Thursday, January 03, 2008

EVO Y PREFECTOS VAN A UN DIÁLOGO DE SORDOS

Sin ceder nada y con los dos ojos puestos en la ambivalente clase media, donde buscan más respaldo para desgastar al contrario, el presidente Evo Morales y los prefectos (gobernadores) opositores acordaron iniciar un diálogo de sordos sobre la crítica situación política que vive Bolivia.
En lo formal, tanto Morales como sus opo
sitores, que representan los intereses de la oligarquía, dicen que la reunión prevista para el 7 de enero podría servir para desactivar la crisis política que virtualmente ha generado dos gobiernos en Bolivia, el legal y de la izquierda indigenista que domina en el altiplano (La Paz, Oruro y Potosí) y otro de facto, de derechas, asentado en los llanos y parcialmente en los valles (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija).
Nadie cede
Sin embargo, en lo real, los hechos parecen torpedear toda iniciativa de diálogo. El gobierno de Morales ha puesto en vigencia la ley financial del 2008, recortando los ingresos de las prefecturas para financiar un modesto bono (300 dólares al año para los ancianos mayores de 60 años) y sigue adelante con su proyecto de nueva Constitución Política del Estado. Estas dos medidas son rechazadas de plano por los prefectos, que son la cabeza visible de una oposición derechista, racista y reaccionaria, que ha tenido sin embargo la virtud de organizar, aglutinar y dirigir a casi todos los sectores (excepto los campesinos e indígenas) de cuatro de las nueve regiones de Bolivia en contra de Morales.
Los prefectos y los movimientos cívicos que los acompañan, por su parte, avanzan en sus intentos por legalizar, vía referéndum, sus ilegales y separatistas estatutos autonómicos, que en los hechos les permiten constituirse en verdaderos Estados, con capacidad para dictar sus propias leyes, contar con un brazo armado legal (policía), disponer a su antojo de sus recursos naturales (gas, tierra, bosques), manejar la educación fiscal, los medios de prensa, los impuestos y la vida en sociedad, sin injerencia ni participación del gobierno central, todo ello en abierta subversión y desacato.
Tras la clase media
En el fondo, tanto Morales, que cuenta con la adhesión total de campesinos e indígenas y parcial de los sectores laborales y populares urbanos del altiplano, como los prefectos hablan del diálogo y la pacificación para ganar el apoyo de la clase media, atemorizada ante el peligro de conflictos sociales y regionales. Ambos quieren mostrarse como pacifistas y demócratas y demostrar, al mismo tiempo, que el intransigente y culpable de la crisis es el contrario.
En rigor, sin embargo, el más interesado en el diálogo y la pacificación es el presidente Morales, que busca mayor gobernabilidad y retomar, mediante la conciliación con la oligarquía, el control real sobre los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que están en manos de los opositores.
La oligarquía y la derecha fascista, en cambio, apuesta, al menos por ahora, a la confrontación, mecanismo que le ha permitido fortalecerse desde hace dos años, luego de que en el 2003 y 2005 estuvieran al borde de la sepultura.
Piropos y show
Una vez que los prefectos opositores anunciaran su disposición a reunirse con el Presidente, Morales saludó la apertura al diálogo de sus rivales y dijo que esas autoridades departamentales habían "recapacitado" en sus posiciones radicalizadas.
"Mi deseo es que como un solo hombre, junto a los prefectos apostemos por la unidad y la democracia", dijo Morales en una de sus últimas apariciones públicas del 2007.
Los prefectos de Santa Cruz (el racista y ultraderechista Rubén Costas), de Cochabamba (el ex capitán fascista Manfred Reyes Villa), de Tarija (el derechista y estrecho colaborador del genocida Gonzalo Sánchez de Lozada, Mario Cossío) de Beni (el derechista Ernesto Suárez) y de Pando (el derechista y millonario ganadero Leopoldo Fernández), acordaron reunirse con Morales, pero poniendo sus condiciones.CondicionamientosSus exigencias se basan en una agenda de cuatro puntos que se orientan a liquidar toda perspectiva racional de diálogo. El primero está referido a eliminar la redistribución de los recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) definida por Morales. Los otros tres puntos están vinculados a las autonomías, a la Carta Magna aprobada por la Asamblea Constituyente y rechazada por los opositores y el cuarto para otros temas que disponga el Gobierno.
Sobre la naturaleza del diálogo, el prefecto de Santa Cruz fue en extremo elocuente. "Concertación no significa ir a ceder", dijo en clara alusión de que no aceptarán la redistribución departamental del IDH y la nueva Constitución Política del Estado.
"Se trata de demostrar, dijo Rubén Costas, que nunca han rehuido al diálogo". Por su parte, el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, afirmó que si el Gobierno "quiere careo, careo tendrá".
Por todo lo visto, el diálogo de sordos es una realidad, por lo menos mientras uno de los contendientes no ceda en su posición y en tanto no se incorporen plenamente a la pelea los sindicatos y organizaciones populares urbanas, que quieren, por lo menos declarativamente, ir más allá del tibio reformismo gubernamental para liquidar el latifundio y las enormes ventajas que mantiene la oligarquía boliviana aún en los tiempos de la "revolución democrática y cultural" del indigenismo izquierdista y que son la base sobre la que se levanta, cada vez con más fuerza, el fascismo y el racismo.




AMÉRICA, NUESTRO ESPACIO ESTRATÉGICO

Latinoamérica debe constituir para España una prioridad absoluta, por encima de azares políticos, asegura el autor. En su opinión, las empresas españolas, que lo han hecho mejor allí que otros europeos y que los norteamericanos, deben prepararse ahora para competir con China.

Cinco Días de España (www.cincodias.com)

Para España, el continente americano es mucho más que un espacio lingüístico y cultural compartido. Y el conjunto latinoamericano o iberoamericano también supone más que una historia o una sangre compartida. Es un espacio económico de primera magnitud para nuestras empresas. Parte de nuestro futuro y de nuestra riqueza se jugará por aquellas latitudes. Por todo ello, para nuestra política exterior y nuestra geoestrategia, Hispanoamérica debe constituir una prioridad absoluta. Pero es más fácil decirlo que hacerlo, ya que, además de las variables económicas, interfieren los azares políticos.
Una intensa corriente liberalizadora recorrió toda América allá por los años noventa. Las grandes empresas españolas aprovecharon esa circunstancia y desembarcaron de forma muy llamativa, adjudicándose empresas señeras de casi todos los países. Las telecomunicaciones, los bancos, las líneas aéreas, las grandes infraestructuras, la energía, por citar tan sólo algunos sectores, fueron copados por firmas españolas. Esa omnipresencia -ganada en justo mercado, habría que apostillar- generó un cierto rechazo de parte de la opinión pública, que acuñó aquello de la segunda conquista española.
Coincidiendo con esa expansión, nuestras empresas se capitalizaron buscando recursos en el conocido capitalismo popular. De alguna forma, los españoles invertimos a través de nuestras empresas ingentes recursos en unos países tradicionalmente inestables, confiados en que la modernización que experimentaban les concederían la suficiente tranquilidad. Los inversores de otros países, menos confiados que nosotros en las posibilidades de la zona, aplicaron mayores coeficientes de seguridad y quedaron desplazados por nuestras ofertas más agresivas.
En el siglo XXI las tornas políticas giraron y los partidos de izquierda fueron ganando las elecciones, desde posturas normalmente más escépticas ante las privatizaciones y las políticas liberalizadoras. Y, de forma espontánea, se fueron cuajando dos grandes bloques de entender la izquierda. La primera, inspirada en el pragmatismo europeo de la socialdemocracia, y otro, de corte populista y bordeando el totalitarismo, inspirada de la Cuba de Castro. Lula en Brasil o Bachelet en Chile encabezan la primera forma de entender la política, mientras que Chávez de Venezuela, Correa de Ecuador o Morales de Bolivia optaban por la segunda.
Brasil y Chile desarrollan las políticas de equilibrio que tan buen resultado han dado en Europa. Es inteligente fomentar el sector privado, al tiempo que se desarrollan eficaces políticas sociales que redistribuyen la renta y los beneficios de las empresas. La estabilidad económica y social queda así garantizada, al tiempo que el país se hace atractivo para las inversiones foráneas. Caso contrario es el de Chávez y compañía. El dirigente venezolano, ensoberbecido por su petróleo a 90 dólares, no deja de cometer dislates, uno tras otro. Insulta de forma permanente a los países que lo cuestionan, gasta los dineros de los venezolanos en sus aventuras imperiales imposibles, desestabiliza a sus vecinos, se entromete en la casa de todos. Los venezolanos terminarán echándolo, pero precisarán décadas para recuperar un tejido productivo desmantelado y obsoleto. En vez de modernizar su país, se ha dedicado a esquilmarlo. ¿Qué garantía jurídica ofrece en estos momentos Venezuela para la inversión extranjera? Ninguna. Pues recogerá lo que ha sembrado.
Evo Morales es más moderado que su líder bolivariano, pero sus decisiones tendrán un gran coste para su país. Las económicas, porque han generado inseguridad e ineficiencia en las empresas nacionalizadas. Recordemos la auténtica batalla campal entre facciones de mineros. Pero aún más complejas serán las políticas. La mitad del país no acepta su reforma constitucional, en las que se retorna a instituciones indígenas del altiplano, no aceptadas por las regiones más ricas de los llanos bajos. De nuestro bien conocido Fidel Castro mejor ni hablamos. Mantiene su dictadura gerontológica sobre la miseria de un pueblo entero. Ante este panorama, nunca terminaré de comprender la fascinación de cierta izquierda por estos dictadores egocéntricos y crueles.
Los Gobiernos conservadores de Colombia y México, con Uribe y Calderón, presentan un buen balance, similar al de Brasil y Chile. La vida da muchas vueltas, pero España debe mantener una importante presencia diplomática y económica en América Latina, a pesar de las dificultades. Desde el respeto más profundo y desde la lealtad de buenos socios. Lo hemos hecho mejor que otros europeos y que los norteamericanos. Ahora nos tocará competir con China. Preparémonos para ello.





