Alrededor de las 8.30 de la mañana, del 23 de marzo de 1879, Eduardo Abaroa dejó de luchar. Una herida de sable, dicen unos, o dos disparos, según otros, terminó con la vida de quien, como cabeza de 12 rifleros, defendió el paso del puente de Topáter. Eduardo Abaroa cuando le pidieron que se vaya con su esposa e hijos dijo: Soy boliviano, esto es Bolivia y aquí me quedo. Preferiría morir antes que huir como un cobarde”.
El abogado Ladislao Cabrera (Tarata, 1830) le respondió: “Defenderemos hasta el último trance la integridad del territorio boliviano”. Y de inmediato, en una proclama pública, dijo:“Que sepa Chile que los bolivianos no preguntan cuántos son sus enemigos para aceptar el combate”.
El 23 de marzo se recuerda 132 años de la agresión chilena que derivó en la asfixia de Bolivia, y de la permanente espera en la que la justicia devuelva a nuestro país la salida al mar con la que nació a la vida independiente. Son innumerables las gestiones dirigidas a lograr una solución, apoyadas por la ONU, OEA y la comunidad internacional en general, que lamentablemente no han encontrado eco en Chile. El actual Gobierno ha sostenido negociaciones reservadas que nada positivo ni nuevo lograron canalizar. Como muchos otros globos de ensayo, ahora se lanzó la posibilidad de otro enclave. La Estrella de Iquique, publicó un artículo que titula: "Analizan salida al mar para Bolivia por Pisagua". Pero en los hechos, no es otra cosa que un nuevo argumento de distracción.
El temor de Chile radica en que desde el momento en que Bolivia logre controlar un puerto en el Pacífico, será definitivo. Esa es una realidad que todos los Gobiernos de La Moneda han manejado como advertencia, por lo que han rechazado toda iniciativa que vaya en esa dirección. Chile solamente se aviene a dar facilidades de acceso para que Bolivia pueda mover su mercadería, y esa es otra realidad que, desgraciadamente, se la obscurece con eufemismos y promesas que alientan otras opciones, a sabiendas de que el camino para un acceso soberano está vedado por la propia constitución chilena.
En más de una oportunidad, Chile ha ofrecido enclaves sin soberanía y en algún momento se atrevió a proponer canje territorial, pero ambas opciones han sido rechazadas por Bolivia. El Gobierno del Presidente Evo Morales ha avanzado en algo que para algunos puede ser viable, pero para otros es algo que raya en lo inaceptable. Lamentablemente, se ha escondido la posición boliviana, se han realizado iniciativas sin consultar al pueblo ni al Parlamento, y se han manejado propuestas que difícilmente podrán ser compartidas por la mayoría nacional. El Cónsul General de Bolivia en Santiago, en un artículo publicado el 22 de marzo en La Tercera, de Santiago, dice que "El Gobierno de Morales tuvo el coraje de pasar de las meras intenciones a la mesa del diálogo. Hubo una decena de reuniones del mecanismo a cargo de los Vicecancilleres, a partir de 2006 y varios encuentros a nivel presidencial. Durante el año pasado, siete reuniones entre los Presidentes Piñera y Morales, y este año dos encuentros entre los Cancilleres". Agrega que "el Gobierno boliviano espera que Chile haga conocer una propuesta sobre el punto 6 de la agenda -el marítimo-, en la creencia de que en un clima de confianza mutua, el diálogo, el debate y la negociación podrían permitir a nuestro país cerrar la gran herida de 1879. ¿O debemos esperar aún otro siglo?, se pregunta el Cónsul boliviano.
Lo que no se dice es que ha habido propuestas a espaldas del pueblo y de las instituciones nacionales llamadas por Ley para conocer el tema.
El diplomático e historiador Ramiro Prudencio Lizón, hizo conocer el año pasado sobre la base de publicaciones provenientes de Santiago, que el Presidente Sebastián Piñera habría rechazado un preacuerdo estipulado durante el Gobierno de la señora Bachelet. Dicho documento habría sido redactado por la Cancillería boliviana y debía ser corregido por la chilena. La base del acuerdo sería la concesión de un enclave a Bolivia en un punto entre el sur de la quebrada de Camarones y el norte de Iquique, pero sin soberanía. La zona comprendería una caleta deshabitada de una dimensión de hasta 400 kilómetros cuadrados, con el fin de que se pudiese instalar un eje urbano. Se dice que las negociaciones avanzaron tanto que tres técnicos bolivianos, acompañados por tres chilenos, habrían viajado a ese lugar.
En la caleta, Bolivia debería construir un puerto, el cual tendría una gran limitante, ya que sólo serviría para la comercialización de minerales como hierro y litio, y no para la carga en general. El Gobierno de la señora Bachelet no deseaba que dicho puerto hiciera competencia a los de Arica y Antofagasta.
Felizmente, el actual Gobierno chileno ha rechazado esta absurda propuesta, porque el enclave se habría constituido junto con Ilo, Puerto Rosario y otras zonas francas, en un remedio apenas "simbólico".
El actual Gobierno chileno tiene otra óptica. No acepta el enclave dentro de su territorio, en cambio considera la opción de un corredor al norte sin soberanía, y un puerto que sea construido por Bolivia en la frontera, dejando el bulto a Perú, para que dé su visto bueno o se convierta en el incordio que cierre una eventual solución.
La posibilidad de un corredor al norte de Arica ha sido la base de las tres negociaciones de la segunda mitad del siglo XX: 1950, 1975 y 1987, según Prudencio Lizón, quien recordó lo que dijo el diplomático chileno, Enrique Bernstein, en 1975, durante la negociación iniciada en Charaña: "el día que Bolivia ponga un pie en la costa del Pacífico, nunca saldrá de ella". Es por eso que Chile cuida mucho que cualquier acuerdo se limite a facilidades y no un acceso del que nunca más podrá retractarse, pues existen antecedentes que harían presión a favor de Bolivia.
