como dominación, desde donde se impone el orden; esta es la versión que la modernidad tiene del poder: “potestas”. Pero el poder es, en primera y última instancia, la voluntad reunida que produce los cambios, la “potentia” que destrona lo establecido. Pero la “potentia” puede quedarse en su pura indeterminación, sin producir lo nuevo, por ello precisa de instituir mediaciones que hagan posible los cambios que se demanda, por eso “delega” su poder (“potentia”), “instituye” un poder (“potestas”) que le represente. La trampa consiste en renunciar a su “potentia”, de modo que la institución, “potestas”, por su carácter entrópico, se torne autoreferente, despótica. Toda institución, así como genera su esplendor, así también produce su decadencia; el enfoque conservador consiste en su fetichización, hay que preservar a toda costa lo instituido; el anarquista en cambio apuesta a destruir toda institución. El conservador es el discurso del esplendor, el anarquista de la decadencia; ambos parten de un sustancialismo que identifica el todo por la parte, como algo dado de sí, sin devenir, sin historia. Una institución en decadencia requiere su transformación, pero no su destrucción. Partir de la nada es siempre el sueño del Sujeto Absoluto que no precisa de determinación alguna fuera de sí, pero esto no es más que una ilusión de alguien que se cree dios. Todas las cosas que están sucediendo, en tan apretado tiempo, no son, por supuesto, el lugar de la transformación deseada pero, a largo plazo, serán el suelo de las nuevas certidumbres, sobre las cuales se harán posibles nuevos atrevimientos; porque sobre nuevas certidumbres (lo que fue capaz de hacerse) se levantan nuevas esperanzas que anticipan nuevas realidades. La Constituyente es ahora la sede del poder delegado, es la depositaria de la voluntad popular (que es la que contiene, potencialmente también, a las naciones que hicieron acto protagónico en el desfile del 6 de agosto) como aquella excluida centenariamente de un país de unos cuantos. Decir que la Constituyente es soberana es decir que la soberanía reside en aquel que donó su poder al ente que tiene la misión de hacer respetar esa donación. Por eso se dice que el “poder delegado” es un “poder obediencial”. Porque de ese modo el poder se desfetichiza y la política sale de su entrampe maquiavélico y se les devuelve a su lugar original: el lugar de servicio a la comunidad, el poder es servicio y la política es vocación.
Que Silvia Lazarte sea la cabeza (una campesina cocalera) de la Constituyente no es un detalle; tampoco lo es la presencia de dos originarios en la presidencia. Lo que es imposible en otros lados, en Bolivia no sólo es posible, sino que esa posibilidad representa, en los hechos, un proceso de transformación simbólica y cultural que constituye el suelo de una nueva comunidad política boliviana. “Nunca más sin nosotras” decían las mujeres cocaleras y era esa la bandera de todo el desfile de las 36 naciones que inauguraron la Asamblea Constituyente. El camino de un pueblo en su liberación es siempre un camino en el desierto donde debe de aprender a creer en sí mismo (en su voluntad de transformación); que la sede del poder radica en él y que, si bien este se traspasa o delega, nunca se aliena del mismo. Creer en sí también quiere decir partir de nosotros, de nuestra historia, de nuestro pasado; porque no somos una nada como dice la modernidad, sino que somos la negación que hizo de nosotros para la afirmación de su proyecto. La modernidad nunca pudo implantarse sino destruyendo las otras formas de vida: asumirla significa renunciar a lo que somos. Pero esto ya no es sólo una cuestión de identidad, de afirmar algo distinto. El proyecto moderno no es más que la consolidación cultural y civilizatoria de la centralidad euro-norteamericana-céntrica; si este proyecto fuera emancipatorio no habría cinco siglos de violencia inmisericorde contra el resto del mundo y contra la naturaleza. Es precisamente el proyecto moderno, que se expresa ahora en la globalización del capital transnacional, el que socava toda posible vida futura.