Opinión

BOLIVIA - EVO Y ALVARO, ROBESPIERRE Y EL CONDE DE MIRABEAU

La Historia Paralela de Argentina (www.lahistoriaparalela.com.ar)

‘Lo comparan con Stalin’, dijo a Álvaro García Linera una periodista de la revista argentina ‘La Fogata’. Éste respondió: ‘Yo me veo como uno de los últimos ‘Jacobinos’ de la Revolución Francesa y veo a Evo como Robespierre’. Seguramente el vicepresidente boliviano intenta identificarse con Honoré Gabriel Riqueti más conocido como el Conde de Mirabeau. Basados en este criterio, analicemos la trascendencia política que implica la respuesta.
Los ‘Jacobinos’, era una organización radical fundada como una Sociedad de Amigos de la Constituyente que condujo la vida política de Francia durante la Revolución Francesa. Sus miembros eran diputados de la Asamblea Constituyente. Su apelativo deriva del lugar donde regularmente se reunían, un antiguo monasterio de los monjes jacobinos (dominicos).
Mirabeau y Robespierre, líderes revolucionarios, no tardaron en hacerse miembros de esta asociación cuya influencia tenía alcance nacional. Su enorme poder político provenía de la estructura creada por numerosos grupos afiliados y de la habilidad de sus dirigentes para manipular a la opinión pública. El apogeo de su poder coincidió con la formación de la Asamblea de Representantes que no desarrollaba ninguna acción que no hubiera sido previamente aprobada por esta organización. Los Jacobinos exigieron la ejecución del Rey, eliminaron a los ‘Girondinos’, un sector moderado, y enviaron a la guillotina a miles de sus adversarios.
Maximilien de Robespierre, a quien se semeja el presidente Morales, según García Linera, fue uno de los líderes más importante de la Revolución Francesa, gobernó de facto durante el periodo en que los revolucionarios consolidaron su poder. Durante este tiempo, los sectores extremistas tomaron el control del grupo y haciendo uso de su autoridad impusieron en el país una etapa denominada como ‘El Terror’, al reprimir toda oposición con una violencia implacable. Robespierre fue posteriormente guillotinado y con su caída los Jacobinos perdieron su poder y la Convención los declaró ilegales.
Por su parte, El Conde de Mirabeau, fue un revolucionario que pese a su origen aristocrático llegó a la presidencia de la Asamblea Nacional y a jefe de los Jacobinos. Murió a poco tiempo de ser elegido. Gozó de prestigio intelectual con la publicación de varias obras entre ellas Essai sur le despotisme (Ensayo sobre el despotismo). Intentó concertar la reconciliación entre la corte reaccionaria de Luis XVI con las fuerzas de la Revolución, cuyo radicalismo iba en aumento. Propició la creación de una milicia de ciudadanos de la cual surgió luego la Guardia Nacional. Se destacó por su cinismo, por su amoralidad como ejercicio vital por excelencia y por su ardiente oratoria.
Intelectual y locuaz como Mirabeua, al vicepresidente García Linera se lo describe como el acompañante más influyente y radical del entorno de Evo Morales; es el dirigente que marca la línea dura, concibe y controla el contenido marxista-indigenista de la acción gubernamental, encaminado siempre a instrumentar un Estado totalitario. Una actividad que despliega con sigilo, simulando una imagen de gran concertador, implacable sin embargo, a tiempo de imponer su criterio.
Lo que al parecer el vicepresidente olvida, es como se fueron devorando entre sí los dirigentes de aquella revolución. Porque de haber reflexionado sobre aquellas suertes jugadas con la guillotina, a modo de permanente advertencia, seguramente habría concluido que en política las gambetas arteras y extremistas suelen terminar engullendo a sus propios protagonistas.





Opinión

BOLIVIA - “EN LA PAZ ESPERARÉ”

La Historia Paralela de Argentina (www.lahistoriaparalela.com.ar)

Morales, acepto la propuesta de los cinco prefectos opositores que pusieron fecha y hora para juntarse a…. por supuesto que no será a dialogar. La negativa no corre por cuenta de los prefectos, sino porque el presidente sigue dispuesto a avanzar en su proyecto que despoja de recursos y competencias a las prefecturas, las regiones y que pretende la aprobación de una Carta Constitucional que fue aprobada de manera ilegal.
El mandatario respondió “En La Paz esperaré”, aunque al interior de la reunión de su partido acababa de manifestar que debían apurar el proceso y que los “movimientos sociales” tenían que acelerar la polémica CPE, sugiriendo que de ser necesario la lucha tiene que volver a las calles y no sólo circunscribirse a las urnas. Bueno, el mismo mensaje les hizo a los jóvenes que reunió días atrás, planteándoles que ellos tienen que derrocar a la oligarquía, para lo que deben entrenarse y permanecer incluso acuartelados.La espera de Evo morales, no es por supuesto la que poéticamente propone Armando Manzanero: “Esperaré a que sientas lo mismo que yo, a que a la “luna” la mires del mismo color…”, ya que en la presente espera no hay espacio ni tregua posible, no hay opción que no sea la que conlleva la propuesta a que todos vayan a escuchar al presidente, a saber lo que él ha decidido, lo cual queda claramente expresado en lo que mencionó a colación del diálogo, expresando su satisfacción porque los prefectos “recapacitaron” y “por fin aceptaron…” lo que, a su juicio, es el mejor camino para “entenderse y superar los problemas”. Luego, muy sugestivamente, Morales convocó a los prefectos “a sumarse al proceso de cambio basado en una revolución social, democrática, pacífica y cultural”, vale decir al proyecto masista y a la carta constitucional de su partido.
Sin ánimo de ser pesimistas, pero atendiendo a la realidad, la reunión será una especie de audiencia de conciliación, de esas que se realizan en los juzgados de familia ante los divorcios imposibles de resolver. En tales audiencias, además de cumplir una formalidad, los jueces suelen estar inclinados por algunas de las partes y saben que no habrá diálogo, sino la necesidad de presionar a una de las partes para hacerla ceder.
Claro que a pesar de que estas presiones hacen pasar un mal rato y encienden los ánimos, la parte amenazada siempre tiene opciones y escapatoria, sólo que debe estar preparada para enfrentar un camino que con seguridad obliga a franquear grandes dificultades, incluidos los obstáculos que ponen en el camino quienes siguen con el ánimo de distorsionar las leyes a su gusto, placer y conveniencia.
De todos modos esperaremos, Ya estamos esperando…





SUS COMPRAS MILITARES MANEJAN UN ESCENARIO BELICO CON PERU, BOLIVIA Y ARGENTINA

VECINO DEL SUR SE PREPARA PARA GUERRA MÚLTIPLE

Correo de Perú (www.correoperu.com.pe)

La adquisición de un sistema satelital forma parte de un engranaje de preparación bélica que Chile tiene como política de Estado. Un aspecto de ello es que el gobierno chileno y sus Fuerzas Armadas vienen negociando una nueva política de adquisiciones con un horizonte de 20 años.
Según la agencia DPA, el objetivo de Chile –en realidad permanente– es garantizar una capacidad defensiva en caso de un conflicto simultáneo con Argentina, Bolivia y Perú.
Las actuales conversaciones –según fuentes del gobierno y el Parlamento consultadas por DPA– tienen como principal punto de conflicto el destino de los 3,000 millones de dólares de que dispondrán los institutos castrenses a fines de la gestión de Michelle Bachelet en 2010. La agencia agrega que, no obstante, el gasto de estos recursos no será inmediato, pues el gobierno chileno entiende que una adquisición masiva de armas puede generar un desequilibrio regional y no desea introducir ese problema en sus relaciones vecinales. La compra masiva, agrega, sería detenida por un tiempo.





CHILE ANUNCIA COMPRA DE SISTEMA SATELITAL PARA VIGILAR SUS FRONTERAS

El gobierno chileno confirmó que adquirirá un sistema satelital para tener un control instantáneo de su territorio y fronteras, iniciativa que se une a la completa renovación de buques, aviones y tanques de fuerzas armadas.

24 horas libres de Perú (www.24horaslibre.com)

El Ministerio de Defensa anticipó que la compra, a la que atribuyó fines pacíficos, será sellada en marzo, cuando termine el proceso de licitación con nueve empresas internacionales.
La estrategia espacial, sancionada por la presidenta Michelle Bachelet, considera la creación de una Agencia Chilena del Espacio, de carácter civil, que será la responsable de liderar estas materias.
El sistema satelital permitirá a Chile disponer de información georreferenciada propia para fines agrícolas, pecuarios y ambientales, además de apoyar el control de desastres naturales.
Junto a este sistema satelital, el país invirtió miles de millones de dólares en renovar su capacidad bélica en los últimos diez años.
En este proceso las fuerzas armadas incorporaron a su poderío, 140 tanques antinucleares alemanes, dos submarinos Scorpene, aviones F-16 y ocho fragatas.
El gobierno chileno y sus Fuerzas Armadas negocian hoy una nueva política de adquisiciones, con un horizonte de veinte años, con el objetivo de garantizar una capacidad defensiva en caso de un conflicto simultáneo con Argentina, Bolivia y Perú.
Las conversaciones, según fuentes del gobierno y el parlamento, tienen como principal punto de conflicto el destino de los 3.000 millones de dólares de que dispondrán los institutos castrenses a fines del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet en 2010.
Los recursos provienen de aportes directos que efectúa la cuprífera estatal Codelco a las Fuerzas Armadas, debido a una ley dictada en 1978, durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
El alto precio del cobre, que triplica sus valores históricos, disparó el monto de los aportes desde 2005 a la fecha. Los militares aceptan modificar el mecanismo de financiamiento, siempre que se establezca un presupuesto multianual, vinculado a proyectos de desarrollo de la defensa. Por ejemplo, el mejoramiento de todo el sistema antiaéreo.
Pero más allá de las diferencias en los montos de largo plazo que se destinarán a la compra de armas, el criterio de una política de largo plazo para la compra de armas es apoyado por políticos de gobierno y oposición. Sin embargo, el gasto de estos recursos no será inmediato. El gobierno chileno entiende que una adquisición masiva de armas puede generar un desequilibrio regional y no desea introducir ese problema en sus relaciones vecinales.
Fuentes de Defensa, dijeron a la agencia DPA además que la compra masiva será detenida por un tiempo.
Asimismo, la compra de armas ofensivas como portaaviones o misiles de alcance medio (continentales) está descartada, aunque se dispone de esos recursos, explicaron a dpa fuentes de Defensa. El debate tiene como telón de fondo el hecho que nunca en su historia las Fuerzas Armadas dispusieron de tantos recursos. Ni siquiera durante los 17 años de dictadura militar (1973-1990).
Sólo en 2006, los institutos castrenses recibieron 1.300 millones de dólares, de los cuales ahorraron 360 millones de dólares. La cifra equivale al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
En 2007 captaron otros mil millones de dólares, mientras que para el trienio 2008-2010 aguardan una cifra similar, aunque con mayor volatilidad y dependiendo de los precios internacionales del cobre.
Hasta ahora el gobierno no informó sobre el destino que dará a los recursos. Ellos permitirían al país adquirir otras centenas de tanques Leopard, ocho submarinos franco-españoles Scorpene o decenas de aviones F-16 de última generación.