La combinación final de negaciones y dilaciones al acceso marítimo soberano de Bolivia al Océano Pacífico remarcan la actitud de Chile desde que, mucho antes de 1879, se anexara territorios, costa, islas y mar cautivos de Bolivia en el Pacífico. Casi todos los gobiernos cayeron en la trampa chilena ¿le ocurre lo mismo al del Estado Plurinacional?
Al borde de los 34 días otorgados por Evo Morales al presidente chileno Sebastián Piñera para una respuesta a la centenaria demanda marítima de Bolivia, nada augura que el emplazamiento del mandatario boliviano pueda ser efectivo, lo mismo que 132 años de gestiones bolivianas por un acceso soberano al Pacífico, meta ahora constitucionalizada en la era del Estado plurinacional
La administración del presidente Morales, que prefirió desde el 2006 la bilateralidad con Chile para tratar el diferendo, se encuentra hoy, en cambio, en puertas de internacionalizar el conflicto (“judiciadizándolo”) mediante un juicio ante el Tribunal Internacional de La Haya.
La nueva Constitución boliviana abre la posibilidad de desconocer el Tratado de 1904 entre ambos países, emergente de la guerra desde 1879, que selló la mediterraneidad y clausuró la cualidad marítima sobre el océano Pacífico. El gobierno “denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución”, establece su artículo transitorio número nueve.
“Tenemos la obligación, respetar y aplicar la Constitución Política del Estado. Aquí no habrá como antes usaban el tema del mar como el abrazo de Charaña (1975) las dictaduras de Chile y Bolivia, eso se ha terminado”, declaró recientemente Morales
A uno y otro lado de la cordillera de los Andes se considera que el 2012 es el “año clave” para dilucidar, desde ambas perspectivas, el mayor anhelo histórico de los bolivianos y la vía chilena de facilitar el acceso pero seguir negando soberanía marítima sobre alguna parte de la inmensa costa y su vasto mar territorial, incluida la plataforma submarina, que Chile arrebató a Bolivia incluso desde antes de la guerra.
A mediados del 2012, vistas las tendencias geopolítico-diplomáticas, convergerán, por una parte, el posible fallo de La Corte Internacional de La Haya en el reciente diferendo marítimo entre Chile y Perú (por el mar territorial de Arica); y por otra, la realización de la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA), prevista en Cochabamba, dentro de escasos 13 meses.
“Chile tiene que hacer una propuesta concreta a Bolivia antes del fallo de La Haya en el caso Perú, y antes de que Bolivia tome la iniciativa (de un juicio)”, afirmó en febrero pasado el senador chileno y presidente del Movimiento Amplio Social (MAS, disidente de la izquierda chilena), Alejandro Navarro.
Pero en el palacio de La Moneda, en Santiago, y en Valparaíso, sede del Parlamento chileno, se estima que el presidente Morales, confrontadas sus dificultades internas (gasolinazo frustrado, pero de consecuencias agravadas), ya no es un “interlocutor válido” para zanjar la cuestión, lo que dilataría el requerimiento boliviano.
Carajazo histórico, ¿Y después?
Las palabras del senador Navarro suenan a preocupación en la élite política chilena sensible a este conflicto, resultado de la inveterada ambición decimonónica de la nación transandina –conservada por sus generaciones actuales, que no ceden un milímetro–, que al terminar la formación de los estados latinoamericanos en el siglo XIX, avanzó sobre territorio boliviano, al amparo del imperialismo de la época y la debilidad de los gobiernos altiplánicos, susceptibles al soborno.
Ya en 1866 Santiago había obtenido del presidente Melgarejo, también general del Ejército chileno, un tratado de límites que estableció la frontera en el paralelo 24, al sur de Antofagasta.
A la invasión, concretada el 14 de febrero de 1879, en la misma Antofagasta, siguió el mayor episodio, unitariamente nacional, recordado por las y los bolivianos, desde niños hasta viejos: la inmolación del 23 de marzo de ese mismo año, en un extremo del diminuto puente Topater sobre el río Loa, en las afueras del pueblo de Calama, cuando Eduardo Abaroa intimado a la rendición respondió: “…Que se rinda su abuela, carajo”.
Pese a la derrota y al hecho de que Abaroa pasara de simple combatiente a la dimensión de símbolo nacional, la interjección sigue tronando entre los bolivianos, cruzada en intensidad por el tiempo y las diferencias sociales, aunque, al influjo del actual proceso de cambio, el anhelo marítimo ha sido constitucionalizado en la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional:
El Artículo 267 asevera que “el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo, y establece que la solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano”.
No obstante las discrepancias sobre el contenido circunscrito del “territorio que le dé acceso al océano”, los articulados han elevado la aspiración, como nunca, a un nivel constitucional, lo mismo que la no cesión chilena esta asimismo legislada por un mandato de la misma naturaleza.
Ante el virtual fracaso de la bilateralidad y la agenda de 13 puntos, cuya validez todavía convence a muchos, y que tampoco logró un acuerdo sobre el pago de la deuda histórica de Chile por el uso de los manantiales del Silala por más de cien años, el canciller David Choquehuanca anunció a comienzos de enero que no descartaba que la demanda pueda ser trasladada a La Haya.
¿Retroceso?
La molestia que generó esas declaraciones en Santiago no fue comparable, sin embargo a la que tuvo el presidente Morales en La Paz cuando se supo que el presidente Piñera había desandado las gestiones de los últimos años con su antecesora, Michelle Bachelet.