Esa necia ilusión de nuestras elites, la tozudez (herencia criolla) de persistir en ese afán de querer ser modernos, es el punto gravitatorio que debe enfrentar la Constituyente. Bolivia nació con una constitución moderna, padeciendo el saqueo moderno que significó su inclusión en un contexto mundial moderno; pero el afán insensato de modernizar la totalidad de sus instituciones se hizo manifiesto, desde el 52, con el MNR. No es exagerado decir que el MNR es el partido del cholo boliviano; aquel que, cuya procedencia es el campo, reniega de su origen y trata, por todos los medios, de negar aquella procedencia asumiendo, como proyecto de vida, la imagen del hombre moderno; por eso desprecia al indio y le vuelve campesino, por eso ve afuera el prototipo de lo que debe hacer adentro, por eso adopta la cultura del dominador (porque frente a esta, la cultura suya no es nada) y abre las entrañas de su suelo para el disfrute del capital que viene de afuera. Fiel y aplicado alumno de las doctrinas que le encomiendan “los que sí saben”, el nuevo MNR (con el heredero blanqueado, mental y físicamente, del doctor Paz: el Goni) no vaciló en adoptar el capitalismo salvaje para no dejar de ser modernos, aun a costa de destruirnos por completo.
Todos los desatinos que moldearon esta Constituyente se quedan cortas frente al desafío que significa estar a la altura de lo que acontece en nuestro país. Que incluso un buen sector del gobierno tampoco está a la altura de estos cambios no sorprende, porque lo más duro de cambiar no es lo que está afuera sino lo que tenemos dentro, y esto vale también para las dirigencias sindicales (atrincheradas en la defensa de sus espacios de poder). Por otro lado, los enemigos de la pluralidad ahora se esconden bajo el manto de esta y demandan aquello que nunca permitieron: una “participación plena”; el “respeto a las minorías” ahora sale de boca de aquellos que disfrazaron a las mayorías en minorías y jamás les asistieron (por considerarles “grupos minúsculos”); y la aprobación por dos tercios, bajo la consigna de asegurar “acuerdos” (siendo aquellos los maestros de la prebenda y el cuoteo, que el “acuerdo” sólo es posible si pagas el precio de mi voto). Estos son los que se beneficiaron de la rifa del país, pero ahora se llenan el cuello de democracia, demandando aquello que nunca practicaron. Estos son los hábiles en el empantanamiento y los subterfugios en los pactos; ahora se llenan la boca de “dialogo”, de “consenso”, quienes no tienen una pretensión honesta y seria de persuadir con razones sus propósitos (siempre disfrazados). Pero estos no son el problema, estos son los adversarios. El problema son quienes dicen estar en representación del pueblo. A estos debemos exigirles una honesta y seria pretensión de servicio, que por sus bocas salga “palabra verdadera”, que sean ejemplo, que aprendan a obedecer, que cumplan con su pueblo y regresen a este de modo digno. Y al pueblo debemos exigirle que se comporte a la altura de su protagonismo; y podemos y debemos exigirle esto, porque un servicio es digno cuando aquel al que servimos es merecedor de este.
El 6 de agosto, en Sucre, desfilaron las 36 naciones que conforman Bolivia. No fue una entrada folklórica sino una peregrinación nacional. Ese es el camino que estamos atravesando, el camino del descubrimiento. En la guerra del Chaco los bolivianos se conocieron unos con otros, pero aquel conocimiento acabó cuando todos regresaron a sus lugares de origen y el citadino se propuso hacer de los indios, proletarios o campesinos, o sea, modernos, o sea, hombres. Por eso Bolivia nunca pudo afirmar un despegue económico, porque nunca incluyó al elemento nacional como nacional, como protagonista, sino como aquello que debía desaparecer. Setenta años después Bolivia está igual o peor que siempre y quienes debían de desaparecer son quienes nos están enseñando a no perecer, a volver la mirada hacia adentro y recuperar nuestro lugar en el tiempo y en el espacio, o sea, en la historia. Por: Rafael Bautista
BOLIVIA EN LA ENCRUCIJADA LATINOAMERICANA
Diario Rebelión (www.rebelion.org)
El presidente Evo Morales ha lanzado una convocatoria para celebrar la primera reunión, a finales de octubre (26,27,28 en Sucre, Bolivia) de este año en curso, de los movimientos de base de América Latina, en lo que se ha llamado el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP), con el fin de darle sustancia a los cambios que vive la región, sobre todo en materia económica y social, y con ello revitalizar las luchas que se vienen desarrollando en el lienzo social del continente.