AMBIENTE HOSTIL EN BOLIVIA PREVIO A DIÁLOGO ENTRE GOBIERNO Y PREFECTOS

Agencia AFP de Francia (www.afp.google.com/article)

Un ambiente hostil precede al diálogo que se lanzará el lunes en La Paz buscando terminar con la crisis entre el presidente Evo Morales y los nueve prefectos, entre ellos cinco fieros antioficialistas, luego de que el gobierno denunciara que éstos financiaron la violencia social en 2007.
El influyente ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada, confirmó que el lunes comenzará un diálogo nacional buscando desactivar la aguda división política surgida por la nueva Constitución, aprobada a principios de diciembre por el oficialismo en la Asamblea Constituyente, sin aval de la oposición.
La Constitución, de corte estatista e indígena, es rechazada por prefectos y líderes civiles de Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Beni y Pando, que respondieron con la decisión de conformar gobiernos locales autónomos, con instituciones que asuman similares roles a los poderes Ejecutivo y Legislativo.
El ministro Rada opinó por segunda vez, en menos de 48 horas, que "a título de autonomías no se puede poner en riesgo" la "unidad nacional" e insistió en que esta demanda "sea retirada".
Por su parte, el poderoso prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas (considerado el principal opositor de Morales), dijo que van al diálogo sin condiciones, aunque acotó que "si no hay acuerdos, el pueblo debe definir con su voto en los próximos referendos quién tiene la razón".
En los próximos 60 a 180 días Bolivia debe enfrentar al menos tres consultas nacionales: para aprobar la nueva Constitución, para revocar el mandato del presidente y los gobernadores, y para resolver una cuestión de tierras.
Además, seis de los nueve departamentos bolivianos tienen previsto referendos para imponer las autonomías departamentales que el gobierno central rechaza.
A menos de cinco días de instalarse el 'diálogo por la paz' de Bolivia, el vocero presidencial Alex Contreras acusó a los prefectos opositores de haber fomentado los conflictos sociales contra el gobierno nacional, de orientación izquierdista.
"El año 2007 ha sido marcado en algunas coyunturas por enfrentamientos que estuvieron propiciados y financiados por algunos prefectos", afirmó Contreras, citado este miércoles por el matutino La Prensa.
En las cinco regiones se han registrado en varias oportunidades cabildos, huelgas de hambre y cortes de ruta para que el presidente Morales -de origen indígena- atienda las demandas.
Las protestas más fuertes fueron en la ciudad de Sucre a fines de noviembre, con un enfrentamiento entre universitarios y policías -que dejó tres civiles muertos- por el rechazo a la nueva Constitución, que era aprobada en un cuartel militar.
Morales también alimentó el clima hostil al señalar días atrás que los estatutos autonómicos de las regiones rebeldes deben ser "tirados al tacho" de la basura por tener artículos secesionistas.
Mientras Morales y los prefectos opositores mantienen aún posiciones irreductibles, el respetado defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, reconoció que "el panorama político vive una difícil coyuntura" y que "el diálogo no será fácil".
Al encuentro gobierno-regiones asistirán también los prefectos de La Paz, Oruro, Potosí y un delegado de Chuquisaca, pues la máxima autoridad de esta última, David Sánchez, renunció al cargo a mediados de diciembre y huyó a Perú donde tramita asilo político.
El diálogo se instalará el lunes a las 10H00 locales (14H00 GMT) en La Paz y se gestiona que sea transmitido por radios y canales a todo el país, dijeron fuentes del palacio presidencial a la AFP.





La gobernante izquierda indigenista y la oligarquía fascista pugnan por el apoyo de las clases medias urbanas del altiplano y el favor internacional

EVO Y PREFECTOS VAN A UN DIÁLOGO DE SORDOS

Rebelión Org.www.rebelion.org)

Sin ceder nada y con los dos ojos puestos en la ambivalente clase media, donde buscan más respaldo para desgastar al contrario, el presidente Evo Morales y los prefectos (gobernadores) opositores acordaron iniciar un diálogo de sordos sobre la crítica situación política que vive Bolivia.
En lo formal, tanto Morales como sus opositores, que representan los intereses de la oligarquía, dicen que la reunión prevista para el 7 de enero podría servir para desactivar la crisis política que virtualmente ha generado dos gobiernos en Bolivia, el legal y de la izquierda indigenista que domina en el altiplano (La Paz, Oruro y Potosí) y otro de facto, de derechas, asentado en los llanos y parcialmente en los valles (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija).
Nadie cede
Sin embargo, en lo real, los hechos parecen torpedear toda iniciativa de diálogo. El gobierno de Morales ha puesto en vigencia la ley financial del 2008, recortando los ingresos de las prefecturas para financiar un modesto bono (300 dólares al año para los ancianos mayores de 60 años) y sigue adelante con su proyecto de nueva Constitución Política del Estado. Estas dos medidas son rechazadas de plano por los prefectos, que son la cabeza visible de una oposición derechista, racista y reaccionaria, que ha tenido sin embargo la virtud de organizar, aglutinar y dirigir a casi todos los sectores (excepto los campesinos e indígenas) de cuatro de las nueve regiones de Bolivia en contra de Morales.
Los prefectos y los movimientos cívicos que los acompañan, por su parte, avanzan en sus intentos por legalizar, vía referéndum, sus ilegales y separatistas estatutos autonómicos, que en los hechos les permiten constituirse en verdaderos Estados, con capacidad para dictar sus propias leyes, contar con un brazo armado legal (policía), disponer a su antojo de sus recursos naturales (gas, tierra, bosques), manejar la educación fiscal, los medios de prensa, los impuestos y la vida en sociedad, sin injerencia ni participación del gobierno central, todo ello en abierta subversión y desacato.
Tras la clase media
En el fondo, tanto Morales, que cuenta con la adhesión total de campesinos e indígenas y parcial de los sectores laborales y populares urbanos del altiplano, como los prefectos hablan del diálogo y la pacificación para ganar el apoyo de la clase media, atemorizada ante el peligro de conflictos sociales y regionales. Ambos quieren mostrarse como pacifistas y demócratas y demostrar, al mismo tiempo, que el intransigente y culpable de la crisis es el contrario.
En rigor, sin embargo, el más interesado en el diálogo y la pacificación es el presidente Morales, que busca mayor gobernabilidad y retomar, mediante la conciliación con la oligarquía, el control real sobre los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, que están en manos de los opositores.
La oligarquía y la derecha fascista, en cambio, apuesta, al menos por ahora, a la confrontación, mecanismo que le ha permitido fortalecerse desde hace dos años, luego de que en el 2003 y 2005 estuvieran al borde de la sepultura.
Piropos y show
Una vez que los prefectos opositores anunciaran su disposición a reunirse con el Presidente, Morales saludó la apertura al diálogo de sus rivales y dijo que esas autoridades departamentales habían "recapacitado" en sus posiciones radicalizadas.
"Mi deseo es que como un solo hombre, junto a los prefectos apostemos por la unidad y la democracia", dijo Morales en una de sus últimas apariciones públicas del 2007.
Los prefectos de Santa Cruz (el racista y ultraderechista Rubén Costas), de Cochabamba (el ex capitán fascista Manfred Reyes Villa), de Tarija (el derechista y estrecho colaborador del genocida Gonzalo Sánchez de Lozada, Mario Cossío) de Beni (el derechista Ernesto Suárez) y de Pando (el derechista y millonario ganadero Leopoldo Fernández), acordaron reunirse con Morales, pero poniendo sus condiciones.CondicionamientosSus exigencias se basan en una agenda de cuatro puntos que se orientan a liquidar toda perspectiva racional de diálogo. El primero está referido a eliminar la redistribución de los recursos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) definida por Morales. Los otros tres puntos están vinculados a las autonomías, a la Carta Magna aprobada por la Asamblea Constituyente y rechazada por los opositores y el cuarto para otros temas que disponga el Gobierno.
Sobre la naturaleza del diálogo, el prefecto de Santa Cruz fue en extremo elocuente. "Concertación no significa ir a ceder", dijo en clara alusión de que no aceptarán la redistribución departamental del IDH y la nueva Constitución Política del Estado.
"Se trata de demostrar, dijo Rubén Costas, que nunca han rehuido al diálogo". Por su parte, el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, afirmó que si el Gobierno "quiere careo, careo tendrá".
Por todo lo visto, el diálogo de sordos es una realidad, por lo menos mientras uno de los contendientes no ceda en su posición y en tanto no se incorporen plenamente a la pelea los sindicatos y organizaciones populares urbanas, que quieren, por lo menos declarativamente, ir más allá del tibio reformismo gubernamental para liquidar el latifundio y las enormes ventajas que mantiene la oligarquía boliviana aún en los tiempos de la "revolución democrática y cultural" del indigenismo izquierdista y que son la base sobre la que se levanta, cada vez con más fuerza, el fascismo y el racismo.





RADIOGRAFÍA DEL CONFLICTO

Rebelión Org. (www.rebelion.org)