De acuerdo a lo revelado por ex viceministro Hugo Fernández, las negociaciones avanzaron hasta la idea de 28 km sólo de costa (Chile se anexó de Bolivia 400 km en 1879, sin contar la costa de Tarapacá y lo usurpado antes), sobre un ex territorio peruano, lo mismo que la franja proyectada al norte de Arica, cuyo mar territorial, a su vez, está en disputa por la demanda peruana en La Haya, de ocupar un triángulo demar frente a Arica, que un día le perteneció pero que hoy está bajo soberanía chilena.
“Podría ser más de un enclave y por 99 años, pero todos sin soberanía” recordó una fuente allegada a la Cancillería. La soberanía que intenta Bolivia partiría el territorio de Chile o afectaría territorios ex peruanos
“Ahora se sabe que se estuvo conversando sobre un enclave sin soberanía, por 99 años, al sur de la quebrada de Camarones y el norte de Iquique, en una caleta deshabitada, que albergaría un muelle, una zona urbana y turística. No tendría conexión territorial ni proyección marítima”, dijo el ex canciller Gustavo Fernández
“Para que la idea tenga viabilidad será necesario, tal como figuraba en la Zona Económica Especial de Patillos, el 2002, que contemple la construcción de un puerto, la constitución de una flota de carga de minerales y una zona libre industrial”, recordó Fernández.
Hacia diciembre pasado, el presidente Morales esperaba que las gestiones que su Canciller le había asegurado estaban a punto de dar fruto con Piñera, dijeron fuentes diplomáticas, se tradujeran en una fórmula capaz de ser anunciada al pueblo boliviano tras la cumbre del Mercosur en Foz de Iguazu.
Pero Piñera habría decidido no tomar en cuenta los avances de su predecesora, incluida la posibilidad del enclave mutuo tanto en la costa pacífica como en la ribera selvática del río Paraguay (cesión boliviana), sustituyendo también el conjunto de la agenda de 13 puntos por una comisión de alto nivel, que comenzó a reunirse desde enero pasado.
Morales, al parecer exasperado por las dilaciones y los retrocesos, se refirió hace algunas semanas a la recuperación de Atacama (“en broma”, aclararon sus colaboradores). Pero, después, el 17 de febrero, fijo una fecha a Piñera para una respuesta concreta antes del 23 de marzo.
En ambas oportunidades la réplica chilena fue fría como las aguas del Pacífico sur: Piñera aseguró no en broma y sí “en serio” que su país no tiene problemas limítrofes con los bolivianos y que “Atacama fue y seguirá siendo chilena”. Luego, el canciller Alfredo Moreno aseguró que Chile trabaja por resultados y no por fechas”.
Para el 24 de febrero, cuando la dirigencia chilena analizó en reunión con su Presidente que Evo Morales atravesaba una crisis interna que lo desgastaba como “interlocutor válido” y lo conducía a exhibir el problema con Chile para, probablemente, distraer a la opinión pública boliviana, el distanciamiento alcanzó el mayor grado, aunque la tensión ha sido reducida en la semana previa al 23 de marzo, cuando se anuncia la conclusión del corredor bioceánico desde Brasil y una eventual visita del Piñera al Chapare, uno de los bastiones electorales de Morales.
Movimientos en paralelo
En tanto circulan encuestas sobre la renuencia popular a una cesión marítima a Bolivia, los legisladores chilenos proyectan una ley para incorporar en su Constitución la figura del plebiscito, cuando se trate de la eventual cesión de soberanía sobre el territorio de Chile.
El senador Alejandro Navarro observó que solamente hasta el 2012 podría negociarse el tema con Bolivia, por la vía diplomática. Vencido este plazo, según el legislador chileno, el gobierno de Morales está constitucionalmente obligado a llevar su demanda al Tribunal de La Haya.
El artículo transitorio noveno de la nueva CPE boliviana señala que los tratados internacionales anteriores a la Constitución y que no la contradigan se mantendrán en el ordenamiento jurídico interno, con rango de ley, estableciendo además que en cuatro años, “desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo éste denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución”, aprobada en diciembre del 2009.
“Se tendrá que innovar, sino ¿para qué existe el artículo transitorio constitucional (noveno)?”, le dijo el senador chileno a La Razón en enero pasado mientras el ex asesor de la Asamblea Constituyente Víctor Hugo Chávez, explicó a la red Erbol que la CPE otorga al país la posibilidad de demandar el 2013 a Chile ante la Corte Interamericana de La Haya.
Precisó que el 2007 se establecieron “candados legales” entre el artículo 267 y el artículo transitorio noveno, que señalan el derecho irrenunciable de salida soberana al mar y su planteamiento ante un tribunal internacional.
¿Quién le quita el sueño a Chile?
La recurrencia a La Haya se debate en Chile donde el analista José Rodríguez Elizondo, uno de los más influyentes en asuntos marítimos, alertó recientemente sobre los “derechos expectaticios” de Bolivia destacando "la judicialización de su aspiración marítima, a imagen y semejanza del Perú”, una vez que Bolivia ha solicitado a la Corte Internacional de Justicia tener acceso a la documentación reservada sobre el diferendo peruano-chileno.
“Mientras esto último es perfectamente legítimo, si no hay objeción de las partes, la supuesta opción boliviana de llevar su aspiración a ese mismo tribunal adolecería de un absoluto desconocimiento de las normas que regulan ese órgano judicial”, respondió sin embargo Jaime Lagos Erazo, un diplomático de la era pinochetista.
“En efecto, éste sólo tiene competencia para conocer causas −a menos que se haya aceptado su jurisdicción obligatoria respecto de futuras controversias− que las partes le sometan por medio de un compromiso o que haya un tratado vigente entre ellas, que les exija someter dicho asunto a su jurisdicción obligatoria”.
Lagos Erazo se refirió al hecho de que Bolivia no ha firmado el Pacto de Bogotá, de 1948, sobre solución pacífica de controversias, mientras que otros analistas señalan que Chile debe aún decidir si acepta que el tema sea planteado ante La Haya, lo que podría tardar años.