Nacido de un movimiento indígena y campesino, el mandatario boliviano encuentra en su horizonte, como líder moral de un movimiento, nodos de organización regional en Sudamérica, Centroamérica e incluso en Norteamérica, para levantar un andamiaje de plataformas, experiencias y compromisos con el fin de profundizar y darle viabilidad a otra América con igualdad y justicia, pero significativamente con sostenibilidad hacia un proyecto de transición democrática, con autodeterminación y libertad política geoestratégica para la Patria Grande.
Las temáticas abordadas en serán: 1) El movimiento indígena, 2) Movimiento Campesino, 3) Movimiento Obrero, 4) Intelectuales y modelo económico de la Patria Grande, 5) Derecho a la vida 6) Soberanía de la Patria Grande y defensa militar, 7) Defensa ecológica de la Pacha Mama, 7) Presupuesto participativo, autogobierno, democracia directa, poder local, 9) Alianza entre los Estados y el poder Popular en la Liberación Social, nacional y regional.
Este programa de actividades refleja la composición de los de abajo, sectores marginados, clasistas, antiimperialistas. Es un proyecto nacido en el seno de los pueblos que han venido ensayando sus modos de construcción popular con una gran influencia de las tradiciones de las izquierdas latinoamericanas y sociales, los movimientos obreros y campesinos, urbanos y rurales, ahora unidos en un crisol de resistencias, un multicolor tapete de luchas que se pinta desde las tierras de los inmigrantes en el norte (Canadá y Estados Unidos) hasta la rebelde Patagonia al Sur.
La idea proviene de amplios movimientos sociales que dieron vida a la organización política del Movimiento al Socialismo (MAS) como destacamento fundamentalmente de los indígenas, campesinos y otras organizaciones populares en una nación que vivió la opresión creciente de una casta de terratenientes y apoderados agroexportadores, ahora potenciales y prácticos conspiradores del gobierno de Evo.
Desde las movilizaciones de los cocaleros, la defensa de los mantos acuíferos en Cochabamba y las luchas sindicales de la Central Obrera Boliviana (COB), fue permeando la idea de “enlazar al pueblo” no solo boliviano, sino también latinoamericano, en la defensa resuelta de su vida humana, política y cultural.
Tuvieron la influencia, sin duda, de la hermana revolución bolivariana que trasciende en Venezuela con el presidente Hugo Chávez a la cabeza y los llamados círculos bolivarianos, la lucha de las organizaciones barriales piqueteras en Argentina y los movimientos en defensa de la Madre tierra como los zapatistas en México (EZLN) y Sin Tierra en Brasil (MST).
La hora de los de abajo apunta a la media noche. Se trata de un salto cualitativo de hermanar esfuerzos políticos de base y mantener a flote “Estados progresistas” que han declarado una resulta política internacional de independencia, coyuntura que permite la fusión de las masas en un contexto de integración regional del capitalismo mundial con la clara repartición del poder global en tres polos: Norteamérica, la Unión Europea y la Asiática. El objetivo: la construcción desde abajo, desde los pilares, que se oponga a las hegemonías de las superpotencias que aprisionan a nuestros pueblos para que, en una segunda etapa, orientemos los esfuerzos para sacudirnos la carga histórica de ser colonias y neocolonias desde hace más de 500 años.