“Para el gobierno el conflicto era inevitable. Cometió muchos errores, pero el hecho de haber asumido el conflicto, constituye su grandeza”. Así expresaba Franz Hinkelammert refiriéndose al gobierno de la Unidad Popular, cuando el golpe de Estado, orquestado por la CIA, destruía la democracia y el Estado de derecho y, en nombre de ellos, instauraba un régimen de terror (que fue el adoptado en nuestro país para destruir el Estado e imponer, vía “vuelta a la democracia”, un modelo pensado para “desarrollar” nuestro subdesarrollo). La “operación quirúrgica”: “cortar de raíz el cáncer del comunismo”, consistía en “extirpar” todo proyecto de liberación, a sangre y fuego, para reordenar nuestras sociedades en torno al “american way of life”; de modo que, sin necesidad de intervenirnos después, seamos nosotros mismos quienes realicemos los deseos de los gringos, del modo más eficiente posible. Para Allende y la Unidad Popular el conflicto era inevitable. Si no lo asumía, probablemente habría sobrevivido a su periodo de gobierno, pero al precio de haber renunciado a transformar su propio país: la redistribución de la riqueza significaba tocar los intereses de la burguesía (que ve en eso un atentado a su vida, cuando en realidad no es más que un recorte a sus excesivos apetitos). Se habría esterilizado a sí mismo en el reformismo y habría quedado en la anécdota como otro gobierno más que prometió lo que no supo cumplir. Al asumir el conflicto (que representa cumplir lo prometido), arriesgó su propia muerte; pero al hacerlo entró en la historia de liberación de nuestros pueblos y se quedó como referente inevitable de todo proceso de liberación. Es decir, no murió. Porque la experiencia del socialismo democrático de Allende es lo que vive a través del asesinato de un pueblo valiente que, en su memoria, resucita la esperanza de nuestros pueblos de construir una patria más justa y digna. Una posibilidad que nunca ha desmayado, porque es una utopía que nunca ha fracasado. Sino siempre intentaron destruirla; como ahora intentan en Bolivia.
El caso boliviano pasa por los mismos riesgos. Recomponer un país destruido por la injerencia externa, producir relaciones económicas y políticas más justas y dignas, pasaba necesariamente por afectar a los beneficiarios de la exclusión y la miseria crónica de nuestro pueblo. El conflicto se hizo inevitable y el asumirlo estableció la diferencia entre quién miente y quién dice la verdad. Si siempre se promete pan al pueblo pero nunca se lo cumple, entonces eso demuestra que ese acto simple no es nada simple; asegurar el pan para todos es remover toda una forma de vida que se sujeta no sólo en instituciones objetivas sino hasta en la propia conciencia social, es decir, en la subjetividad de esta sociedad. Porque es una forma de vida que se sostiene precisamente en el “no dar”. Individualismo hecho credo, falsa vinculación que no une, sino que excluye: Compito ergo existo; o sea: Yo soy si tú No eres; es decir: Yo vivo si tú No vives. Entonces se entiende que este individuo (el individualismo hecho razón de vida de una sociedad que se mueve en torno al afán de riqueza) vea en los derechos de los demás un atentado a sus derechos. El “no dar” constituye su seguridad; es decir, su desarrollo consiste en el no desarrollo del resto: excluyendo y sometiendo al resto es como goza de los beneficios que reclama para ser lo que quiere ser. Esto es lo que también constituye su condición colonial. Porque redistribuir los ingresos y las oportunidades es tanto como destapar la ignorancia y la incapacidad de las elites oligárquicas; más aun, es descubrir su postizo y hueco rol dirigencial. Es desmontar la mentira y descubrir la verdad.
Desde un enfoque más bien ecuánime se podría decir: este gobierno sólo ha estado cumpliendo todo lo que los gobiernos anteriores han prometido, pero nunca tuvieron la voluntad de cumplir (prométele todo al pueblo, pero guay de que le cumplas algo). Porque cumplir significa hurgar la mugre, y es mejor no tocar la mugre porque así se destapa todo. Por eso la oligarquía ofrece todo, porque así hace política: tapa bocas con promesas que se lleva el viento (y con él las riquezas). El pecado consistía en cumplir las promesas. Es lo que la oligarquía boliviana (sobre todo la cruceña, la más beneficiada, después de las transnacionales, del robo de nuestras riquezas, en el periodo neoliberal) no le perdona a Evo Morales. Porque eso demuestra que las promesas sí pueden cumplirse. Entonces se destapa la mugre: el mentiroso se descubre en su mentira y el asesino aparece como lo que es. Descubierto, trata de ocultarse, siempre, en la mentira, por eso manda a sus esbirros a acabar con la verdad.
El error necesita de la verdad, por eso parte de ella. Pero la mentira no puede convivir con la verdad: la mentira es la negación absoluta de la verdad. Por eso la lógica del asesino (cuando se hace con el poder) consiste en encubrir constantemente la verdad, por eso acude a la ley, porque esta santifica su proceder y le permite hacer lo que quiere. El esclavo nunca pudo acudir a la ley, porque la ley no lo protegía. Por eso produce revoluciones, para transformar la ley. Pero el asesino se ampara en la ley. Porque la ley lo protege, porque ha sido hecha por él. Por eso es idólatra de la ley: tocarle la ley es tocar a su ídolo. Por eso opta por la Matonomía (autonomía), para que su costumbre siga siendo ley. La soberbia proviene del idólatra: al poner la ley por sobre la vida de los demás, se pone a sí mismo como dios. Por eso, aunque es minoría, no se somete; aunque la mayoría sean todos, sólo le interesa sus deseos; él se vuelve juez de sí mismo, así pierde sentido de realidad: si no reconoce autoridad alguna entonces no reconoce culpa alguna; para asegurar sus derechos es capaz de acabar con todos; pero al hacerlo, acaba consigo mismo, porque acaba con la misma sociedad que dice defender. Pero eso no le preocupa, porque su afán de poseerlo todo le nubla la posibilidad de estimar las consecuencias de todo aquello. Por eso escupe altanería y soberbia: exige perdón el asesino, disculpas el agresor. Por eso los prefectos fascistas quieren ver al Evo de rodillas, porque cada palabra del indio les desenmascara. Por eso el asesino y el agresor se amparan en la mentira y, desde allí, persiguen la verdad para asesinarla.
El conflicto proviene de su resistencia a cambiar, de su resistencia a reconocer la humanidad del Otro: yo soy si Tú eres; yo vivo si Tú vives. Pero el egoísmo del individualismo piensa todo lo contrario; concibe la vida de los demás como amenaza a su vida, por eso busca a sus iguales y forma con ellos comparsas y logias, enjaulando su libertad con el dinero que posee. El dinero le hace libre y es la marca que tiene en la frente para reconocer a sus semejantes; pero ni entre sus semejantes se siente seguro, porque su afán competitivo (acaparador) le hace desconfiar de todos, menos de aquello ante lo cual es todo un devoto y muestra la piedad fetichista que, en el fondo, sostiene su forma de vida: no confía en la humanidad, confía en el dinero. Si se pone él mismo como dios, no cree en Dios, entonces, ¿cómo va a creer en el ser humano?; por eso prefiere creer en las cosas, en el dinero que compra las cosas que se le antoja, por eso es fetichista, porque pone a la cosa, el dinero, en lugar de Dios. Por eso su desprecio a la vida de los demás es coherente con la lógica que le mueve en su vida diaria: ganar no tiene límites y todos se convierten en un medio para que él gane siempre más, por eso no tiene conmiseración al explotar a los demás, sobre todo si son indios. Pero el fin que persigue no es ni siquiera él mismo sino la ganancia. Toda relación humana se convierte en relación mercantil, de modo que todo se mide de acuerdo al beneficio lucrativo; hasta la amistad, la paternidad o el amor se convierten en inversión de capital, de satisfacción y consumo; lo que es peor, todo este desbarajuste aparece como lo “racional en sí”, porque todo acto “racional” ha sido, previamente, reducido a la eficiencia y a la utilidad. Si es eficiente matar gente para que viva este individuo, entonces, es un acto “racional” que este individuo persiga, patee, escupa y acabe con aquellos que se oponen a su “libre” acción de hacer lo que le de la gana.
Pero el conflicto también aparece en el individuo que se define socialmente como “clase media”. Porque si este aspira a estar entre los grandes, él mismo se ofrece a defender a los grandes y aplastar a los de abajo. La sociedad que defiende este individuo se desnuda como lo que realmente es y, cuando opone resistencia a su recomposición estructural, muestra su grado de dependencia: el débil siempre se apoya en el fuerte. La debilidad de la clase media consiste en su dependencia; como aspira siempre a los privilegios, apuesta siempre a descargar en los pobres el precio de todos sus antojos. Entonces, la estabilidad de una sociedad así, se produce sometiendo al pueblo, empobreciéndolo lo suficiente (que nunca es demasiado) para sostener los ingresos de poderosos y subalternos: oligarquía y clase media. Esto muestra el carácter conservador de la clase media, que es, en definitiva, el sostén legitimatorio de la oligarquía.
Se trata entonces de un conflicto cualitativo. La clase media se incluye en el discurso de la oligarquía, porque persigue ella misma ser eso; y se apoya en el dogma que le proporciona estatuto de superioridad: el racismo. De este modo se diferencia del resto y sobre esta diferencia construye sus aspiraciones. Ella es la reserva de reclutamiento que posee la oligarquía a la hora de aparecer el conflicto (el precio para ser relevo de la clase dominante es mantener el sistema intacto, y es la que, en nombre de la “ley”, “democracia”, “libertad”, etc., garantiza, en definitiva, la conservación del sistema). Entonces la oposición se hace evidente y la mediocracia se las ingenia para encubrir la naturaleza del conflicto; por eso opone sociedad contra gobierno, cuando se trata, en realidad, de la oligarquía contra el pueblo (y contra el gobierno del pueblo). La fabricación del oponente es fundamental (el gobierno es indio y los indios son revanchistas) para que se constituyan oligarquía y clase media en bloque. El oligarca se apropia del demos de la democracia y se presenta a sí mismo como pueblo, y reúne en torno a él a todos sus reclutados, para que defiendan sus intereses que, previa manipulación mediática, aparece como el “interés general” (por eso no es raro que gente sin propiedad alguna se preocupe por la supuesta y falsa confiscación de la propiedad privada, el absurdo que significa escuchar a un empleado que hace suyas las cuitas del latifundista). Entonces acude al imaginario de sus subalternos y les señala el enemigo: el indio; operación que enciende su racismo guardado y constituye un esbirro con sed de venganza. La condición colonial se actualiza: para ser como el blanco tenemos que eliminar al indio que tenemos dentro. El desprecio de saber lo que uno es, en el fondo, se escupe entonces contra el que recuerda aquel origen. El desprecio al presidente indio que siente este individuo es desprecio a sí mismo, porque este presidente le recuerda, en definitiva, lo que es.
Si el racismo constituye el sedimento de esta subjetividad, el afán de riqueza constituye el núcleo de sus aspiraciones. Su odio a los pobres es, de ese modo, coherente con su lógica: es más rico cuanto más pobres haya; es decir, la riqueza es medible por la cantidad de pobreza que produce. Inequidad que, una vez racializada, naturaliza la pobreza, y el aspirante a rico puede dormir tranquilo: los pobres son lo que son porque son “inferiores”. En el fondo, es el racismo el que produce la naturalización de las desigualdades sociales y económicas, no sólo como el instrumento idóneo de clasificación social sino como eje legitimador de relaciones de dominación. Pero la dominación moderno-colonial no es abstracta, su especificidad es económica, es decir, su dominación consiste en “privar” a los demás de los medios de subsistencia y, con ello, producir más miseria para generar más riqueza. Sólo produciendo miserables, el capital puede contar con trabajo cautivo para desarrollarse al infinito; ilusión que exagera irracionalmente el neoliberalismo, porque este sólo sabe (parafraseando a Marx) globalizar todo socavando las dos únicas fuentes de riqueza: el trabajo humano y la naturaleza (por eso condena a la miseria al 80% del planeta y anula, explotando irracionalmente, la capacidad reproductiva de la naturaleza). De ese modo se desnuda esa lógica que dirige el afán de riqueza, lógica del asesino y del ladrón, que hurta para sí la potestad de las leyes y, de ese modo, santifica su forma de vida: ya no necesita robar. Al imponer su ley, lava su fortuna mal habida y lava su conciencia: el pecado se vuelve virtud y el mal se transforma en bien. La inversión trastorna todo: “Si el rico habla, todos le aplauden; aunque diga necedades le dan la razón. Pero si el pobre habla le insultan; hablará con discreción y nadie le reconocerá. Habla el rico y todos callan. Pero habla el pobre y dicen: ¿quién es este? Y si se propasa, todos se le echan encima” (Eclesiástico 13:26-29).