Dos abogados santiaguinos, Ricardo Vásquez y Sebastián Sánchez, discreparon de esa aseveración, dado que es posible que Bolivia abandone la reserva hecha al Artículo VI de dicho Pacto y de esta forma solicite a la Corte Internacional la resolución del asunto.
Sorpresa: Perú en la encrucijada
Sin embargo, una reciente decisión del presidente ecuatoriano Rafael Correa ha puesto en ascuas a Perú y despertó alto interés en Chile, con repercusiones en Bolivia.
Correa presentó, el pasado miércoles 9 de marzo, oficialmente, ante las Naciones Unidas, la carta náutica de Ecuador, que fija los límites marítimos con Perú basándose en los Tratados de 1952 y 1954: "No quiere decir eso que estemos interviniendo en el conflicto o el litigio entre Perú y Chile", aclaró a la prensa el vicecanciller, Kintto Lucas, pero la decisión dio paso a debate en Lima y Santiago, por el diferendo que ambos tienen en la La Haya.
Rodríguez Elizondo, afirmó que la carta de Ecuador tiene una “fuerte injerencia” y es un respaldo para la postura chilena en la Corte Internacional.
“Absolutamente tiene injerencia, por la sencilla razón que Ecuador forma parte de los sistema de los tratados de 1952 y 1954 y la carta náutica establece la línea fronteriza de Ecuador con Perú sobre la base de esos instrumentos. Por lo tanto, la confusión es lógica, si Perú no objeta la posición de Ecuador que está basada en los mismos instrumentos, se contradice gravemente al impugnar la línea fronteriza con Chile”, explicó.
Para Rodríguez Elizondo, la carta náutica de Ecuador provocó un “jaque mate bilateral”, puesto que la diplomacia peruana entraría en conflicto si acepta o rechaza el documento fronterizo ecuatoriano, ya publicado como decreto.
“Si Perú le dijera a Ecuador: ‘no me gusta la frontera que usted trazó’, no le quedaría otra solución a Ecuador que hacer causa común con Chile, ya sea como co-demandado o mandar los papeles por cuenta propia a La Haya”.
“Ahora, si el Perú por el contrario dijera ‘sí, estoy de acuerdo con la frontera que plantea Ecuador’, quiere decir que está de acuerdo con que los Tratados del 52’ y 54’ constituyen fuente para esa frontera con ese país. Entonces no habría ninguna razón para decir que con Chile no son frontera”, dijo el analista chileno.
Más que bilateral
Tres meses antes, en diciembre, Rodríguez Elizondo remarcaba tres ambigüedades de la relación con Bolivia: “La mayor de Chile: seguir sosteniendo que la aspiración marítima de Bolivia es un tema bilateral. La mayor del Perú: seguir afirmando que nunca ha sido obstáculo para dicha aspiración”.
“La verdad, sin eufemismos, es que Chile y Perú se pusieron de acuerdo, en 1929, para excluir a Bolivia del debate y del acceso soberano al océano por nuestro extremo norte. Lo notable es que, saltando sobre esas opacidades, Evo Morales hoy tiene agendas con ambos países, que suman 33 puntos, que lo incluyen de facto en el debate y que contemplan el tema marítimo”, dijo el experto.
“Hoy Alan García luce dispuesto a admitir un corredor soberano para Bolivia, por Arica, y en Chile muchos admiten que hoy sería posible un Charaña 2 (el 1 fue entre Pinochet y Banzer, en 1975). Por cierto, si cuajara un gran acuerdo trilateral, habría que revisar qué destino tiene la demanda marítima del Perú”
Rodríguez Elizondo identificó asimismo tres factores para reflotar la cesión del corredor por Arica: “se descubrió el perfil temerario de la demanda marítima, ése que Alejandro Toledo no percibió y que supone cierto aislamiento geopolítico para Perú, con Chile, Ecuador y Bolivia antagónicos y Hugo Chávez ‘al aguaite’. Segundo, surgió el duro enfrentamiento Alan-Evo, con insultadera incluida. Aquí, García olvidó los códigos andinos −blanco que insulta a indio lo humilla, indio que insulta a blanco defiende su dignidad−, descuidó su propio sector autóctono y corrió el riesgo de perder una pieza geopolítica fundamental en su tablero tradicional. Tercero: hoy hay Presidentes elegidos en los tres países, aunque no se sepa bien qué cosa sustantiva puede significar, en temas que comprometen la soberanía”.
Respuesta pendiente
“Una sensación de alivio recorrió el miércoles pasado los pasillos de la Cancillería, tras conocerse las declaraciones del vocero Iván Canelas, y del vicepresidente García Linera. Ambos aseguraron que se mantendría el tono de cordialidad y amistad hacia Chile en el discurso que pronunciará el mandatario el 23 de marzo, con motivo de la celebración del Día del Mar en La Paz”, reportó La Tercera, el último domingo.
“El jueves, el embajador chileno Pedro Suckel, se reunió con la cancillería boliviana para reprogramar para la primera quincena de abril la postergada inauguración del corredor bioceánico, ocasión en la que Bolivia reiteró la invitación a Piñera para visitar el Chapare junto a Evo Morales”, agregó el diario chileno.
No obstante las expectativas chilenas, en Bolivia se recuerda que su Presidente patea el tablero cuando lo cree necesario y es probable que en el tradicional mensaje de los mandatarios bolivianos al pie del monumento a Abaroa, ante militares y civiles, y sobre todo escolares, dé al menos una sorpresa.
Por lo pronto, el vicepresidente Alvaro García sostiene que Bolivia se “ha enmarcado en la agenda” de establecer relaciones diplomáticas sólidas para luego exigir una respuesta por parte de Chile. "El Gobierno mantiene una estrategia de largo aliento, enmarcada en crear relaciones de confianza, y el día de hoy el de esperar una respuesta concreta de parte del Gobierno de Chile" señaló el segundo mandatario boliviano.