Ante tal etapa, las luchas de nuestra América brincan hacia la posibilidad ya no sólo de conocerse y reconocerse como antaño se trató de hacer entre los grupos progresistas y de izquierda hermanos, sino de dibujar un proyecto regional que se oponga, en principio, de manera contundente, al neoliberalismo que tanto ha lastimado a nuestros pueblos y, en segundo lugar, permita florecer los proyectos políticos de humanidad solidaria en verdaderos proyectos políticos de poder popular con una clara idea de hacia donde construir nuestro futuro.
De allí saldrán acuerdos, pero sobre todo la voluntad colectiva de esfuerzos nacionales y locales que atizarán el fuego para impedir la integración-subordinación de los países a los intereses de Estados Unidos y Europa proimperialistas y de los hombres del poder local, sus socios menores.
Los actuales países de Cuba, Venezuela y Bolivia se han convertido en la referencia obligada de los movimientos sociales actuales y sin mirar sus aportes, influencia y determinación, fundamentalmente en el quehacer de sus luchas cotidianas y decididas para defender el patrimonio energético, la tenencia colectiva de la tierras y la educación para todos, todo movimiento quedaría limitado a mediano plazo.
La etapa de recambio se ha abierto y es la hora de la ascendencia histórica, de más y mejores movimientos sociales que empujen a construir gobiernos legítimos y tendientes a garantizar los derechos de todos, que manden obedeciendo y gobiernen por y para el pueblo.
¿Y la región Mesoamericana?
Los movimientos sociales que aparecen recientemente en la región mesoamericana, México y Centroamérica, van nutriendo un bloque de poder de base que poco reconocimiento tiene de sí mismo, pero las luchas locales y nacionales en la cintura del continente se van acercando cada vez más porque comparten niveles de organización, prácticas y programas de demandas nacionales similares, y en la estructura económica también la expoliación y la integración-subordinación a la órbita de los Estados Unidos. De tal forma que los movimientos críticos de las dirigencias verticalistas y las prácticas clientelares, suponen una base activa y decidida para actuar, movilizarse y esforzarse por dejar sentado una nueva forma de hacer política sin aislarse de los procesos políticos que viven los países respectivos donde viven, se mueven y sueñan.
El Consejo de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (Copinh), movimientos de base en El Salvador, los Consejos Populares de Resistencia en Guatemala, los zapatistas de México, la recién insubordinación política del pueblo de Oaxaca en el mismo México, nucleados en torno a la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, que ha declarado 300 municipios autónomos y en resistencia, el movimiento social ciudadano en defensa del voto en el mismo país, el movimiento de renovación del sandinismo en Nicaragua, la Plataforma Antiimperialista en Panamá y los intelectuales del movimiento contra el TLC centroamericano en Costa Rica, son ejemplos de los muchos que están forjando la historia desde la cotidianeidad en la ardua tarea de germinar una nueva vida para el pequeño género humano mesoamericano.
En esta región será necesario acortar las distancias de los que nada tienen, como no sea su propio futuro, una buena propuesta para ello es la convocatoria para el encuentro en Bolivia que de allí saldrán de las cenizas, el fuego.
Polémica en Bolivia
ESTAMPILLAS DE EVO MORALES DESATAN CRÍTICAS
El Presidente aseguró que los sellos postales son un "homenaje" a los indígenas. La oposición los calificó como "afán de idolatría" y "frivolidad" del Mandatario.
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
Sonriendo bastón en mano, con sus fieles, y otra solemne, con la banda presidencial cruzada al pecho. En un gesto que habitualmente busca homenajear a figuras ya fallecidas, el Presidente Evo Morales lanzó ayer la edición limitada de tres sellos postales con imágenes suyas.
Para algunos se trata de un acto de soberbia que pretendería enaltecer su figura; sin embargo, Morales aseguró ayer que la impresión de estas estampillas con su imagen fue una sorpresa y que no estaba enterado de su emisión. Agregó que, en todo caso, es una forma de dar dignidad a los pueblos indios y a quienes apuestan "por un cambio profundo en democracia".