La grandeza consiste entonces en defender a los pobres, porque no hay quién los defienda; y frente a la ley, son sólo el sacrificio necesario que necesita esta para mostrarse magnánima y poderosa. Se trata de defender a las víctimas y hacerle frente a los poderosos. Es David contra Goliat. Es Espartaco contra el imperio romano. Son quinientos años que se acumulan en la soberbia de los poderosos. El conflicto se produce al destapar lo podrido que está una sociedad que se sostiene gracias al racismo, la discriminación, la injusticia, la desigualdad, la exclusión, etc. Una sociedad así, sólo puede mirarse al espejo con los ojos cerrados (estética que realizan los medios) y creer en lo que le hacen creer. Es una sociedad que recurre a los calmantes (cosas que su dinero adquiere para tapar su hueca existencia) para olvidar su enfermedad crónica, que deposita en el maquillaje su afán de verse bien; por eso se vuelve adicta, porque en su putrefacción le gusta vivir de ilusiones y no encarar su realidad. Por eso se resiste a asumir lo que, en verdad, es; prefiere mentirse a renunciar a la forma de vida a la que le han acostumbrado, en la cual se ha de-formado. Por eso no escucha, y sólo escupe odio cuando se le muestra que es su forma de vida la que le produce la enfermedad y el desequilibrio. Necesita de voluntad para cambiar, pero es ella misma la que se resiste; si la adicción puede más que la voluntad, entonces persigue su propia muerte: creyendo ser libre y no someterse a nadie, acaba siendo esclava de sus propias pasiones (las que, en definitiva, le nublan toda opción racional).
Es la sociedad criollo-mestiza boliviana (oligarquía y clase media). Amparada ahora por sus damas de honor: la embajada gringa y la mediocracia, autóctona y foránea. Estas le dicen lo que ella quiere oír, por eso encuentra en sus faldas el lugar de sus certidumbres huecas, que sólo se amparan en la altanería y el desprecio al indio. Su desprecio por la nueva Constitución es desprecio por aquellos que la realizaron. Frente a este su “enemigo declarado” se aglutina una sociedad enferma y escupe a este sus improperios. Por eso señala en el Otro sus propios prejuicios: la sed de venganza le corresponde a ella, porque no tolera que el oprimido haya levantado la voz, que el pongo haya hecho una constitución, que el indio sea gobierno. Es ella la que precisa educarse para emanciparse de sus taras y sus prejuicios. La ignorancia no proviene de aquellos que fueron privados de educación sino del sector que, supuestamente culto, muestra la barbarie que produce su de-formación; porque una superioridad afirmada sobre la discriminación y la negación del Otro (en este caso el indio y el pobre), sólo puede ser expuesta por la fuerza y jamás por la razón (eso es lo que encubre su cultura citadina).
Para la clase media, el conflicto es violencia que recae sobre ella. Es lo que le hacen creer y es lo que quiere creer. Por eso culpa de la violencia al Evo y quiere ver en el pasado el paraíso al que quisiera volver; “antes vivíamos sin odios ni rencores” dice y, al hacerlo, justifica las dictaduras y el neoliberalismo (que produjo además su propia merma económica). Cree ser el sostén de la economía por los impuestos que paga; cuando ese mismo argumento debiera servirle para enjuiciar a una oligarquía que siempre vivió hipotecando al país con sus deudas, haciendo de ellas deuda pública (pagada también por la clase media). Pero ni siquiera es capaz de admitir que son los excluidos de la economía quienes, en definitiva, le sostienen; porque es la privación y el sometimiento de las grandes mayorías lo que permite que exista un sector medio articulado a la reproducción del capital privado; que su educación es posible por la marginación de otros a la educación; que los lujos que se brinda son privaciones y miseria en otros, porque una economía desigual, sobre todo cuando es dependiente y subdesarrollada, sólo puede calmar el apetito exigente de los pocos a costa de los muchos. Quiere vivir como se vive en el primer mundo, por eso trabaja para los poderosos, siendo parte funcional de una extracción inaudita de riqueza, que priva a todo un país de la posibilidad de alimentar de un modo justo a todos sus hijos. Cuanto más asciende en la escala social, más aumentan sus deseos, y más la posibilidad de empobrecimiento de su propio país. Por eso comienza a ver en el exterior la medida de sus aspiraciones. Y toda la de-formación que recibe, maniobra un desprecio elocuente por lo que le rodea: la pobreza, de la cual es cómplice.
Por eso resulta paradójico que, mientras el pueblo se alfabetiza, la clase media (Universidad pública y privada) salga a patear, escupir y matar (como en Cochabamba, Sucre y Santa Cruz). Esa es la constatación empírica de su de-formación. Por eso la “culta Charcas” escupía como llama, mientras cantaba: “el que no salta es llama”, o sea, indio. Por eso en Santa Cruz y Cochabamba los “defensores de la democracia”, aprendían a jugar béisbol golpeando cabezas de indios. Y ahora, en Santa Cruz, hacen de su Matonomía (autonomía) la medida del bien y del mal. Ya ni la Biblia (a la que manipulan a su antojo) es recurso para discernir el bien del mal sino sus estatutos matonómicos, para eso les basta su decálogo. Porque tienen además a la jerarquía eclesiástica (como es su costumbre) santificando, en nombre del crucificado, sus más entrañables principios. Actitud que mantiene la iglesia desde que es cristiandad. Necesita del poder, por eso hace un pacto diabólico. “Nadie puede servir a dos amos”, pero la cristiandad apostó siempre por ello: predicó el reino de los cielos, pero justificó teológicamente el reino de este mundo. Por eso se instala en Roma y, desde allí, transforma una teología de liberación en una teología de dominación. Esa teología, entre otras cosas, es el apoyo moral que reciben los príncipes de este mundo para justificar todas sus acciones: opresión y dominación. Entonces la inversión se produce: predican el cielo pero producen el infierno. Por eso no es raro que los matonomistas acudan incluso a la doctrina social de la iglesia: el sujeto es anterior al Estado. Porque este sujeto no es el ser humano sino el sujeto burgués, y la determinación fundamental de este sujeto es la propiedad privada; por eso la lectura correcta de la sentencia es: la propiedad privada es anterior al Estado. Pero con eso la iglesia no hace otra cosa que desmentir a la propia doctrina cristiana, porque hasta Santo Tomas la propiedad privada no era sino institución positiva, o sea, histórica, o sea, humana. No divina. Es más, si la iglesia fuese fiel con el libro sagrado tendría que condenar toda forma de propiedad privada, pues hasta la comunidad apostólica se regía por la propiedad común de los bienes: “Perseveraban en oír la enseñanza de los apóstoles y en la unión, en la fracción del pan y en la oración; y todos los que creían vivían unidos, teniendo todos sus bienes en común; pues vendían sus haciendas y posesiones y las distribuían entre todos según la necesidad de cada uno”, (Hechos 2:42-45). Forma de vida que realizaron (o sea, hicieron posible) jesuitas y guaraníes en las Reducciones. Mientras los jesuitas fueron los educadores de Europa, casi por dos siglos, propagaron este ideal como la utopía de una sociedad acorde al espíritu cristiano. El socialismo utópico tiene ese origen, de modo que el socialismo científico aparece como nieto de la forma de vida que practicaban jesuitas y guaraníes en el Nuevo Mundo (cuando expulsan del Nuevo Mundo a los jesuitas en 1767, por presión de España y Portugal, y acaban con las Reducciones, el obispo enviado por Roma critica esa forma de vida y asegura: “he oído de semejantes y disparatadas ideas en algunos radicales”; a lo cual replicaba un jesuita: “pero si era la forma de vida de los primeros apóstoles”).
Es la misma arenga que se escucha en nuestros cardenales o monseñores. Por eso, para aplacar la violencia se dirigen al gobierno, pero bendicen diariamente las agresiones que promueve la oligarquía cruceña (no en vano el alto mando eclesial boliviano se instala en Santa cruz). Se reproduce la situación chilena del 73. Pues fue la jerarquía eclesiástica la que bendijo el golpe de Estado; preparando además, todo ese año, la religiosidad de los creyentes para que consintieran el golpe como una “obra de paz”, un sacrificio que se le hacía a Dios para “restablecer el orden” y, otra vez, “la democracia”. Se trata de una iglesia que justifica el orden y congrega a su rebaño para defenderlo, o sea, llama a una nueva “cruzada” (como hacía cierta iglesia en Sucre, que arengaba contra la Constituyente y ofrecía sus instalaciones como trinchera de lucha; pero en octubre de 2003 no permitió la instalación de un solo piquete de huelga contra la masacre neoliberal de Sánchez de Losada, porque aseguraban que la iglesia estaba al margen de la política). Si la iglesia ha reconocido los valores de la sociedad burguesa como sus valores, entonces el cuestionamiento de estos resulta, para ella, un cuestionamiento a su divinidad misma. Ha secularizado a Dios, y su reino lo ha identificado con la sociedad burguesa; de modo que ha fetichizado el orden actual y se postra ante este como ante un ídolo (hechura de manos de hombres, que “tienen ojos y no ven, tienen oídos y no escuchan”, por eso nunca escuchan al pueblo, ni ven los sufrimientos que padece). Por eso predican el “desarme espiritual”, porque eso significa dejar las cosas como está, que el poderoso siga explotando y sometiendo, y que esta sociedad siga viviendo en el autoengaño, creyendo hacer el bien cuando reproduce el mal, justificando un orden que le “priva” al prójimo de lo elemental de la vida: trabajo, salud, educación, cultura.
La especificidad de la propiedad privada consiste precisamente en “privar” a los demás de propiedad. Si no hay regulación de esta, entonces se produce la muerte del prójimo (“me quitas la vida cuando me quitas los medios con los cuales vivo”, Shakespeare dixit). Cosa que la iglesia no admite; porque al reconocer al sujeto anterior al Estado no está dispuesta a admitir al ser humano anterior a la propiedad privada; de lo contrario, tendría que admitir un sujeto con necesidades, vulnerable, que justificaría un Estado que haga suya la defensa de los pobres, frente a los ricos. Lo cual le posibilitaría una nueva y más adecuada lectura del evangelio. Pero su pacto diabólico, con el reino de este mundo, le impide revisar sus dogmas, que pone por encima del mismo texto que considera sagrado. En el día del juicio, dice el Mesías, el criterio de la resurrección no será la cantidad de padrenuestros o avemarías que hayan hecho sino les dirá: “Apartaos de mi malditos. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; fui peregrino y no me alojasteis; estuve desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces ellos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o peregrino, o enfermo, o en prisión, y no te socorrimos? Él les contestará diciendo: en verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso con uno de mis hermanos menores, conmigo dejasteis de hacerlo” (Mateo 25:41-46). Los hermanos menores son siempre los pobres, por eso las bienaventuranzas se dan a los pobres: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”, y a los ricos les dice: “¡Ay de vosotros, ricos, que tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros que ahora reís, porque lamentareis y llorareis!” (Lucas 6:24-25). La palabra es obra de justicia, y lo que está describiendo el Mesías es que no hay crimen impune, que el robo del trabajo ajeno (lo que produce riqueza en unos pocos y pobreza en los muchos) acaba por maldecir la vida misma de quien provoca este desajuste. Si el Mesías es el camino, la verdad y la vida, entonces la iglesia debiera, como imperativo, deducir una política y una economía acorde con ese espíritu. Pero una iglesia pactada con el poder produce totalmente lo contrario.
Justificando el orden vigente, ya no apuesta por el cielo que proclama, por eso lo arroja más allá de la vida (lo vuelve imposible de realización); así ya no reivindica la vida del Mesías sino sólo su muerte: ya no importa cómo vivió sino cómo murió. Se transforma en una iglesia de la muerte y predica la muerte. Así fue la cristiandad medieval. La actual ya no necesita recurrir a una cultura apocalíptica de la muerte, porque el relativismo (que es la secularización del politeísmo griego y romano) y la moral modernas, le otorgan la apatía y la indolencia necesaria (que interpreta como paz espiritual) para lidiar con el infierno que ha ayudado a crear. Cada misa que realiza festeja, de este modo, la muerte del prójimo; porque el sacrificio ofrecido a su Dios no es otra cosa que lo robado a los pobres, que es lo que el rico lleva a su iglesia, a comulgar con los suyos; una fiesta donde se festeja la privación de los demás, la muerte del prójimo: “Mata al prójimo quien le priva de la subsistencia, y derrama sangre el que retiene el salario del jornalero” (Eclesiástico 34:26-27).