EL SILALA, A CIEN AÑOS DE ABANDONO
Transcurrió más tiempo, pero la cifra es emblemática: “Cien años de soledad”, “Un siglo de ausencia”, “Cien años no hay pueblo que resista”…
Por explotar tanto tiempo como si fuera suyo, Chile se siente dueño. Y la verdad está en el terreno; la construcción artificial del canal hasta un ciego puede ver. Y no obstante, así como suelen decir que Bolivia nunca tuvo mar; ahora se afirma que el Silala es un río internacional. “Por la razón o la fuerza”, dice el atroz lema chileno. ¡Con Bolivia nunca tuvo razón!
Hay una causa subyacente que no se expresa pero se entiende en ese penoso asunto. Bolivia o cualquier otro país actuaría de distinta forma si estuviera en condiciones de hacerlo. Chile se apoderó arbitraria y abusivamente de una riqueza natural hace más de un siglo. El Estado boliviano no ha sido capaz de hacer valer su derecho propietario.
Ante la incuestionable evidencia de que las aguas corren al otro lado de la frontera por un canal hecho de cal y canto, ¿qué haría un país con igual o superior potencia militar que el usurpador? Tomaría sin duda una decisión práctica: Repondría de hecho el curso natural del manantial. Eso es ejercer soberanía. Es lo que haría también un dueño de casa al descubrir que su vecino se había estado apropiando subrepticiamente de algo que no le corresponde.
Pero Bolivia no puede hacer eso. No por temor a las consecuencias ni porque es pacifista, sino simplemente porque no puede; no está en condiciones económicas, institucionales ni militares para tomar esa clase de decisión. De esta patente debilidad arranca una serie de consecuencias funestas para el país. Lo último en ese orden es precisamente el Silala.
A la debilidad e impotencia se sumó la dejadez y el abandono. Quetena en la frontera sigue siendo tierra de nadie.
En 1960, cuando ya era innecesaria la provisión de agua, la empresa adjudicataria – The Bolivian Railway - en lugar de devolver al país dueño el recurso eventualmente concedido, entregó más bien al Estado chileno. Bolivia, la nación propietaria, en lugar de hacer el escándalo del siglo, con su silencio apoyó ese nuevo despojo. A los prefectos potosinos y a los gobiernos nacionales la historia los sentará en la silla del acusado culposo. ¡Bien merecido lo tendrán!
Cuando el canciller Choquehuanca razona que otros cien años pasarán reclamando inútilmente esas aguas, está claro que se reconoce que no hay otra solución que ceder a las presiones del usurpador. Corrobora esta posición el propio Presidente. “El decir “no” es perder”, dijo. ¿Y el decir “si”, es ganar? ¿Qué ganamos? ¿Cuál es la política con el Silala? El preacuerdo de 2009- de consumarse- habría sido una traición a Bolivia. Chile debe empezar a pagar por la totalidad de las aguas sin renunciar a la deuda histórica acumulada.
¡Cien años y no podemos aprender las lecciones de la historia!
Mientras nosotros bailamos y peleamos todo el año, igual que ahora, Chile no deja de combatirnos. El aceptar la inclusión del Silala en la agenda distraccionista, significó reconocer que ese tema es cuestionable. Y no lo es. Deberían estar de eso informados los chilenófilos gobernantes de hoy.
El Presidente Evo Morales en exclusiva para "El Mercurio"
"EL TEMA DE LA SOBERANÍA NO NOS DISTANCIA, SINO QUE NOS PONE UN FRENO, COMO UN BLOQUEO"
El Mercurio de Chile (www.emol.com.cl)
El Presidente Evo Morales se levantó el domingo a trabajar como cualquier otro día. En la residencia presidencial de San Jorge, a las seis de la mañana, ya estaba al teléfono llamando a sus ministros. En ese lugar, casi antes de que amaneciera, recibió a "El Mercurio" para hablar del estado de las relaciones entre ambos países y de las aspiraciones marítimas bolivianas, sólo tres días antes del Día del Mar, que se celebra cada 23 de marzo en la plaza Abaroa, de La Paz.
-¿Cuál diría que es el estado de las relaciones entre Chile y Bolivia?
-Muy buenas. Fue histórico, a partir de la visita del Presidente Lagos, que después de tantos años -después de la Guerra (del Pacífico), yo diría- un Presidente visitara la transmisión del mando en Bolivia, en 2006. Pero para la visita tuvimos que hablar con algunos dirigentes sindicales para evitar protestas. En esos tiempos, en Chile también había algunos grupos que decían 'Evo Morales no puede pisar Chile'. No ha sido sencillo, pues, retomar las relaciones. Y cuando en reciprocidad se nos invita a la posesión de la compañera Bachelet, y fuimos a Chile, me llevé la impresión de que un coliseo gritaba "mar para Bolivia". Eso casi me hace llorar. Yo llegué a esa concentración temeroso y asustado. Cuando escuché eso, dije vamos a empezar a construir buenas relaciones con Chile. Así empieza. Ahora, las buenas relaciones siguen con el Presidente de Chile.
-Usted ha dado a entender que en el gobierno de Piñera se han tenido tantos o más avances que con la Presidenta Bachelet. ¿A qué se refiere?
-Primero, después de algunas reuniones bilaterales, aprovechando cumbres como la realizada en Brasil. La comisión de trabajo permanente entre las cancillerías en la solución de problemas conjuntamente. En temas de comercio, narcotráfico, y por supuesto, en el tema del mar, que está en la agenda de los 13 puntos. Y siento que hay mucho interés de parte del Presidente de Chile y de su Cancillería de mantener reuniones permanentes.
-El Presidente Piñera ha señalado que está por buscar soluciones en el tema marítimo, pero ha dejado muy en claro que esto no incluiría de ninguna manera la cesión de soberanía.