"Personalmente, quiero decir que no merezco esta clase de propaganda", apuntó el Mandatario, luego de agradecer la iniciativa de la Empresa de Correos de Bolivia, que ayer puso en circulación dos de los sellos. El tercero estará disponible mañana.
Las críticas no tardaron. "Vemos que hay un interés demasiado marcado, no sólo del Presidente Morales, sino que también de todo su círculo íntimo, que lo esta llevando a equivocarse al ensalzar desmesuradamente su figura", indica a "El Mercurio" Daniel Castro, portavoz del Comité Cívico Pro Santa Cruz, región que ha mantenido numerosas disputas con el gobierno de Morales y que lidera las autonomías regionales."Ahora, con estas estampillas, y antes con la publicidad que decía: 'Un pueblo, una nación, un líder' que el gobierno sacó inmediatamente después de la elecciones para la Asamblea Constituyente, están asumiendo posturas propias de un régimen totalitario, propias del nazismo", añade Castro.
La oposición política también expresó sus reparos. El diputado Antonio Franco, de Podemos (Poder Democrático y Social), lamentó que el gobernante "esté en un afán de idolatría".
"Pareciera que es más importante la frivolidad de la estampilla, la frivolidad de la casa, antes que temas que afectan social y económicamente a todos los habitantes de este país", añadió Fernando Barrientos, también diputado de Podemos, a la TV boliviana.
El legislador aludió a un decreto promulgado por el gobierno, que declaró "Patrimonio Histórico Nacional" a la humilde vivienda de paredes de barro y techo de paja en la que Morales pasó su infancia en el poblado de Orinoca, en Oruro.
Algunos políticos de la oposición y columnistas de prensa criticaron aquel decreto del 21 de julio, firmado por Morales y todo su gabinete, por ser el primer Presidente que se hace a sí mismo tal homenaje, que por lo demás fue considerado como un acto propio de los dictadores militares que tuvo Bolivia en tiempos pasados. Morales remarcó que el homenaje de las estampillas también es para los líderes indios como Tupac Katari y Bartolina Sisa, quienes se enfrentaron a la los españoles durante el siglo XVIII.
Entonces, ¿por qué no imprimir sellos con las imágenes de estos indígenas? "Porque la figura de Morales goza de gran popularidad tanto a nivel nacional como internacional y eso es lo que se está aprovechando. Si se publicaran sellos con figuras de Tupac Katari no las conocería nadie", señala a "El Mercurio" el analista Ludwig Valverde.
La primera estampilla lleva la foto oficial de Morales que engalana casi todos los despachos públicos; la segunda lo muestra con el bastón de mando de los indígenas andinos, y en la tercera saluda a una multitud.LIMITADOS300 mil sellos postales en total serán puestos a la venta, con tres precios: 75, 63 y 19 centavos de dólar.
BOLIVIA: PETROBRAS QUIERE REVERTIR NACIONALIZACIÓN DEL GAS
El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.miami.com/mld/elnuevo)
La petrolera brasileña Petrobras quiere "eliminar" la nacionalización de los hidrocarburos y propone cambios "sustanciales" en las normas para quedarse en Bolivia, informó el ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz.
Entre otras cosas, pide "respetar" para el mercado del Brasil dos megacampos que explota, "la gestión y control de las operaciones" petroleras, una "amortización acelerada de inversiones, rentalidad adecuada a los riesgos" y el pago de intereses según la tasa libor más 3% para los costos y amortizaciones que no puedan ser recuperados en un determinado tiempo, explicó.
Durante una comparecencia en el Senado el martes por la noche, Soliz dijo que "Petrobras quiere eliminar el decreto de nacionalización y busca una sustancial modificación de la Ley de Hidrocarburos a la que considera demasiado exigente".