Por eso Santiago no es nada complaciente: “Y vosotros los ricos, llorad a gritos por las desventuras que os van a sobrevenir. Vuestra riqueza está podrida... El jornal de los obreros que han segado vuestros campos, defraudado por vosotros clama, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor... Habéis condenado al justo, le habéis dado muerte sin que él os resistiera” (Santiago 5:1-6). Sin duda también Santiago sería llamado violento por la jerarquía eclesiástica actual. Pero de allí viene la tradición profética que, por acá, la continuó el padre Luís Espinal y fue también el justo condenado que, por defender a los humildes, se enfrentó al orden que hoy defiende la iglesia. Es el mundo que aborrece a los profetas y que aborreció al Mesías: “Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí primero que a vosotros” (Juan 15:18). Ese mundo por aquel entonces era el imperio romano, ahora es el imperio gringo; adonde van a buscar refugio los asesinos, como Sánchez de Losada, o a recibir instrucciones quienes prefieren ver destruido su país que verlo libre, como los prefectos de la media luna. Es el reino de este mundo que tiene a sus ejércitos para acabar con los insurrectos, tiene a las oligarquías nacionales para gestionar sus intereses, tiene a los grandes medios de comunicación para manipular a la opinión pública y aglutinarla en torno a sus apetitos, y tiene a las iglesias para justificar teológicamente su orden. La acumulación de sangre humana en capital necesita una absolución extraordinaria y esta la otorga una teología que trasforma el mal en bien y el bien en mal.
Una teología de dominación justifica siempre la violencia de la dominación; ya no dice “en el principio era la palabra”, sino “en el principio era la paz”, que no es más que guerra disfrazada. La guerra suspende toda ética, la vuelve ridícula, de modo que la razón se convierte en razón de guerra, estratégica, racionalidad instrumental, medio-fin, lógica costo-beneficio; la política (secularización moderna de la teología medieval) se vuelve “la guerra continuada por otros medios”. La injusticia, la desigualdad, la opresión, etc., son guerras disfrazadas contra la propia humanidad y también contra la naturaleza. Se trata de, como expresa el Salmo 73: “la paz de los impíos”. Porque “no hay para ellos tormentos; están sanos y rollizos”. Porque los impíos “no tienen parte en las humanas aflicciones y no son atribulados como los otros hombres”, por eso son soberbios y la soberbia “los ciñe como collar, y los cubre la violencia como vestido... Motejan y haban malignamente, y altaneramente declaran sus propósitos perversos”. Así producen la violencia que le increpan al Otro: “Por eso el pueblo se vuelve tras ellos”.
Una teología de dominación tiene necesariamente que invertir todo en nombre del espíritu que proclama. Pero ese espíritu resulta ya de la inversión producida: ya no es el espíritu santo (el Ruaj haKodesh) sino el espíritu burgués, que es la contraseña que le permite a la iglesia entrar a ser parte del orden burgués, del reino de este mundo. Donde el asesino inventa su propia ley (amparada en su carácter ahora divino, santificada por la iglesia), de la cual él mismo es criterio legal; el asesino de cuello blanco cubre entonces sus desechos, como los gatos, mediante leyes. Es el paso del simple matonaje a la mafia organizada; si antes mataba él mismo, ahora mata sin mancharse las manos. Pero si su ley se pone en cuestión, entonces regresa a lo que es. Por eso amenaza y persigue a las víctimas, porque ellas le recuerdan su origen; le muestran la mentira que sostiene su existencia. Ese descubrimiento le obliga a matar otra vez.
Y le obliga a regresar con los mismos actores. Mientras Bolivia se debatía en la guerra del pacífico, Gabriel René Moreno (el intelectual cruceño al servicio de la oligarquía) y Aniceto Arce (el empresario sucrense beneficiado de la guerra contra su propio país), se paseaban en Santiago, en la capital del enemigo, por invitación del enemigo. Ahora, otros Morenos y Arces buscan afuera el apoyo para acabar con lo que siempre han despreciado: el indio que hay adentro. Ese es el fin que persigue su matonomía. No es de extrañar que el refugio de realistas y conservadores, Sucre, ahora sea el caldo de cultivo del racismo de la oligarquía cruceña (racismo cultivado, entre otros, por el “célebre patricio” camba Gabriel René Moreno). Desde allí se tejió el odio contra el indio de modo específico. Porque el odio contra el indio apareció explicitado como el odio contra el aymara. No importó tanto la traición de Pando en la guerra federal, porque era una traición entre iguales. Lo que no soportó la sociedad sucrense (y criolla en general) fue el levantamiento de Willka Zarate y su ejercito aymara. La capacidad de sobrevivencia y organización (pese a las paupérrimas e indigentes condiciones en que le condenó la república) de la nación aymara despertó en la sociedad criolla, no un sentimiento de admiración, sino de odio especifico contra aquel que se había levantado contra sus patrones. Si era posible soportar la “nobleza” incaica o la presencia “pintoresca” de los guaraníes (así los describe Moreno), porque su presencia era inofensiva para la cultura citadina, la presencia aymara nunca la dejó descansar tranquila. Golpeada ya la seguridad criollo-mestiza por los cercos aymaras de 1780, despertó el miedo que obligó a la oligarquía a buscar siempre su legitimidad afuera, haciéndose dependiente de los intereses foráneos, sin tener nunca la capacidad de congregar a sus propios explotados, de los cuales vivía, gracias al tributo obligado, y aun vive, porque son quienes le alimentan. Esta incapacidad, para no aparecer como lo que es, se fue cultivando como odio, en su de-formación cultural. Por eso no es raro que la insensatez y la demencia, que provoca el odio, aparezcan de modos elocuentes en Sucre, Cochabamba, Tarija, Santa Cruz, etc. Ello demuestra dónde está el verdadero atraso cultural y social.
Atraso que se manifiesta en el rechazo a ser gobernados por sus considerados pongos, atraso que muestra la verdadera cara de la democracia que defienden, democracia restringida para los patrones y sus caporales. Si la clase media muestra ahora su cara fascista, es porque manifiesta su conformación como espacio de disponibilidad social que necesita la oligarquía para preservar su orden. Y para aglutinarla no necesita interpelarla racionalmente sino sólo encender el sedimento irracional que la constituye en lo que es. Por eso la opinión pública se deja a merced del periodismo, que no sabe sino fragmentar la realidad en noticia y reducir lo que sucede en los estrechos y superficiales márgenes que le brinda su concepción instrumental de la comunicación. Un sector tan influenciado mediáticamente no atiende a razones, por eso cree ingenuamente en los eslóganes propios del anticomunismo gringo: que ahora los indios se comerán a los niños, que expropiará el Estado todos los bienes, que los hijos serán propiedad del partido, etc. Se dice que el gobierno no tiene la capacidad para ganarse a la clase media; pero esa afirmación es incompleta, porque no pregunta primero si la clase media está dispuesta a cambiar racionalmente; si no lo está, entonces todo intento racional es inútil. Si la clase media sostiene sus certidumbres no en ideas sino en eslóganes, entonces ni siquiera el gobierno más sabio e ilustrado podrá algo con un sector tan influenciado por la manipulación mediática. Pero a diferencia de la opción oligárquica, el pueblo siempre tendrá mayor perspectiva: ante la violencia amenazante siempre imaginará alternativas. El arrinconamiento es propio del que no imagina soluciones, del que propicia el enfrentamiento.
La apuesta de liberación del pueblo es interpelación para la sociedad. Es sacarla de su autismo y mostrarle como lo que ella es. El proceso de totalización de una sociedad se da en su negativa a escuchar la palabra interpeladora del Otro. Palabra que la saca de su seguridad y le remueve sus certidumbres, porque es enjuiciamiento de su propia inconciencia: “Pertenece a los que tienen hambre el pan que guardas, a los desnudos el manto que conservas en los cofres, al descalzo los zapatos que se pudren en la despensa, al pobre el dinero que atesoras. Cometes tanta injusticia como personas hay a quienes deberías ayudar” (San Basilio). Por eso los congregados en la sociedad citadina se niegan a escuchar y tratan, por todos los medios, de acallar esa voz, porque esa voz prende el remordimiento y le provoca mirarse al espejo como lo que realmente es. Por eso prefiere el falso halago y la conmiseración (hay que hacerle caricias al caballo para montarlo), la farándula, el “pan y circo” (así trata el poderoso a la plebe, que en eso se convierte una sociedad que ve en la farándula su ideal de vida). Por eso la pregunta no es si un gobierno tiene o no capacidad de ganarse a la clase media (que es básicamente el eje de identificación de toda la sociedad citadina), o si la radicalidad del pueblo debería bajar sus tonos. La pregunta es si este sector es posible de ser interpelado racionalmente.
En la lógica usual de la política, ganarse a la clase media significa ceder. Pero aquí ceder es ceder todo; porque sus reivindicaciones son sólo disfraces que está usando la oligarquía para imponer sus intereses. Se puede decir que la clase media fue siempre la beneficiada inmediata de todas las luchas populares (los incrementos salariales, la estabilidad laboral, el rechazo a la especulación y al alza de precios, sin contar la lucha por democracia, los derechos humanos y sociales); porque la estructura económica es social y todo beneficio repercute en el conjunto, es decir, la lucha de los pobres siempre acaba beneficiando a todos y, primero, a quienes el goteo de la distribución de ingresos les llega primero. Por eso la recuperación de los recursos y la nacionalización beneficia incluso a quienes se opusieron a ella y ahora consideran su dinero. Esa es la verdadera legitimidad que justificaba la “guerra del agua” y la “guerra del gas”, porque en Cochabamba o en El Alto se luchaba por todos, para beneficiar a todos. Las reivindicaciones que ahora esgrime la clase media no son legítimas, porque estiman exclusivamente un beneficio particular (que, en definitiva, va siempre contra el pueblo). El discurso regionalista es atractivo pero mentiroso, porque es la oligarquía latifundista la que, de este modo, intenta justificar sus intereses como aspiración regional; mover la sede de los poderes es una artimaña para modificar el eje de la hegemonía india al sur conservador; la matonomía cívica ya evidenció que busca deshacer el país en pedazos sin relación alguna. Pero la clase media no ve esto, porque los medios no le muestran eso; pero sí le alimenta de prejuicios y le inventa mentiras para empeorar su sordera. Al apoyar a la oligarquía afirma su dependencia ante ella y pacta sus beneficios a costa, otra vez, del pueblo.
Revertir eso es una tarea de concientización, opción que los medios dificultan, pero que es el único modo de recuperar ese sector; si educación es emancipación, es porque es un proceso de liberación de los prejuicios y taras que una sociedad arrastra. Por eso la liberación es un proceso, no se da en un santiamén, es algo que se construye, desde el pueblo hacia todos aquellos que puedan ser congregados en torno a un horizonte de justicia y dignidad. Por eso la destrucción no es una opción que se plantee un proceso de liberación. La destrucción la promueve el que está acostumbrado a destruir. Un gobierno que asume el conflicto (que no es el poder, por eso lidia con el legislativo, el poder judicial, empresarios, ganaderos, terratenientes, medios, etc., que le impedirán efectuar las transformaciones) necesita construir las mediaciones para tener un pueblo organizado, una política de alianzas firme y duradera (para ir vaciando el bloque dominante de presencia real), de políticas de comunicación y coordinación para hacerle frente, sobre todo, a la mediocracia y a los grupos de poder. El poder originario radica en el pueblo y un gobierno sólo puede hacerle frente a la reacción fascista teniendo el apoyo del pueblo. Sin está legitimación no hay poder real. La nueva Constitución puede ser el motor de la participación popular; para eso se requiere un pueblo educado y crítico, sobre todo ante la manipulación mediática que hará, de hoy en adelante, todo lo posible para desprestigiar sus contenidos. Es sabido que habrá sectores que apostarán por un enfrentamiento (los prefectos y cívicos invocan al ejercito porque no cuentan con su pleno respaldo; a diferencia de Chile del 73, esa es una ventaja, como también el fracaso de la economía gringa y su pérdida hegemónica; pero eso no es garantía ante las demenciales salidas que busca Bush y sus aliados a la crisis que han generado); pero la sabiduría consiste no en llegar al enfrentamiento, sino en ganar sin llegar a este (desarmando al opresor se le quita sus únicas ventajas y, sin ellas, su soberbia se diluye); de modo que sea posible una comunidad de comunicación real, ya no un falso diálogo entre sordos y mudos, víctimas y cínicos, sino entre seres humanos, en condiciones de igualdad, de reparación y justicia. Perderá poder el opresor pero ganará en humanidad, perderá el rico en términos cuantitativos pero ganará cualitativamente, porque la explotación no puede ser ejemplo de vida. “Y Dios se hizo ser humano” quiere decir: todo ser humano es sagrado y todo acto de opresión es pecado. Si “la esclavitud de los hombres, es la gran pena del mundo”, como dice José Martí, es porque, si de pecado hablamos, ese es el pecado estructural que cargamos.