-Primero, hay que valorar que a partir de Lagos, Bachelet, y ahora con Sebastián Piñera, ya está en debate. Está en agenda. Antes no estaba en la agenda. Creo que es un avance muy importante. Tal vez el tema de la soberanía en este momento no nos distancia sino que nos pone un freno, como un bloqueo, por decir. Entiendo perfectamente la situación del Presidente Piñera. Tal vez el Presidente quisiera, pero está el sentimiento del pueblo chileno. Yo también quisiera avanzar, pero también hay un sentimiento del pueblo boliviano en el tema de la soberanía.
-Pero Piñera dejó en claro que no habrá cesión de soberanía.
-Ésa es una posición de Chile a la cabeza de su Presidente, que respeto y saludo. Pero también hay un sentimiento del pueblo boliviano, que es 'con soberanía'. Entonces, digo que el término soberanía nos bloquea.
-¿Usted cree que es posible dar una solución sin que implique ceder soberanía?
-La comisión debe ser para eso: para analizar y buscar caminos que permitan resolver con propuestas. Para que no haya derrotados ni ganadores. Sino que ambos nos beneficiemos.
-Usted señaló que ojalá hubiera una propuesta concreta de Chile en torno al tema marítimo antes del 23 de marzo, Día del Mar en Bolivia.
-Con una propuesta se puede debatir. Hay propuestas verbales de antes y hoy, ciertos comentarios y visitas, pero con una propuesta formal nos permite discutir. Como cuando uno tiene un proyecto de ley. Así es más sencillo eliminar algún artículo o aumentar otro. Ése es el deseo. No se trataba de que nos resuelvan el problema antes del 23 de marzo. Un problema de tantos años no lo podemos resolver en tan corto tiempo.
-¿Y no cree que los políticos chilenos pueden haber sentido que era una presión indebida?
-Yo pediría que esos temas no se tomen del punto de vista partidario, sino con responsabilidad. Generalmente antes, como desde el abrazo de Charaña, estos temas han sido manejados con fines de carácter político. Después de crear la confianza, que es la primera etapa, lo segundo son los 13 puntos, donde por primera vez entra el tema del mar textualmente. Después, como tercera etapa, una propuesta. Son pasos importantes, pasos históricos.
-¿Cuál sería para usted la solución ideal?
-¿Ideal o real? Lo ideal sería que todo lo que era de Bolivia vuelva. Pero seamos realistas, eso no es posible.
-¿Y la solución más real?
-La solución real está en debate... Piense que cuando un niño boliviano vuelve al mar, llora. Recuerdo a un dirigente sindical. Estábamos de paso por Lima hacia Europa. Fuimos a Callao a ver el mar. De pronto vi a un compañero botando lágrimas. Le dije qué te pasa. Y me dijo "Evo, ¿no te das cuenta? Nosotros teníamos semejante mar y ahora no tenemos". Ahí se revela un sentimiento. Y ¿cómo resolver ese sentimiento del pueblo?
"Creo más en el diálogo que en cualquier confrontación"
-En la Constitución boliviana se aprobó en 2009 el derecho "imprescriptible e irrenunciable" del acceso soberano al mar. ¿Cómo se va a manifestar en términos reales esa reivindicación territorial? ¿Puede aumentar las tensiones con Chile?
-Yo siento que no va a perjudicar. Por eso hay que asumirlo con responsabilidad. Así como por Constitución, Chile puede estar muy blindado a no ceder mar con soberanía para los bolivianos. Entonces, sea en la Constitución boliviana o chilena, hay que resolver con mucha responsabilidad el tema de la soberanía. Los presidentes tenemos la obligación de cumplir con ese mandato. En Bolivia, por primera vez una Constitución se aprueba con el voto del pueblo. Y veremos oportunamente cuáles son los mecanismos legales de carácter nacional o de carácter internacional. Pero eso nunca debe permitir una pérdida en las relaciones de ambos países. Creo más en el diálogo que en cualquier confrontación. La violencia no crea soluciones.
-En la Constitución, también, se plantea que a partir de 2012 se denunciarán "tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución". ¿Qué sucede con tratados como el de 1904, que están plenamente válidos y vigentes, como se señala en Chile?
-No quiero hacer interpretaciones y prefiero cuidar las relaciones con Chile. Sería muy apresurado y confío en estas relaciones que tenemos. Por encima de cualquier tema legal, está lo político. Para mí, lo técnico, lo jurídico, se acomoda a lo político. Hay que tomar decisiones políticas. Por interpretaciones de las constituciones y los tratados, seguramente vamos a tener problemas. Y en este tiempo no estamos para buscar enfrentamientos, sino soluciones pacíficas.
-Pero en Chile se plantea que el respeto a tratados como el de 1904 ha permitido mantener la paz entre ambas naciones. ¿Cree que existe el riesgo de que Bolivia considere que no son válidos?
-Cada uno puede hacer interpretaciones de los tratados. Como ha habido tratados incluso antes de la Guerra del Pacífico, y esas interpretaciones nos pueden llevar a confrontaciones. Por eso yo priorizaría, al margen de los tratados, una decisión política entre dos países. El próximo paso, tal vez, podría ser que pasemos a los tratados y las interpretaciones, y que organismos internacionales hagan sus interpretaciones, y no queremos llegar a eso.
-Se ha hablado de la posibilidad de que Bolivia judicialice la demanda marítima, como Perú envió una demanda ante La Haya.
-No creo mucho en eso. Creo en la confianza de las relaciones a partir de Lagos.
"No soy experto constitucionalista ni en demandas internacionales. En eso no creo tanto"
-En algún momento, el canciller Choquehuanca señaló que se estudiaba la posibilidad de llegar a tribunales como La Haya.