También reveló que la petrolera brasileña quiere aumentar el precio del gas que compra a Bolivia sólo por nuevos volúmenes y no por los actuales, lo cual ha sido descartado por el gobierno.
"Por una parte dicen que no habrá nuevas inversiones en Bolivia y al mismo tiempo piden más volúmenes de gas", acotó.
Brasil exporta diariamente desde este país unos 26 millones de metros cúbicos de gas, cuatro millones menos del tope que señala el contrato y paga 4 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU).
Poco antes de su informe, el ministro admitió ante la prensa que "si no hay acuerdo con Brasil dentro de 60 días, habrá arbitraje". Los dos países no lograron un arreglo sobre los futuros precios y decidieron ampliar por ese tiempo las negociaciones.
Soliz fue llamado al Senado por la oposición que cuestionó la falta de resultados 60 días después de que el presidente Evo Morales decretará la nacionalización.
El gobierno decidió suspender el viernes las actividades de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en "toda la cadena productiva", lo que provocó incertidumbre en este país sobre la suerte del proceso nacionalizador que delegó a esa empresa el control total de la industria hidrocarburífera.
Soliz reconoció que los resultados hasta ahora "son pequeños" pero reclamó a los opositores "cerrar filas" en torno al gobierno para evitar una presunta acción de las transnacionales destinada a "debilitar la capacidad negociadora de Bolivia".
"Nos quieren poner en una situación de angustia para que firmemos contratos en condiciones favorables a ellas", agrego.
Pero los senadores de Poder Democrático y Social (Podemos), de oposición, dijeron que la nacionalización de los hidrocarburos no generó los resultados que esperaba el gobierno y, por el contrario, Bolivia ha perdido "competitividad" en el mercado internacional.
El decreto de nacionalización aprobado en mayo fija 180 días de plazo para que YPFB negocie nuevos contratos con las transnacionales. El 82% de los ingresos serán para el estado y 18% para las compañías.
Un arbitraje aparece como opción en relación con Brasilia
Tarifas de gas boliviano retan tratos con Brasil y Argentina
El Universal de Venezuela (www.eluniversal.com)
La relación energética de Bolivia y Argentina se consolidaba tras la decisión de ambos gobiernos de comenzar a construir un gasoducto y plantas separadoras de líquidos, en contraste con la situación frente a Brasil, donde no hay acuerdo sobre el precio del gas y se podría recurrir a un arbitraje.
Bolivia y Argentina acordaron llamar a una subasta pública a más tardar a mediados de diciembre para la construcción de un ducto que abastecerá de gas boliviano a cinco provincias del noreste argentino, tras una reunión entre el vicepresidente boliviano, Alvaro García, y el ministro argentino de Planificación Federal, Julio de Vido.
Sumida desde 2004 en una honda crisis energética, Argentina, que estima invertir 1.200 millones de dólares en el gasoducto noreste para transportar 27,7 millones de m3 de gas boliviano al día, confirmó su decisión de construir a un costo de 250 millones de dólares una planta procesadora de gasolinas en territorio boliviano y para beneficio exclusivo de Bolivia.
La relación de La Paz con Buenos Aires, que tiene un antecedente en la compra y venta de gas por unos 4.000 millones de dólares entre 1971 y 1998, contrasta con los vínculos cada vez más trabados con Brasil por el gas. Brasil se niega a admitir un alza en el precio de 4 dólares por millón de BTU que paga actualmente por el gas boliviano. La Paz y Brasilia no han podido alcanzar ni siquiera acuerdos preliminares luego de las tres reuniones realizadas desde mayo pasado, cuando el Gobierno de Morales nacionalizó los hidrocarburos y dio un plazo de 180 días para que 20 consorcios internacionales, entre ellos Petrobrás, se avengan a las nuevas condiciones de operación.
El ministro de Hidrocarburos boliviano, Andrés Soliz, anunció que "lo más probable" es que un tribunal arbitral decida los nuevos precios del gas boliviano que importa Brasil.