EVO MORALES DICE AHORA QUE LA NUEVA CONSTITUCIÓN "NO ES NEGOCIABLE"

Después de haber dicho que estaba dispuesto a dialogar con los prefectos autonomistas, que comprenden casi la mitad del país, el gobierno de Evo Morales dice que la Constitución --votada en un cuartel militar y sin presencia de la oposición-- "no es negociable", echando así por tierra los intentos de diálogo en la convulsionada Bolivia. La actitud del gobierno echa leña al fuego en un momento que se hace necesario el diálogo para vencer a los fantasmas de la polarización y la división del país.

Diario Exterior de España (www.eldiarioexterior.com)

Cinco días antes de un esperado diálogo con los mayoritariamente opositores gobernadores regionales de Bolivia, el Gobierno del presidente Evo Morales advirtió el miércoles que la nueva Constitución "plurinacional" del país ya no es negociable.
El encuentro del 7 de enero es considerado clave para bajar la tensión política en el país altiplánico, donde la "revolución democrática y cultural" del mandatario indígena enfrenta una dura oposición de sectores conservadores liderados por los gobernadores, conocidos localmente como prefectos.
Cinco de los nueve prefectos han rechazado el nuevo texto constitucional y proclamaron autonomías de facto en diciembre, en el mayor desafío enfrentado en casi dos años de mandato por Morales, quien goza de un firme respaldo de gobiernos como los de Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela.
El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, dijo el miércoles que, pese a su decisión de abrir un diálogo "abierto y sin condiciones," Morales no tenía atribuciones para poner en negociación una Constitución ya aprobada legalmente.
"Todos los requisitos de ley hay sido cumplidos por la Asamblea Constituyente para la aprobación de la nueva carta magna que va a ser sometida al pueblo a referéndum; imagínense que estemos planteando una negociación sobre ese tema, eso ya no corresponde," afirmó en declaración a reporteros.
No había una reacción inmediata de los prefectos rebeldes, que al anunciar el diálogo dijeron que el tema del cambio constitucional debería estar en la agenda.
Rada remarcó que la nueva Constitución "no corresponde ya al Poder Ejecutivo, no es patrimonio del Gobierno nacional, ni siquiera de la Asamblea Constituyente, (sino que) es un patrimonio del pueblo boliviano y será sometida a referéndum."
Insistió, sin embargo, en que el Gobierno tenía "la mejor de las disposiciones para encarar el diálogo, de tal manera que lo que el país está esperando hoy, es decir un proceso de concertación nacional, se dé."
Horas antes de la declaración de Rada, dos de los prefectos rebeldes -Mario Cossío de Tarija y Manfred Reyes Villa de Cochabamba- expresaron confianza en el diálogo con parecidas referencias a que ningún tema sea excluido de las conversaciones a realizarse en el gubernamental Palacio Quemado de La Paz.
El prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, guarda silencio desde que el 27 de diciembre anunciara que iría al diálogo con Morales sin ceder "ni un milímetro" en la demanda de autonomía para ese rico distrito oriental, que tiene un tercio del territorio y aporta aproximadamente un cuarto del producto nacional.
El cambio de Constitución es clave para la "refundación" de Bolivia prometida por Morales y busca dar más poder a la mayoría campesina e indígena y consolidar la nacionalización de recursos naturales iniciada en la industria de hidrocarburos, centrada en exportaciones de gas a Argentina y Chile.
Además de los dos referendos -uno de detalle y otro general- por los que todavía debe pasar la nueva carta fundamental, están en negociación referendos revocatorios de los mandatos del presidente y los nueve prefectos, propuestos por Morales como salida a las disputas políticas.






EMBAJADOR CUBANO EN BOLIVIA ANUNCIA INCREMENTO DE MÉDICOS CUBANOS EN EL PAÍS

Terra de España (www.actualidad.terra.es)

El embajador de Cuba en Bolivia, Rafael Dausá, informó hoy de que que para 2008 se pretende incrementar la presencia de los médicos cubanos en el área rural para una mejor atención a las personas que no pueden trasladarse hasta los centro médicos urbanos.
'Incrementar la presencia de nuestros médicos, quizás no con más médicos, pero sí que los médicos lleguen a más municipios, a más comunidades', afirmó Dausá. Según el informe del diplomático, en el país se encuentran 2.200 colaboradores cubanos de los cuales 1.500 son médicos y el resto enfermeros.
Dausá indicó que hay solicitudes para que lleguen al país mas médicos cubanos y en la medida de lo posible se dará una respuesta, y 'se realicen las rotaciones de los médicos con los que se encuentran en Bolivia'. Además, el embajador manifestó que alrededor de 8 millones de pacientes fueron atendidos de forma gratuita por los médicos cubanos y alrededor de 200.000 recuperaron la vista.
Asimismo, Dausá informó de que se han entregado el equipamiento a 40 hospitales de segundo nivel que ya están operativos, y de los cuales en 30 trabajan los médicos cubanos.
Por otra parte, el diplomático caribeño destacó el Tratado de Comercio de los Pueblos y la Alternativa Bolivariana para las Américas (TCP-ALBA), de la que son parte Cuba, Bolivia y Venezuela, y afirmó que no es un simple acuerdo comercial, sino que es una integración económica y social.
En ese sentido, señaló que hasta ahora se ha alfabetizado a unas 453.000 personas en Bolivia y que el objetivo para finales de 2008 es que se declare al país territorio libre de analfabetismo. No obstante, el embajador reconoció que aún deben incrementar el comercio entre ambos países.
En abril del 2006, Venezuela, Cuba y Bolivia suscribieron el TCP. En el marco de este acuerdo, el Gobierno del venezolano comprometió un préstamo de hasta 100 millones de dólares para fomentar el desarrollo del sector productivo.





MORALES DESCABEZÓ A LA CÚPULA MILITAR

ADN Mundo de Argentina (www.adnmundo.com)

El presidente boliviano convocó al nuevo órgano castrense a "defender la unidad de la patria" en momentos en que cinco de las nueve regiones impulsan la conformación de gobiernos territoriales autónomos.
En una ceremonia celebrada en el Palacio Quemado el miércoles en la noche, el mandatario nombró a Luis Trigo Antelo como comandante en jefe del Ejército, hasta ahora comandante de la Fuerza Aérea (FAB), y oriundo de la rica región de Santa Cruz que es la que encabeza las demandas autonomistas en Bolivia.
También dio juramento al general José Prudencio como jefe del Estado Mayor; al general Freddy Makay, como comandante del ejército; al general Carlos Daniel Salazar en el comando de la aeronáutica y al contraalmirante José Luis Cabas como comandante de la fuerza naval.
Morales pidió al nuevo alto mando "defender la unidad de patria" y recordó que, como institución, tiene esa tarea constitucional.
"Bueno sería que todas las instituciones acompañen estos cambios en el país como lo hacen las fuerzas armadas. Me siento alentado por la participación de ellas", dijo, y aseguró que la relación entre su gobierno y los jefes salientes no fue a base de prebendas, como aseguraron algunos opositores.
El mandatario sostuvo que esa unidad no puede estar en debate en los diálogos a los que asista, en alusión a la próxima reunión que celebrará con los prefectos (gobernadores) del país programada para el siguiente lunes 7 de enero.
Los líderes de cuatro de las nueve regiones del país reclaman a Morales regímenes autonómicos, pero que el Gobierno considera que son demandas separatistas porque, a su juicio, la forma en que son planteadas están al margen de la ley.
El saliente comandante en jefe, general Wilfredo Vargas, dijo que las fuerzas armadas "disuadirán y si fuera necesario reprimirán a los enemigos de la patria", en aparente alusión a algunos grupos cívicos pro autonomistas que han planteado la división de las fuerzas armadas.
El general Trigo destacó el apoyo de los militares a la nacionalización de los hidrocarburos decretada por Morales en mayo del 2006 y a otras medidas del gobierno.
Al mismo tiempo, llamó a resolver los problemas del país "a través del diálogo".
Más tarde, Trigo dijo que las fuerzas armadas no fueron sumisas al gobierno. "Respetamos la democracia y al gobierno legalmente constituido", dijo.