-Cualquiera sea el interés que tenga algún funcionario, yo quiero reiterar que esto depende de una decisión política, y eso les cabe a los presidentes. Y cuando juntos ambos nos beneficiemos, los pueblos nos van a entender. Yo no soy experto legalista ni constitucionalista, ni en demandas internacionales. En eso no creo tanto.
-Entonces, ¿descarta recurrir a La Haya?
-Yo creo más en la sinceridad, en la confianza y en los resultados que beneficien a los pueblos.
-¿Qué caminos de acercamientos ve en el futuro?
-Yo estoy esperando que las cancillerías definan cuándo nos podemos reunir con el Presidente de Chile, a quien le tengo gran respeto y admiración. Me ha dado un trato especial muy respetuoso y sincero. Pero el tema de las relaciones no se puede resolver tan pronto. Es un proceso.
-¿Cree que es posible un encuentro pronto con el Presidente Piñera?
-Estoy esperando eso. La última reunión de cancilleres buscará lo antes posible un encuentro entre presidentes.
-¿Ha tenido diálogos recientes con el Presidente Piñera?
-Por algunos temas nos comunicamos telefónicamente...
-¿Ve diferencias claras entre el gobierno de Piñera y el de Bachelet en la relación con Bolivia?
-En el tema del mar, no. Esas son políticas de Estado. Y siento que ambos tenían mucho interés en resolver el tema. Un ministro de Lagos, el día en que asumió la Presidenta Bachelet, en 2006, me decía "si Lagos se quedaba un año más, resolvía el tema del mar". Eso me sorprendió. Ahora no vemos en Bolivia arrastrar banderas de Chile, y en Chile ya no se dice "Evo, persona no deseable".
-A su juicio, ¿en el gobierno de Bachelet había más chance de lograr una salida al mar?
-Juzgar eso no está bien para Bolivia ni para Chile. No tengo por qué juzgar eso. Yo no quiero dividir a Chile. Quiero la unidad del pueblo de Chile y la unidad del pueblo boliviano.
-Se habló recientemente de que durante el gobierno de Bachelet hubo la posibilidad de un corredor sin soberanía y que hubo un acta que alcanzó a estar escrita y nunca se firmó.
-No ha habido nada. Que yo sepa, no. Nos hemos reunido muchas veces con la Presidenta como tenemos reuniones con el Presidente Piñera...
-Pero se ha dicho que había una propuesta de un corredor al sur de la quebrada de Camarones y al norte de Iquique.
-No ha habido nada. Pero no quiero entrar en profundidad para evitar conflictos. Había propuestas verbales mediante Cancillería, había sugerencias para debate...
-¿No hubo un documento?
-No, para nada.
-El canciller Moreno dijo que propuestas que dividan el territorio del país no le parecen beneficiosas.
-Yo mismo haría eso. Me pongo en el caso del compañero Piñera. ¿Cómo querría un corredor que va a dividir a mi país? El debate está abierto para buscar soluciones.
-¿Va a hacer un pronunciamiento especial para la celebración del Día del Mar?
-Esta tarde (domingo) estaba prevista mi reunión con el equipo de trabajo. Voy a consultar a mi equipo, pero mi discurso siempre será para seguir profundizando la confianza.
''No solamente debemos concentrar nuestro diálogo y nuestra amistad en el tema del mar".
''Me pongo en el caso del compañero Piñera. ¿Cómo querría un corredor que va a dividir a mi país? El debate está abierto para buscar soluciones".
'' Al Presidente de Chile le tengo gran respeto y admiración. Me ha dado un trato especial muy sincero".
''La comisión permanente debe ser para eso: para analizar y buscar caminos que permitan resolver con propuestas. Para que no haya derrotados ni ganadores".
ALTAS EXPECTATIVAS EN BOLIVIA POR CONMEMORACIÓN DEL DÍA DEL MAR
La Nación de Chile (www.lanacion.cl)
A las 10:30 horas de hoy en La Paz (una hora más en Chile), el Presidente de Bolivia, Evo Morales, dará inicio al acto central con que cada año su nación conmemora el Día del Mar, en recuerdo de la batalla de Topáter de la Guerra del Pacífico, que selló la mediterraneidad del país altiplánico.
La jornada se ha transformado en una ocasión para que Bolivia reitere su anhelo irrenunciable de recuperar una salida soberana al océano Pacífico y se interpela a Chile a avanzar y entregar una solución a la centenaria aspiración paceña.
Este año no será la excepción. Aunque Morales ha señalado que no hará un uso político del tema, asegurando que más que palabras “hay que mostrar resultados”, se prevé que el Jefe de Estado boliviano exhorte a Chile tal como lo hizo en febrero, cuando definió que el Día del Mar sería una buena instancia para que Santiago entregara una propuesta concreta.
Es que -además de problemas internos y de popularidad-, está la Constitución aprobada en 2009 y que establece como un objetivo permanente e irrenunciable el retorno soberano al mar y 2013 como plazo para “denunciar” o “renegociar” los tratados internacionales que sean contrarios al texto constitucional.
De ahí que el Jefe de Estado boliviano haya señalado que respetará y aplicará lo que dice la Constitución. Así, Morales debe abordar el asunto en su discurso de hoy, pues a nivel interno existen amplias expectativas.
El senador del Movimiento Al Socialismo (MAS) Fidel Surco dijo ayer “esperamos novedades y buenas noticias desde La Moneda en Santiago y que el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, dé un mensaje que encamine una solución al tema marítimo”.
El senador de la opositora Convergencia Nacional (CN) Bernard Gutiérrez, indicó que solicitará al canciller David Choquehuanca que explique en el Senado cuál es la posición de Bolivia respecto de los márgenes de negociación y criterios en el diálogo bilateral con Chile.
Adicionalmente, el ex canciller boliviano Javier Murillo planteó la necesidad de que Bolivia cambie la estrategia que ha seguido en el tema marítimo.
“Lo que tiene que hacer nuestra Cancillería en la comisión de alto nivel, creada el 17 de enero, es entregar un planteamiento formal como se hizo en 1975 que sea la base de las negociaciones”, dijo.
En esa ocasión, Bolivia planteó a Chile recuperar su acceso al mar mediante una franja soberana al norte de Arica.
De lo contrario, señaló el ex jefe de la diplomacia boliviana, significará “la pérdida de esta nueva oportunidad que puede ser muy auspiciosa, para alcanzar nuestra meta”.
El tema está siendo analizado en el marco de la agenda de 13 puntos que La Moneda y Palacio Quemado agendaron en 2006 y que fue ratificada el año pasado cuando el Presidente Sebastián Piñera asumió el poder.
Ambos gobiernos se han esforzado por mantener una relación fluida, tanto así que fijaron la creación de una comisión de alto nivel, encabezada por los cancilleres de ambas naciones.
De ahí que la fecha límite puesta por Morales generara aprensiones en Santiago, pues se considera que –de alguna forma- tensionó innecesariamente los vínculos bilaterales.
Chile ha definido que cualquier acuerdo no implicará la cesión de soberanía y debería incluir algún tipo de cooperación.
Con todo, resulta complejo que Chile ceda territorios, pues hacerlo en las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá implicaría que el acuerdo debería ser visado por Perú, ya que dicho territorios pertenecieron a ese país durante el siglo XIX.
Adicionalmente, el Presidente Piñera ha señalado que cualquier acuerdo no puede dividir al país, tal como sucedería si se planteara una solución que no sea en el límite norte del país.
En este contexto, la jornada de hoy comenzará a partir de las 07:30 horas con la entrega de ofrendas florales a los pies del monumento a Eduardo Abaroa, lugar donde luego el Presidente Morales emitirá su mensaje al país, para luego proseguir con el desfile cívico - militar.
En paralelo, el Pacto de Unidad, que reúne a varios movimientos sociales, prepara una cumbre con participación del gobierno, la Asamblea Legislativa Plurinacional y otros sectores para analizar los avances en la demanda marítima.
Así lo señalaron los dirigentes Julián Jala, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), y Guzmán Aliaga, secretario general de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales (ex colonizadores) de Bolivia (CSCIB).
A juicio de Jala, Chile siempre nos “pone trabas para que el proceso de negociaciones sobre el mar no avance. Para la CSUTCB, es necesario hacer una cumbre entre organizaciones sociales, Gobierno, Asamblea Legislativa y otros para pronunciarnos”.
“Han pasado muchos años del tema marítimo, no sólo con el actual gobierno, y es muy lamentable para el pueblo boliviano y la CSUTCB que no haya resultados concretos”, dijo el dirigente campesino.
Aliaga, en tanto, explicó que el objetivo central de la cita será fijar una posición política del país acerca de la centenaria demanda.
PIDEN QUE BOLIVIA CAMBIE DE ESTRATEGIA ANTE CHILE POR SALIDA AL MAR
Andina de Perú (www.andina.com.pe)
El ex canciller boliviano, Javier Murillo, pidió hoy al gobierno de Evo Morales que cambie de estrategia en la negociación con Chile para obtener una salida al mar que el país andino perdió hace 132 años.
"Nuestra cancillería tiene que hacer un planteamiento formal en la comisión de alto nivel como se hizo en 1975 que sea la base de las negociaciones (con Chile)", precisó el ex canciller.
Bolivia había planteado en 1975 a Chile la cesión de una franja soberana al norte de Arica, paralelo a la frontera con Perú.
"A mi juicio lo que hay que hacer, de una vez por todas, es fijar los términos de una negociación formal y concreta para no dilatar y generar expectativas falsas", publica hoy citado por el diario estatal "Cambio".
Murillo, sin embargo, destacó el acercamiento de los gobiernos y pueblos de Chile y Bolivia desde 2006 a la fecha, aspecto que permitió elaborar una agenda común de 13 puntos donde figura la demanda marítima de Bolivia.
El presidente Morales hará un repaso el miércoles del nivel de las actuales negociaciones de Bolivia y Chile.
Bolivia pide a Chile la salida al océano Pacífico que perdió en una guerra del siglo XIX. Por la falta de un acuerdo entre ambos países no existen relaciones diplomáticas a nivel de embajadores desde 1962, salvo un paréntesis entre 1975 y 1978.
Chile y Bolivia ahora sólo tienen cónsules en La Paz y Santiago. El gobierno boliviano designó el 2 de marzo del año pasado al ex ministro de Defensa Walker San Miguel como cónsul en Chile en reemplazo del general Freddy Bersatti, mientras que Chile designó el 17 de marzo a Jorge Canelas Ugalde.
Una franja entre la frontera sur de Perú y la ciudad chilena de Arica ha sido una de las aéreas barajadas como posibles desde 1975 por diferentes gobiernos de Bolivia y Chile, pero sin conseguir un acuerdo definitivo.
Pero una salida al mar para Bolivia no sólo pasa por acuerdos entre Bolivia y Chile, sino que requeriría el visto bueno de Perú, porque un tratado internacional en vigor desde 1929 establece que Chile no podrá negociar ni ceder territorios que pertenecieron al Perú hasta 1879 a un tercer país.
La comisión binacional de alto nivel de Bolivia y Chile que se conformó en enero pasado analizó el estado de avance de los 13 puntos, especialmente el tema marítimo, recursos hídricos, ferrocarril Arica-La Paz, y los temas jurídicos y de desarrollo económico.
También la comisión presidida por los cancilleres David Choquehuanca y Alfredo Moreno acordó preparar un futuro encuentro de los mandatarios Evo Morales y Sebastián Piñera para revisar la negociación sobre demanda marítima y consolidar la complementariedad económica de ambos países.