Basado en las tarifas aplicadas a Argentina, Bolivia pretende un aumento de entre 80 y 100% por el gas que exporta a Brasil.
"Un país no puede imponer un precio a otro país. O hay un acuerdo binacional o si no hay acuerdo dentro de 60 días habrá arbitraje".
ENAP INICIA EN TERRENO EN PLANTA GNL EN QUINTERO
El Mercurio de Chile (www.emol.com)
El trabajo en terreno para la construcción de la planta de regasifiación de Gas Natural Licuado (GNL) en Quintero ya comenzó. Y avanza a paso firme.
Las empresas miembros del "pool de consumidores" -la petrolera estatal Enap, Endesa, Metrogas y BG- ya iniciaron las primeras labores de sondaje y remoción de terrenos en el lugar donde se instalarán los equipos y estanques para la planta. Así lo aseguró a "El Mercurio" el gerente general de Enap, Enrique Dávila, quien dijo que aún está en estudio la necesidad de ampliar o no el muelle que actualmente tiene la firma estatal en el lugar.
La idea es poder contar con GNL a mediados de 2008 mediante una fórmula de fast track, que contempla construir un primer estanque de 2 millones de metros cúbicos diarios de almacenamiento -que permitirá respaldar el consumo de gas residencial y comercial- y que luego se sumará a los estanques definitivos que tendrán capacidad para 10 millones de m{+3} día y que estarán terminados en 2009.
"A medida que hemos ido avanzando se han agregado demandas, incrementando los volúmenes comprometidos, y eso hace que debamos no sólo hacer el fast track, sino que tener disponibilidad de almacenamiento, regasificación y abastecimiento, llegando a los 10 millones de m{+3} día", explica Dávila.
Uno de los factores que inciden en este aumento de demanda es el proyecto para construir -junto con BG y Copec- una central cogeneradora (vapor-electricidad) que funcionaría sobre la base de GNL, que abastecería a la refinería Aconcagua de Enap y vendería energía al SIC, y que hoy se encuentra en estudio. "Con la cogeneradora queremos tener seguridad energética para la refinería a un precio de mercado más estable. Esto, si se concreta, nos va a ayudar a mejorar nuestros márgenes de refinación", dice el ejecutivo, quien señala además que éste se trata sólo de un proyecto acotado y que no es la idea ingresar al negocio eléctrico como política de largo plazo.
Pero la firma estatal también sigue de cerca el proyecto de GNL que liderará Codelco en el norte del país y que hoy está en fase de coordinación con las otras mineras interesadas en el plan y con las eléctricas.Enap está prestando asesoría para el nuevo proyecto de GNL aportando la experiencia de ingeniería, de mercado y de seguridad de abastecimiento, entre otros temas. "Estamos conversando con las compañías, tanto Codelco como las otras compañías mineras, explicándoles el proceso que hemos vivido nosotros para llegar a la construcción del terminal en Quintero", cuenta Dávila.
Pero no todo lo que gira alrededor de Enap es GNL. Otro de los temas clave es la exploración de gas en Magallanes y en los otros países donde opera: Egipto, Ecuador, Argentina y Yemen. Por eso la empresa está destinando US$ 31 millones para este concepto en 2006, y la idea es elevar ese monto hasta entre US$ 50 millones y US$ 60 millones en 2007. "Estaba previsto lo que estamos invirtiendo. Lo que sí estamos reestudiando son los volúmenes de capital para los años 2007-2011, de acuerdo con el nuevo plan de inversión. Estamos viendo que vamos a tener que aumentar nuestra inversión en exploración", dice Dávila.Por eso, un asunto importante será definir si sumar como socios a petroleras extranjeras en los nuevos proyectos de exploración en la XII Región, lo que debería quedar definido en las próximas semanas, asegura el máximo ejecutivo de la estatal.MAGALLANESENAP destinará este año US$ 31 millones para financiar la exploración de gas en la zona de Magallanes y en los otros 4 países donde opera.
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