BOLIVIA: COINCIDEN EN CONVOCAR A REFERENDO SI FRACASA EL DIÁLOGO

Evo Morales y los prefectos -gobernadores- que rechazan la Constitución se reunirán el lunes a negociar· Pero dadas las posturas sobre los temas clave, ambas partes prevén convocar a la ciudadanía a las urnas para que decida sobre la suerte del presidente y jefes de los estados provinciales.

Derf de Argentina (www.derf.com.ar)

Oficialismo y oposición en Bolivia coincidieron este miércoles en que el diálogo programado para el próximo lunes es difícil y si fracasa el pueblo deberá definir a través del referendo revocatorio de los mandatos del presidente Evo Morales y los gobernadores del oriente que lo enfrentan.
El vocero presidencial, Alex Contreras, afirmó que Morales asistirá al diálogo con los prefectos (gobernadores) opositores, pero pidió que sea un "diálogo sin condiciones".
No obstante, agregó que "no se negociará la aprobación de la nueva Constitución", que debe ser ratificada o rechazada por un referendo popular, y que la oposición considera "ilegal", informó este miércoles el diario cochabambino Los Tiempos.
Osvaldo "Chato" Peredo, concejal cruceño y dirigente histórico del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), sugirió que "si el diálogo fracasa, el otro camino será el referendo revocatorio para que la población juzgue con su voto si apoya al presidente o a los prefectos opositores".
Por el lado de la oposición, el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, advirtió el viernes último que "concertación no significa ir a ceder", en clara alusión a que no aceptan la nueva Constitución ni la redistribución del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) para financiar una renta universal a la vejez, destacó el periódico cochabambino
El prefecto de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, explicó que por la posición asumida por el presidente Morales en las últimas semanas del año pasado, cuando convocó al oficialismo a prepararse para una lucha de "ricos contra pobres", existen "pocas posibilidades de que el diálogo prospere", por lo que sugirió ir al referendo revocatorio "para que el pueblo elija cual opción política prefiere".
En cambio, el dirigente cívico de Tarija, Nelson Valdez, pidió un "pacto nacional" para "viabilizar la nueva Bolivia, con autonomía y una Constitución".
Pero aclaró que "si las posibilidades de un diálogo franco y directo no surten efecto, con seguridad en los primeros días de enero comenzarán las movilizaciones y medidas de protesta de las regiones donde ganó el sí a la autonomía (Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando)" el 2 de julio del 2006.
En tanto, el jefe de la bancada de diputados del MAS, Gustavo Torrico, advirtió este miércoles que la única manera para que el estatuto autonómico del Comité Cívico pro Santa Cruz y la Prefectura de ese departamento (provincia) sea "legal", es con la aprobación de la nueva Constitución.
"Es un tema que fue votado por los pueblos; los pueblos aceptaron ir a un proceso autonómico y lo que tienen que hacer los prefectos es actuar con cordura e ir por la línea democrática", dijo Torrico, citado por la agencia estatal de noticias ABI.
Precisó que "no se puede hablar de autonomía y de estatutos autonómicos, cuando no hay una Constitución que reconozca la figura de la autonomía (como ocurre con la actual). Entonces hay que aprobar (primero) la nueva Constitución y luego hablar de autonomías".
El 24 de noviembre de 2007 en el cuartel de La Glorieta de Sucre se aprobó en general el nuevo texto constitucional, después de más de tres meses de receso, mientras en las cercanías se producían incidentes que dejaron tres muertos y un centenar de heridos, hechos aún no aclarados y de los que se acusan mutuamente gobierno y oposición.
En ese marco, el sábado 8 y domingo 9 de diciembre de 2007, 164 asambleístas sobre un total de 255, de 10 fuerzas políticas de las 16 que integraron la Asamblea Constituyente, aprobaron en detalle la nueva Constitución, por dos tercios de votos de los presentes.





INTEGRACIÓN EN CLAVE BOLIVIANA

Esta iniciativa integracionista reimpulsada recientemente por Brasil, Chile y Bolivia - stricto sensu - tiene que ver más con un corredor "interoceánico" que con un corredor "bioceánico" ya que, según los expertos, este último concepto significa más bien unir o hacer confluir las aguas de dos océanos (como en el caso del Canal de Panamá o del Estrecho de Magallanes).

Nuestro Mar Org. (www.nuestromar.org)

Por tanto, hablar de un corredor "interoceánico" resultaría más apropiado para referirse al deseable "puente carretero" que conecte los puertos chilenos y brasileños sobre el Pacífico y el Atlántico, respectivamente, cruzando la geografía de los tres países.
La esperanza de que esto ocurra es muy grande en Bolivia, a fin de superar la triste realidad que hoy nos hace ver más bien como un verdadero país tranca no sólo en la iniciativa integracionista física sudamericana, sino también ahora, a la escala que impone el desafío de la globalización.
País tapón
Hoy por hoy, tendemos a ser vistos como un país problema, en lugar de una solución. Habrá que recordar que varios gobiernos en el pasado acuñaron generosos conceptos para Bolivia -país bisagra, país de contactos, país de encuentro-, pero lo cierto es que seguimos siendo un país tapón, desperdiciando las enormes posibilidades de articular cargas internacionales. ¡Si ni siquiera internamente estamos bien integrados entre el Oriente y el Occidente con rutas y ferrocarril, ya que en este país la política siempre le ganó a la economía!
Es de esperar que la Declaración de La Paz -suscripta por los presidentes de Brasil, Chile y Bolivia a fines de diciembre-, que fijó el año 2009 como plazo para la entrega del Corredor Atlántico-Pacífico, no corra igual suerte que aquel Comunicado de Brasilia que emitieron en septiembre de 2000 unos 12 países sudamericanos para llevar adelante la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (Iirsa).
Y es que ni siquiera el Proyecto Iirsa fue capaz de impulsar de mejor manera los ansiados corredores con que sueñan los exportadores bolivianos a fin de poder reducir los costos de exportación; o los importadores bolivianos, para adquirir productos a menor precio; o los prestadores de servicios, para convertir a Bolivia en un verdadero articulador de cargas internacionales, con los efectos multiplicadores que ello conllevaría.
Uno de los más graves problemas que afectan el comercio exterior boliviano es, sin duda alguna, la infraestructura de transportes, por tanto de su correcta resolución depende la viabilidad del negocio a futuro, y la misma lógica se aplica ahora para terceros países que dependen de la logística boliviana.
Sin embargo, no sólo el bajar costos resulta vital para Bolivia, sino el tener rutas con características de corredores internacionales que, siendo expeditas todo el año, puedan ser vistas más bien como verdaderos ejes de desarrollo o de integración, y no sólo como corredores de una sola vía.
Círculo virtuoso
Contar con una ruta portentosa como la que se ha propuesto significaría la posibilidad de generar mayores fuentes de empleo, beneficiándose del incremento del flujo de transporte, de puertos secos para la consolidación y el manipuleo de la carga, la venta de combustible y de servicios de hotelería, gastronomía y turismo, entre otros.
A no dudarlo, se trata de una apuesta que podrá tener el éxito esperado, más por el interés de Chile y Brasil, que por la atávica aspiración boliviana o la postergada integración sudamericana. Lo cierto es que la necesidad de acortar distancias y costos derivada de la globalización brinda la oportunidad de que colosales volúmenes de carga vayan y vengan desde los países y bloques allende el Pacífico y el Atlántico, y para ello es imprescindible tal obra. Un valor agregado de tal iniciativa sería que las rutas contaran con un buen mantenimiento en Bolivia y dejaran de ser víctimas de los insufribles bloqueos a los que se ha visto sometido el país durante los últimos años.





REGIÓN DEL SUR DE PERÚ DECLARA "PATRIMONIO CULTURAL" A LA HOJA DE COCA

Univisión de Estados Unidos (www.univision.com)

La región de Puno, al sur de Perú y fronteriza con Bolivia, prohibió erradicar la hoja de coca tras declararla como "patrimonio cultural", anunció este miércoles el presidente del gobierno regional.
"La iniciativa busca proteger y reconocer a la hoja de coca como una herencia inmaterial de la región quechua y aymara", dijo Hernán Fuentes citado por la agencia estatal Andina.
"Defendemos a los productores que utilizan la hoja de coca con costumbres ancestrales y a productores lícitos. No negamos que el narcotráfico existe, por eso queremos empadronamiento (de los cocaleros)", agregó Fuentes.
Puno es la tercera región de Perú que declara a la hoja de coca patrimonio cultural, después que Cusco y Huánuco hicieran lo mismo en 2005. La medida, sin embargo, corre el riesgo de ser apelada y declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional, como ocurrió en las otras dos regiones.
La consejera regional Janet Zapana dijo, citada por la agencia Andina, que la ordenanza contempla además la creación de un instituto científico de la hoja de coca, la suspensión de la erradicación y el empadronamiento de los cocaleros.
"Esperamos que se respete la decisión que hemos adoptado para nuestro ámbito (en Puno). No sabemos si generará polémica, pero esperamos que no", acotó el líder regional, simpatizante del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
"Firmamos el documento el último fin de semana y lo enviaremos a Lima para su publicación esta semana" en la gaceta oficial, señaló.
La ordenanza regional del gobierno de Puno tendrá valor al día siguiente de su publicación, aunque puede ser objeto de una observación por parte del Poder Ejecutivo.
En Puno, una de las regiones más pobres de Perú, la hoja de coca se produce en las provincias de Carabaya y Sandia. Una parte de esta producción acaba en poder del narcotráfico para transformala en cocaína, según la policía.
La erradicación de cultivos de hoja de coca es el eje de la política antidrogas del gobierno, que impulsa esas acciones con el apoyo y la cooperación de Estados Unidos.

No comments: